Los estudiantes de 2º de Bachillerato del IES Valle de Camargo participaron en numerosas actividades con motivo del 8M, día en el que focalizaron la necesidad de un nuevo modelo de masculinidad. Vieron unos vídeos cortos: ’48 frases que los hombres escuchan a lo largo de su vida’; ‘El traidor’, con Miguel Llorente en TEDxBarcelonaWomen; ‘Cuando nosotros fuimos machistas’ de El País, y ‘¿No te ha pasado que…?’ de eldiario.es. Tras el visionado tuvieron que redactar sus conclusiones en grupos mixtos. Estos son tres de los textos realizados.
LA CONSTRUCCIÓN DE UNA NUEVA MASCULINIDAD: TODOS GANAMOS CON LA IGUALDAD
Por Alicia Arellano, Óscar Arroyo, Yago Barón y Elba Larralde.
Vivimos en una sociedad que está cambiando poco a poco, gracias a que nos dimos cuenta de que el rumbo no era el correcto. Era una sociedad injusta, en la que las mujeres no podían votar, abrir una cuenta bancaria o siquiera salir del hogar sin la presencia de su marido, padre o cualquier otra figura masculina. La mujer estaba totalmente sujeta a las órdenes del marido, e incluso podía ser castigada al desobedecer lo que se la ordenaba. Siendo sus mayores aspiraciones casarse, tener hijos y ser amas de casa (sin menospreciar las tareas del hogar que ya tienen bastante mérito). En cambio, el hombre era aquel que sustentaba a la familia y a quien se le atribuía únicamente el trabajo fuera del hogar, por lo que en muchas ocasiones se veía forzado a dejar de lado su relación con la familia, llegando a ser este el motivo de numerosas separaciones, puesto que apenas había convivencia, lo cual repercutía enormemente en la infancia de sus hijos, ya que o bien la imagen de su padre era más bien ausente, o bien era una relación sin confianza debido a la falta de tiempo juntos.
A día de hoy se ha conseguido igualar estas situaciones, sin embargo, todavía siguen latentes ciertos roles para cada género. La figura del hombre está marcada como un ser valiente, rudo, que no debe mostrar sus sentimientos, pues estos denotan debilidad. Debe ser una persona autoritaria, cuyos mandatos deben ser acatados por la mujer, la cual tiene que callar. Además, es un individuo al que se le permite, e incluso se le está bien visto, ser mujeriego, infiel, no ayudar con las tareas domésticas, etc. Pero, ¿por qué todos los hombres deben seguir ese patrón si cada uno de ellos es diferente? Muchas veces se confunde la orientación sexual con el género, cosa que no tiene nada que ver, dado que, porque tengas una preferencia distinta a la hetero no significa que seas menos hombre o más afeminado, al igual que se les consideran como ‘traidores’ a aquellos que apoyan al feminismo pero, ¿eso qué tiene que ver? Ante una situación injusta actúas para cambiarla puesto que no consideras correcto que sigan ocurriendo unos sucesos que perjudican a otros, dando igual si perteneces al género masculino o al femenino. Por tanto, ¿ser una persona justa significa ser menos hombre? Todas estas normas que los chicos deben seguir para ser un ‘buen hombre’ lo único que consiguen es dañar a la persona, pues el hecho de reprimir los sentimientos nos autodestruye, y no solo crea limitaciones para uno mismo sino también para los demás. Cada persona debería tener la libertad de hacer lo que le dé la gana con su vida, que para eso es suya, siempre que respete y no consuma la libertad de otra persona.
Por otra parte, entre determinados sectores de hombres existe el pensamiento o idea de igualdad como una superioridad de la mujer respecto al hombre, sintiéndose amenazados. Sin embargo, esto es una falacia que a los hombres les perjudica considerablemente, pues en realidad es un cambio positivo que nos mejora como personas. Este desarrollo personal que deriva de la igualdad, es el resultado de realizar un largo recorrido a través de múltiples cuestiones mencionadas anteriormente como la sexualidad, la autoestima, modelos de comportamiento y una superación del machismo. Aunque lograr derrumbar y volver a construir una nueva masculinidad requiere gran esfuerzo, el resultado nos reporta una gran satisfacción al aumentar considerablemente el conocimiento sobre uno mismo, y el control de nuestra propia vida.
En conclusión, esta circunstancia no es culpa ni de hombres ni de mujeres, ya que es algo que se ha ido inculcando desde hace mucho tiempo. Ya de niños se nos enseña que el azul es de chico y que el rosa de chica, o que los niños deben jugar con el balón y las niñas con la muñeca. No obstante, aunque esto no haya sido nuestra responsabilidad, está en nuestras manos perpetuarlo o no. Así que la próxima vez que vayas a hacer un comentario gracioso a un chico que por ejemplo se maquilla, piensa en las consecuencias que va a tener. Tú decides.
LA NUEVA MASCULINIDAD
Por Claudia Barros, Nikolay Beglets, Iván Expósito y Daniel Covalencu
La masculinidad se ha entendido, de manera tradicional, como la imagen de un hombre fuerte y autoritario cuyo deber es llevar dinero a casa, proteger a su familia y, por supuesto, superior a una mujer. A ellas, por el contrario, se les ha concebido como “buenas mujeres” si encajaban con el rol femenino tradicional: comprensivas, sensibles, delicadas, sumisas, dedicadas al trabajo del hogar y a criar a sus hijos, etc.
A día de hoy, se presenta una revolución feminista que busca el cambio, busca la igualdad ya que la mentalidad ha evolucionado y, por consecuencia, han cambiado los roles de unas y otros en la sociedad. De ahí que surja una nueva concepción de virilidad, derivada de cuestionar al modelo tradicional y la disposición de algunas personas a la renuncia a los privilegios para sofocar la disputa por la igualdad.
Existen razones políticas, ideológicas y éticas que llevan a la sociedad a demandar que los hombres opten por actitudes, posicionamientos y prácticas más igualitarias. Los países con mayor índice de desarrollo humano son también los más avanzados en términos de igualdad. Esto se debe a que esta es una herramienta de bienestar frente al lastre económico y cultural que supone la exclusión y la marginación.
En la sociedad y la cultura en la que vivimos, el sexismo y el machismo son limitadores que reducen las posibilidades de las personas para desarrollar sus capacidades. Y eso es precisamente lo importante, hablamos de personas. La socialización sexista discrimina y oprime a las mujeres al mismo tiempo que a los hombres.
“¿Tu marido te ayuda en casa? ¡Qué suerte!” “¡No llores, maricón!” Estas frases provienen de un modelo tradicionalista que hasta la fecha apenas ha cambiado. El concepto de la nueva masculinidad promueve la igualdad de género y trata de dar voz a la mitad de la población, los varones.
Las instituciones educativas juegan un papel fundamental en la construcción de la masculinidad que está naciendo y en el pensar y actuar de cada estudiante ante la sociedad. Por ello, es importante que se aliente a crear una nueva concepción del término “masculinidad”, basada en la igualdad y la ausencia de violencia. Dado que no existe una única forma de ser hombre, ya que cada individuo desarrolla sus propias conductas éticas y morales, no se puede hablar de una sola masculinidad. Algunos principios que todas esas masculinidades deberían compartir son el control de la realidad con las mujeres; no utilizar el poder para imponerse; luchar por la igualdad en el trabajo y el hogar; agruparse con otros hombres y mujeres para reflexionar sobre lo aprendido y plantear cambios en sus actitudes convencionales; promover la palabra y no la violencia a sus hijas e hijos u otras personas; oponerse al machismo y reconocer las consecuencias negativas que éste ha traído a las relaciones interpersonales; no considerar la homosexualidad como un peligro para su masculinidad; educar en valores como la bondad o la empatía a sus descendientes… Queda mucho camino por recorrer pero, en definitiva, eliminar la imagen tradicional del hombre.
Se muestra así un nuevo proceso en el que los hombres crecen sin un sistema de comportamiento lleno de estereotipos, resultando en la inexistencia del sometimiento que tanto daño hace y se consolida por ello una igualdad de géneros en una sociedad donde no se señalen por el género las posiciones o los cargos, las responsabilidades o las actividades cotidianas; donde todos puedan ejercer un papel en la sociedad independientemente de su sexo.
UNA NUEVA MASCULINIDAD
Por Ángel Bocos, Fernando Cotero, María Fernández y Celia Gómez.
La masculinidad es el conjunto de comportamientos y conductas características del hombre en una sociedad, ya sea por la raza, la orientación sexual o la clase social. Las principales características de ser un hombre socialmente hablando significa rechazar todo aquello que sea femenino, tener éxito y poder. Así es el modelo de masculinidad hegemónica que valora el hecho de ser hombre. Concepto que debería ser cambiado porque no por ser más agresivo o tener más poder se es más hombre.
A día de hoy, aunque hemos avanzado mucho, seguimos viviendo en una sociedad machista, con actitudes de discriminación a la mujer, lo que provoca una desigualdad entre ambos sexos. Desde siempre, nos han enseñado que la imagen del hombre conlleva agresividad y verse como una persona sin debilidades. Mientras que por el contrario a la mujer en muchas ocasiones se la ve como subordinada al hombre.
Por eso es necesario construir una nueva masculinidad para conseguir la igualdad. Para ello hay que educar de manera igualitaria tanto a niños como niñas para que expresen sus sentimientos, sin asignarles roles de género. Para llegar a este objetivo es muy importante su entorno y el ámbito familiar, ya que es de donde adquieren la mayor parte de comportamientos y actitudes que determinarán su personalidad en el futuro. Por otro lado, también tienen un papel muy importante los centros educativos porque los niños pasan allí su infancia y adolescencia, donde se desarrollan socialmente, intelectualmente y emocionalmente.
Al igual que hay que cambiar el concepto de masculinidad en nuestra sociedad, también hay que eliminar ciertas barreras de actitudes entre hombres y mujeres (micromachismos). Frases o acciones, hechas o dichas por nosotros que sin darnos cuenta cometemos, acciones que ocurren debido a nuestra educación.
Por otro lado, los roles de género, nos encasillan en acciones que podamos hacer y otras que no. Es decir, el hombre no puede expresarse tal como es ya que le pueden criticar o insultar, debido a los cánones establecidos como masculinos. Asimismo, sucede de la misma manera con el colectivo femenino, ellas también están bajo una educación machista y llena de desigualdades. Por ejemplo, una mujer debe tener hijos y por ejemplo no le puede gustar el fútbol. Desgraciadamente cambiar esta situación no es algo fácil, sino que llevará muchos años adaptarse.
Para concluir, los cuatro hemos argumentado nuestras ideas y los cuatro estábamos de acuerdo en que no vivimos en una sociedad totalmente igualitaria ni con igualdad de oportunidades para ambos géneros. Creemos que, en el futuro, con las nuevas generaciones educadas correctamente, harán una sociedad sin desigualdades, más que las puramente físicas. Dentro de esperemos pocos años, miraremos al pasado y veremos una etapa de la que avergonzarnos, pero igualmente orgullosos del cambio obtenido.
Más información:
‘¿No te ha pasado que…?’:
https://www.eldiario.es/micromachismos/video-pasado_132_4193587.html
‘Cuando nosotros fuimos los machistas’:
https://www.youtube.com/watch?v=qTUyO8HteeA