Anillos para una dama se publicó en 1973 y se estrenó ese mismo año en el Teatro Eslava de Madrid. El amor como conflicto entre la libertad individual y las responsabilidades sociales es uno de los temas preferidos del más exitoso Antonio Gala. En esta obra es Jimena, viuda del Cid, quien se debate entre su amor por el indeciso Minaya Ávar Háñez y su compromiso histórico con la memoria de su esposo y los intereses políticos de los reinos cristianos. Estos dos anillos -el de esposa y el de viuda – son los grilletes que el amor ha de vencer.

Título: ‘Anillos para una dama’
Autor: Antonio Gala
Género: Teatro

Jimena, viuda del Cid desde hace dos años, se encuentra en la ciudad de Valencia sitiada por el rey moro Mazdalí; la primera parte de la obra teatral, transcurre en la iglesia de Santa María de Valencia, donde el obispo Jerónimo realiza una misa de difuntos por el Cid y el cámara de Jimena en el Alcázar valenciano; en el Alcázar, se lamenta Jimena de lo sola que está y la acompaña Constanza, su dama de compañía desde pequeña.
Confiesa al rey Alfonso que está enamorada de Minaya, capitán del Cid y su hija María se escandaliza; Minaya la dice a solas que él también la quiere, que es su enamorado en silencio desde que la vio con catorce años, pero Jimena le recrimina diciéndole que es un cobarde por no enfrentarse al mundo.
El rey la dice que se pensara lo que le ha dicho (tenía que contar con su permiso, es su sobrina), pero que un matrimonio de estado, político o concertado podría ser ventajoso, pero que por amor sólo traería disgustos; Jimena dice que ella no está en venta (como cuando le concertaron el matrimonio con el Cid) y que sólo, se casará enamorada y con Minaya.

La segunda parte transcurre también en la cámara de Jimena y ésta recuerda con angustia la muerte de su hijo Diego por salvar al rey Alfonso en una batalla, y que la patria devora a su hijos; llega el rey y la dice que tenga a Minaya como amante, pero que la viuda del Cid tiene que seguir siendo viuda; Minaya no se atreve a replicar esa orden y Jimena, obligada por las circunstancias, se ve forzada, por un lado a abandonar Valencia, ya que el rey Alfonso no ha traído tropas para defenderla, y por otro a renunciar a su amor.

Termina la obra imaginando que Jimena es acompañada por 100 soldados del Cid hasta el monasterio de Cardeña, con el ataúd del héroe, para pasar allí el resto de su vida recluida

Trabajo original