Los besos y los abrazos nos ayudan habitualmente a acortar distancias pero, ahora mismo con las mascarillas y las distancias de seguridad, los hemos olvidado. En esta «nueva normalidad» que nos ha tocado vivir, la escuela se ha convertido en uno de los lugares que más cambios ha sufrido: hemos puesto en pausa aquella idea de compartir y trabajar con el compañero de al lado codo con codo, de realizar trabajo cooperativo, para pasar a un aprendizaje mayoritariamente individualista y personal que exige 1,5m de distancia.
En el colegio Julio Blanco intentan romper esta barrera creada por el Covid y mantener su lema fundacional: “Siempre unidos”. Se trata de un centro en el que en tiempos en los que no existía este maldito virus, podías ver cómo a la vuelta del patio los alumnos más mayores se paraban a dar besos y abrazos a sus compañeros más pequeños, así como momentos en los que alumnos que formaban parte de diferentes etapas educativas, rompían sus clases para hacer proyectos educativos que nos unían en un mismo fin. No podemos olvidar esos días de campamento en el que se forjaban verdaderas amistades, o que en estas fechas las familias y personal del centro ya estarían organizando el festival de Navidad y confeccionando el disfraz para el Carnaval de Santander…
Sin embargo, ya lo dijo Darwin: “No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente. Es la que más se adapta al cambio”. Y qué cambio. No está siendo fácil mantener esta esencia que caracteriza al colegio. No obstante, a través de pequeñas (o grandes, según se mire) actividades, todo el centro intenta mantener vivo este lema de “unidad” y de seguir comportándose como una pequeña gran familia. Comenzaron durante el mismo confinamiento, en el que incluso encerrado cada uno en su casa, se logró crear el Julio Blanco Challenge, una gymkhana online durante la Semana Santa, además de un sinfín de programas de entrevistas y entretenimiento en su canal de Youtube.
Ahora, en este curso siguen trabajando en la misma línea. En septiembre, el profesorado marcó un objetivo principal: “arreglar corazones”. Esta situación excepcional también la sufren los niños y niñas, que muchas veces pueden no entender lo que está ocurriendo y se sienten perdidos, sin rumbo. Para ello, en el Julio Blanco, creen de vital importancia trabajar e implicar al alumnado en actividades donde se favorezca la interacción con otros compañeros, aunque sea de manera online, para poder cumplir con los ya famosos protocolos. Como ejemplo, se han sumado al igual que otros colectivos, al famoso baile de “Jerusalema”, un baile fruto de la unión internivelar del alumnado del centro junto con el profesorado y personal no docente. El principal objetivo era romper esta barrera creada por la pandemia que vivimos y que siguieran sintiendo que, aunque físicamente no pueden estar juntos, siguen unidos.
Otra actividad que también se está llevando a cabo son los retos matemáticos. Los alumnos de 4º ESO proponen retos de esta materia a los alumnos de primaria, principalmente al tercer ciclo. Buscan un reto adecuado a los conocimientos que tienen en esta etapa, bajo la orientación del profesor de la materia de Primaria y de Secundaria, fomentando así el aprendizaje de metodologías activas de trabajo colaborativo y cooperativo. De este modo, se distribuyen semanalmente el discurso que van a presentar a sus compañeros en formato vídeo, el problema que van a plantear y las posibles soluciones, desarrollando de esta forma la competencia lingüística. Finalmente, recogen los resultados vía correo electrónico para establecer una tabla de resultados y fomentar la competencia digital. Más adelante realizarán concursos matemáticos donde se trabajará el cálculo rápido, como ya se hizo durante el confinamiento.
Además, se están también organizando otros trabajos internivelares, como el concurso sobre la tabla periódica de física y química o la emisora escolar, la cual se retomará con un formato diferente al de años anteriores.
En definitiva, no hay besos y tampoco abrazos. Sin embargo, sí hay gestos. Gestos en los que el colegio sigue sintiendo que, a pesar de la pandemia, pueden contar los unos con los otros, pueden seguir favoreciendo la competencia social y cívica de su alumnado y pueden reinventarse con las herramientas necesarias para hacer que ese 1,5 m de distancia sea más cercano que nunca. En el colegio Julio Blanco no importa la situación que se atraviese, están “Siempre unidos”.