Estudiantes de 4º de ESO del colegio Miguel Bravo-AA La Salle de Santander realizaron en noviembre la movilidad C4 a Rouen (Francia), dentro del Proyecto Erasmus+ KA229 ‘Sport pour toutes et tous’ en el que participan los centros Institution Sacré Coeur de Rouen (Francia), Istituto S. Bagolino de Alcamo (Italia) y Missionsgymnasium St. Antonius Bardel de Bad Bentheim (Alemania). Conocemos cómo ha sido la experiencia y la esencia del proyecto mediante una entrevista con la coordinadora francesa Nadège Marical, el testimonio de una alumna y un vídeo recopilatorio del viaje a Rouen.
ERASMUS+, UN PLUS PARA NUESTRO COLE
Por Vicente M. Rodríguez Montes y Jorge Tojeiro Poo.
La movilidad ERASMUS+ en Francia ha sido apasionante y los alumnos que hemos participado en ella nos consideramos unos privilegiados. Actividades, respeto, educación, convivencia, relación, igualdad son algunas de las cosas que se fomentan, las cuales hemos aprendido. Una experiencia inolvidable.
Nuestro proyecto, ‘Sport pour toutes et tous’, es llevado a cabo por cuatro colegios europeos de los siguientes países: España, Francia, Alemania e Italia. En esta ocasión la movilidad realizada ha sido en Francia, donde nosotros hemos practicado la lengua francesa y hemos compartido tradiciones y comportamientos culturales de cada país. Entrevistamos a la coordinadora francesa de este proyecto, Nadège Marical.
Pregunta.- ¿Qué le ha motivado a realizar este proyecto?
Respuesta.- Trabajamos con el Colegio Miguel Bravo-A.A. La Salle desde hace seis años sobre el tema de los Juegos Olímpicos porque consideramos que los valores del olimpismo pueden aplicarse a la vida diaria de un colegio. Al comienzo del proyecto, hace seis años, nuestra motivación era organizar mini-juegos olímpicos para permitir a nuestros alumnos superarse en la competición mientras entablaban relaciones de amistad. Sin embargo, con el tiempo, hemos constatado que era más gratificante desde el punto de vista humano trabajar más los valores del olimpismo como, por ejemplo, el respeto, la amistad y el compartir.
P.- ¿Cuáles son los objetivos de aprendizaje para los alumnos?
R.- La semana en Francia tenía dos objetivos de aprendizaje: concienciar a los alumnos de que no hay deportes para hombres y deportes para mujeres, y concienciarlos también de que todo el mundo puede hacer deporte (de ahí el nombre del proyecto), seamos personas con discapacidad o no, el esfuerzo realizado es igual de importante. Se trata del valor olímpico por excelencia: no importa la victoria, lo importante es el esfuerzo realizado.
P.- ¿Piensa que los proyectos de este tipo deberían tener más publicidad?
R.-La educación escolar se reduce con demasiada frecuencia a cursos y lecciones. Tenemos que mostrarle al público en general que proyectos como este también son una fuente de aprendizaje. Y por lo general una vez que somos adultos, no tendemos a recordar las clases de nuestros profesores, sino los proyectos que hicimos con ellos. Es necesario demostrar que la escuela es un lugar de dinamismo y apertura al mundo.
3, 2, 1… ROUEN!
Por Bianca Vlasă
Mágica. Esta es la única palabra que encuentro acertada para describir la experiencia que mis compañeros y yo tuvimos la oportunidad de vivir y que seguro que nunca olvidaremos. Aunque quizás parezca una exageración, incluso me atrevería a decir que esta semana nos cambió a todos de una manera u otra.
Antes que nada, he de agradecer de todo corazón a los profesores del colegio Miguel Bravo-A.A. La Salle, que durante tantos años hicieron posibles estos viajes. Gracias a su colaboración con el proyecto europeo Erasmus+, decenas de alumnos tuvieron la misma suerte que yo de vivirlos.
Nuestro colegio organiza varias movilidades cada año para que, al acabar la ESO, todos los alumnos interesados hayan podido participar por lo menos en alguna. Por desgracia, ya tenemos otro punto que añadir a la lista de cosas que el Covid-19 nos arrebató y, en el caso de gran parte de los alumnos de 4º de la ESO, fueron tres años de movilidades.
Eso fue desalentador para todos nosotros, pero si lo miramos desde otra perspectiva podemos decir que aun así hemos de sentirnos afortunados. Hay que tener en consideración que gran parte de los colegios no colaboran con Erasmus+, así que esos pobres alumnos no son capaces de soñar siquiera con una experiencia como la que tuvimos nosotros.
Para empezar, he de decir que tenía mis dudas antes de llegar al colegio de Rouen, en Francia. Ahí nos íbamos a reunir con alumnos franceses, alemanes e italianos para convivir durante cinco días en actividades organizadas por el colegio francés. No estaba segura de si de verdad conseguiría pasármelo bien, pues, para ser sincera, socializar no es para nada una cosa que se me dé bien ni que disfrute hacer. Pero me dije que no tenía nada que perder, así que le di una oportunidad.
El primer día nada más conocer a algunas personas me di cuenta de lo equivocada que estaba, pues sí tenía algo que perder: ¡cualquier duda de si la movilidad sería asombrosa o no! Una de las cosas que más me sorprendieron fue que conseguíamos entendernos bien a pesar de que nuestra comunicación fuera vía señas y algo que intentábamos que sonara a francés.
La ciudad de Rouen y los pueblos cercanos que visitamos fueron preciosos y sus enormes monumentos nos abrieron los ojos ante la inmensidad del mundo que nos rodea. Esa nueva hambre de descubrir y conocer cuántos sitios más tan espectaculares como esos hay en el mundo es algo de lo que sacaremos provecho incluso después de acabar esta etapa de nuestras vidas.
Aparte de las actividades propuestas por el colegió francés, el colegio Miguel Bravo organizó algunas extras para hacer más especial y ameno el viaje. Entre estas cabe mencionar una tarde de bolos en la bolera de Rouen y otra de Laser Game, subir a la Torre Eiffel y pasar el día antes de partir de vuelta a Santander en Disneyland París.
Entre la variedad de actividades que organizó el Colegio Sacre Coeur mencionaré algunas de las que, personalmente, más me entusiasmaron en su momento: Para empezar, ver el partido del equipo Rouen Dragons me insufló un amor por el hockey que antes no tenía, pues la experiencia de verlo desde el estadio y sentir la atmósfera general fue espectacular. Estar rodeado de una multitud tan grande que animaba con tanto fervor a jugadores que ni siquiera conocía en persona fue realmente bonito. Además, al acabar, algunos miembros del equipo estuvieron con nosotros y nos obsequiaron con posters firmados.
En segundo lugar, nos organizaron un tour guiado por la exclusiva Villa Olímpica de París, que aún está en proceso construcción y que será muy respetuosa con el medioambiente. Otra de mis experiencias favoritas fue la de probar el equipo que usan los jugadores de hockey paralímpico, el cual desconocía, y que me hizo dar cuenta de lo duro que es para una persona con discapacidad practicar el deporte que le gusta.
Y, por último, pero no menos importante, aunque esto no fuera precisamente una actividad, diría que la gastronomía normanda me enamoró e ilusionó incluso más que su embelesadora arquitectura. Siendo una amante del buen comer y especialmente de la pastelería y el chocolate, los quesos y postres que probé ahí me hicieron sentir como en el paraíso. El primer día fuimos recibidos con un bufé de comida tradicional de esa región y algunos otros ratitos de tiempo libre entre semana nos permitieron a todos descubrir estas maravillas que hasta entonces ignorábamos por completo.
Al estar en contacto continuo con nativos me impregné de su cultura y me enamoré de conocer personas nuevas. Es extrañamente refrescante compartir opiniones sobre un tema que te apasiona con alguien que vive en un ecosistema tan diferente al tuyo y que piensa tan distinto. La diversidad de personalidades y formas de pensar que pude presenciar realmente cambió mi forma de ver a los demás. Algo hizo un chasquido en mi interior y, de repente, me di cuenta de lo curioso que resulta observar a una multitud como individuos con muchas historias que contar y aún más cosas que enseñarte, antes que como una simple masa de huesos y tejidos.
Algo curioso que sucedió en este viaje, que supongo que mis compañeros también habrán sentido, fue observar a los profesores que llevamos viendo todos los días durante años y darnos cuenta de lo humanos que son. Seguramente suene extraño esto último que acabo de decir, pero es verdad. Al estar en un ambiente más relajado, pudimos ver las personas maravillosas que hay detrás de la bata de profesor y encariñarnos al máximo con ellos. Esto lo noté al volver a las clases normales, pues el ambiente de familiaridad y respeto era mucho mayor y aún más cálido si es posible.
Para concluir, solo daré gracias a todos los que hicieron posible esto y recomendaría a todo el que tenga la oportunidad de participar en un proyecto Erasmus+ que lo haga, pues estoy más que segura de que no se arrepentirá.
Vídeo realizado por Vicente Manuel Rodríguez.
Artículos publicados en InterAulas sobre el Proyecto Erasmus+ ‘Sport pour toutes et tous’:
https://interaulas.org/destacadosportada/allez-allez-generation-2024/
https://interaulas.org/destacadosportada/en-la-piel-de-los-atletas-paralimpicos/