Un domo es una estructura de madera en forma de media esfera realizada con material sostenible. Con esta estructura, el alumnado y el profesorado del IES Ricardo Bernardo de Solares han construido un invernadero geodésico que se ha instalado en Liérganes. El profesor Javier Botanz es uno de sus creadores.

Pregunta.- ¿Cuándo se te ocurrió la idea de construir el domo?
Respuesta.- Hace unos 14 o 15 años yo trabajaba en proyectos educativos con un compañero que se llamaba Arturo Bravo, que era profesor de Matemáticas pero que había estudiado Física y que se sentía muy interesado por la Astronomía. Así, con la forma del domo, de la cúpula geodésica (una esfera formada por triángulos, pentágonos o hexágonos), fabricamos un planetario en el que cabían catorce personas dentro y en el que podías echarte un poco hacia atrás. Fabricamos entonces un dodecaedro (un domo con doce pentágonos) y también llegamos a fabricar el proyector (un icosaedro que taladramos con una bombilla en su interior y el mapa de las estrellas). El año pasado un alumno de primero, Dennis, me dijo “oye, ¿puedo hacer un domo pequeñito para hacer una tienda de campaña con la que ver las estrellas?”. A partir de ese momento empezamos a desarrollar una cúpula geodésica en base tres, que quiere decir que tiene un determinado número de triángulos y una forma esférica más perfecta. Cuando conoció la idea, otro alumno, Joscha, se animó con intención de fabricar un invernadero. Este es el proyecto que, poco a poco, hemos ido desarrollando hasta que lo hemos instalado.

P.- ¿Cuánto tiempo costó hacerlo?
R.- Joscha vino a horas suyas de clase, pero también acudió a clases de otros compañeros de madera gracias a que tenemos turnos de mañana y tarde para poder desarrollarlo. Pero también ha trabajado en casa. Calculo que el grande le haya llevado aproximadamente tres semanas. En cambio, el pequeño ha costado más tiempo hacerlo porque lo hemos realizado exclusivamente en las horas de clase. Además, si uno grande tiene un número determinado de palos, uno pequeño tiene el mismo número de ellos. Por tanto, se tarda aproximadamente lo mismo en hacer uno grande que en hacer uno pequeño.

P.- ¿Qué pasos seguisteis para construir el domo?
R.- Cada vez que iniciamos un proyecto tenemos que estudiar mucho. Tuvimos que prepararnos intensamente consultando páginas web, comprando libros de personas que lo habían fabricado previamente, etc.

P.- ¿Colaboró mucha gente para hacer el domo?
R.- Desde luego para la instalación sí. Aproximadamente treinta y tres personas, como se puede apreciar en este vídeo de YouTube.

P.- ¿Te gustó el resultado del domo una vez estuvo acabado?
R.- Es espectacular. Lo que más me gustó fue la cooperación y el ambiente de colaboración entre las 33 personas que lo instalaron, entre las cuales había arquitectos, escultores, profesores de otras especialidades, gente mayor… En el vídeo se puede apreciar, además, que es muy atractivo.

P.- ¿Por qué escogisteis Liérganes para la instalación del domo?
R.- El chico del que te he hablado vive en “las tetas” de Liérganes y él quiso fabricarlo cerca de su casa con intención de autoabastecerse (de verduras, huevos…) pero también con objeto de atraer al turismo rural, sobre todo de extranjeros, para conocer y disfrutar de este paisaje.

P.– ¿Pensáis construir otro domo en el futuro?
R.- Nos gustaría fabricar uno para instalarlo en el instituto y que pueda ser utilizado por las personas responsables del huerto escolar. Nuestro alumnado ya ha recibido algún encargo para fabricar este tipo de construcciones, o invernaderos, también en tamaño reducido para niños. A mí sobre todo me gusta crear productos especiales para generar también mercados especiales, que amplíe el terreno de la carpintería tradicional.

P.– ¿Tú orientas a los alumnos a la hora de escoger el proyecto o todo lo eligen ellos?
R.- En este momento estoy trabajando con alumnos que ya tienen conocimientos de carpintería, por lo que intento intervenir lo menos posible para que la idea, el producto, pertenezca completamente al alumno y así se esfuercen por “exprimir el cerebro” para llegar a ideas originales, implicándose al máximo en el proyecto.

P.– ¿Piensas seguir haciendo proyectos de este tipo?
R.-  Sí, a mí me encantan. Yo a mis alumnos los animo a desarrollar proyectos muy ambiciosos antes que prepararse para un examen. De esa manera, yo también me tengo que esforzar para llevarlos a cabo y compartimos esa ilusión.

P.– ¿Cuál será vuestro siguiente proyecto?
R.-  Ahora mismo en el taller estamos terminando una biblioteca que han diseñado niños de siete años, que unos arquitectos han pasado a planos oficiales (un proyecto técnico de arquitectos) y nosotros, en madera, vamos a construir una de ellas. Es una biblioteca rodante, que va a estar en la calle. Va a haber talleres para niños y se va a desarrollar en el Centro Botín.