El Monte Ucieda es uno de los enclaves naturales más importantes de la región. Caminando por sus senderos puedes distinguir diferentes tipos de árboles: roble, haya, castaño, avellano y acebo. No todos son iguales. 

Desde hace varios días, hemos estado esperando la excursión al Monte Ucieda. En el folleto nos explicaban que hacíamos la salida para pasar un día en contacto con la naturaleza.

Nos presentamos con nuestros padres a la entrada del colegio. A las 9:30 nos despedimos de ellos y montamos en el autobús.
Durante el viaje de ida, los niños cantaban, charlaban o miraban el paisaje. A veces, el profesor Juan Carlos nos informaba por megafonía de los tipos de árboles que teníamos a los lados del autobús. 

Cuando llegamos, nos ordenamos por orden de lista, y el grupo A se puso delante y el B detrás. Empezamos la marcha por un sendero y nos mostraron cuatro tipos de arboles: el roble, el haya, el castaño y el avellano. Seguimos por esa ruta hasta una bifurcación de caminos. Juan Carlos nos dijo que ese lugar se llamaba la casa quemada porque, al lado de uno de los caminos, había una casa que se quemó en su día, pero que hacía poco la habían restaurado.

También nos explicó que si íbamos por una de las sendas, podríamos regresar por la otra. Más adelante, nos enseñaron un acebo, que es especie protegida, porque estuvo en peligro de extinción, debido a las talas abundantes que se hacen para adornar las casas en Navidades. 

Después de haber caminado un buen rato, llegamos a un sitio adecuado para comer. Me senté con dos de mis compañeros y dimos buena cuenta de nuestra comida.

Más tarde, reemprendimos la marcha. Anduvimos un trecho, y yo estuve conversando con mi amigo Álvaro Moratal sobre la prohibición de la tala de los acebos. Pasado un rato, llegamos a una especie de cuneta, al lad o del sendero, y allí nos hicieron unas fotos: primero se la hicieron al grupo B, después al grupo A y, por último, a todos juntos.

Inmediatamente después, nos avisaron de que había un ciervo. Cuando tuve preparados los prismáticos, enfoqué para mirarlos, pero no pude verlos: ya se habían marchado. Lo último que nos enseñaron fueron los helechos, un poco antes de llegar a la bifurcación.
Mientras regresábamos al colegio, cantábamos alguna canción. Estuvimos de vuelta a las 16:30 horas.

Me ha gustado mucho esta excursión, porque he aprendido a distinguir varios tipos de árboles: roble, haya, castaño, avellano y acebo.

 

Trabajo original