Microrrelatos, concurso de trabalenguas en inglés, cuentos para 1º de ESO, reseñas de libros de terror, proyección de cortos y decoración de mascarillas fueron las actividades organizadas por el IES Montesclaros de Reinosa en la ‘Semana del Terror’, coincidiendo con Halloween. Los estudiantes de 3º de ESO escribieron los terroríficos microrrelatos que reunimos a continuación en una actividad coordinada por Carmen Roldán, profesora de Lengua.  

EL MANICOMIO
Por Camino González

A las afueras de la ciudad había una casa sola, apartada de la urbanización y pegada a un manicomio. Allí habitaba una familia, el padre, la madre y Miguel (el hijo). También tenían un perro. 
Todas las noches, al rato de que Miguel se fuese a la cama, su perro como muestra de cariño le chupaba la mano, que dejaba colgando por fuera de la cama. Por desgracia, el perro falleció y esa misma noche sus padres tenían una importante cena de empresa, a la que sí que asistieron. Por lo tanto, Miguel se quedó esa noche solo. El joven se fue a la cama y al poco rato empezó a notar una leve respiración cerca de su mano que, como de costumbre, la tenía colgando por fuera de la cama. Empezó a notar lo mismo de siempre, como si su perro le estuviera chupando la mano. Entonces él se tranquilizó, hasta que recordó que su perro había muerto y lo último que pudo recordar es que vivía al lado de un manicomio.

 

DOS CADÁVERES
Por Javier Ortega

Tres amigos iban paseando por un bosque. De pronto salió un viento horrible y empezó una fuerte tormenta. Dieron con una cabaña, llamaron a la puerta y nadie abrió, decidieron entrar. Allí encontraron dos personas muertas, estaban asustados, cuando de pronto oyeron pasos. ¡Qué hacemos! vamos a salir por la ventana. Salieron corriendo y al llegar al pueblo avisaron a la policía.

 

APAGÓN
Por Sofía Zubelzu

Nadie había vuelto a entrar en aquella calle, pero yo decidí ser el primero. Las farolas estaban encendidas, los pocos sonidos que había provenían de la carretera cercana. Me fui adentrando en la calle y cada vez que pasaba por una farola se apagaba. Al pasar por la última, todo se apagó, y los sonidos desaparecieron.

 

 

LA SOMBRA
Por Elsa Ruiz 

Al anochecer, Ramón llegó al lujoso hotel que había reservado en Sainte Marie. Al verlo se llevó una gran decepción, era un viejo hotel en muy mal estado. Cuando subía por el ascensor apareció de repente una sombra reflejada en el espejo. Pensó que sería su imaginación, pero fue a informar de ello.
En el mostrador no había nadie, así que tocó el timbre y algo apareció detrás de él, esta vez fue el recepcionista. Le dijo que no se preocupara, solo era un efecto del espejo. Era la hora de cenar, pero del susto no tenía hambre y se retiró a su habitación. Se sorprendió al entrar. La luz estaba encendida, el grifo abierto, las cortinas se movían estando la ventana cerrada y, de repente, salió aquella misteriosa sombra del espejo con la intención de llevarse a Ramón con ella…

 

RELATO DE TERROR
Por Isabel Herreros

Los rayos de Sol iluminaban el alborotado pelo de la chica que hablaba animadamente con su madre en la impoluta mesa de la cocina mientras desayunaba café con leche. De repente, el rostro de la mujer adquirió un tono pálido y los músculos de su cara se relajaron, dándole una expresión ininteligible.
-¿Mamá? – Preguntó asustada la niña, y posó la taza de café con cuidado.
–Tienes que dejarme ir.- Contestó en un susurro.- Yo ya no estoy.
Su corazón dio un vuelco, devolviéndola a la realidad, a su lúgubre y oscura cocina.
Desde que el virus mató a su madre y al 80% de la población no se atrevió a enterrar su cuerpo, por miedo a quedarse completamente sola. Apagó su cigarro ahogándolo en el café y le dio un beso al amoratado y cadavérico rostro de su madre, el cual caía sobre su propio hombro solo sujeto por una cinta que mantenía su cuerpo pegado a la silla.
– Duerme bien, mamá.

 

PESCADOR
Por Lada Semenyako

-¡Tierra! – exclamé para mí mismo y un trueno me acompañó.
Hace días las olas del océano me arrojaron lejos de la costa. Mi perro al final se volvió loco y me lo comí. Todo fue como un sueño malo… «Y, por fin, volveré a casa», pensé. «¡Por fin estaré junto a mi hermana!». 
Un trueno resonó delante de mí y, en una roca, vi una silueta femenina que me recordó una vez más a mi hermana. También tan bello como ella, y ¡hay que ver qué voz! ¿Cuánto estuve fuera, como para que Ela aprendiese a cantar tan bien?… Es verdad, ¿cuándo? 
En una casa en la costa, una mujer lloraba. Gritaba y gritaba el nombre de su hermano, pero el vacío sentimiento de su pérdida nunca la abandonó.

 

MENSAJE EN UNA CARTA
Por Sergio Ruiz

Un día normal y corriente fui a dar un paseo por la noche. Me metí en un callejón sin salida y con poca luz. Al ver que se acababa la calle me di la vuelta y a lo lejos vi una cara con unos ojos rojos y una sonrisa que brillaba, no supe qué hacer. Cerré los ojos y al abrirles ya no estaba y cuando fui a salir vi en el suelo una carta. La abrí y en ella ponía que el día siguiente sería el feliz día de mi muerte.

 

EL RELOJ
Por María Pineda

El reloj empezó a sonar como cada noche. Sabía que vendrían. Falta poco. Esta vez es diferente. Todo es diferente. Solo se oye el reloj, mi respiración agitada y mi corazón latiendo cada vez más rápido. 
Son demasiados. Cada vez están más cerca. Llegó la hora. Cierro los ojos con fuerza y espero, solo eso, esperar. Calma, no se oye nada, abro lentamente los ojos y los veo. Esta vez no tengo miedo, voy junto a ellos. Los fantasmas sí existen. Ahora soy uno de ellos.

 

SIN PALABRAS
Por Patricia Herrero

Un día estaba en casa cuando empezó a hacer mucho frío. A continuación fui al termostato para aumentar la temperatura. Cuando me senté en el sofá, la televisión comenzó a encenderse y apagarse repetitivamente. Me asusté y corrí hacia el teléfono. Vi cómo la habitación se comenzaba a llenar poco a poco de un extraño gas, sentía que el cuerpo me pesaba cada vez más cuando, de repente, caí al suelo. Antes de quedarme inconsciente oí unos pasos. No sé el tiempo que pude estar desvanecida, pero cuando me desperté y quise gritar, mis labios me dolían, estaban cosidos…

 

MEDIANOCHE
Por Eva Merino

Era un sábado 30 de octubre, todo el mundo salía de fiesta y se disfrazaba. Mis amigos y yo estábamos en un bar bailando y cantando, cuando así, de la nada, apareció una chica con un disfraz demasiado realista. Mis amigos y yo nos quedamos en shock,  pero seguimos con lo nuestro. 
Ya era media noche. En una hora o dos nos íbamos a casa cuando se cerraron las puertas. Nadie más podía salir. Aquella chica se elevó en el aire, le pasaban cosas raras y todo el mundo estaba alucinando. De repente desapareció todo el mundo. Desde aquel día pasan cosas raras en la ciudad y nadie sabe nada.

 

 

SIN IDENTIFICACIÓN
Por María García 

Marlotte vivía en una casa apartada de las demás. Allí solamente existían ella, su perro Bosco y la soledad. Casi nunca salía de casa y menos dejaba que nadie entrara en ella. Un día, por casualidad, puso la televisión. Justo en ese momento, la chica de los informativos comunicaba la huida de un loco, pero ella no le dio importancia y se fue a dormir. Como todas las noches, Marlotte encendió la lamparita que tenía a mano derecha y se recostó en las almohadas. 
A mitad de la noche, notó cómo esta se apagaba y se encendía. Pensó que se estaba fundiendo y bajó a la cocina a por las pilas. Su perro convulsionaba y en la nevera había una nota pegada con celo en la que ponía: “Solamente me molestaba la luz para dormir».

 

ENTRA A JUGAR
Por Iciar García

-¡Oye, mamá!, me dijo la enfermera que había una sala infantil con muchos juguetes y que allí podría divertirme.
– Está bien, pero a las nueve tienes que estar aquí, te traerán la cena.
La niña se aproximaba a la sala. En ella se encontraba una enfermera sentada en una vieja mecedora y la pequeña se quedó en la puerta.
-¡Has venido! entra -dijo la enfermera.
21:00. La madre fue a buscarla, entró en la habitación, la niña la llamaba: ¡Mamá! Pero su madre no la veía, no veía a nadie, absolutamente a nadie.
-¡Socorro, mi hija ha desaparecido! – Gritaba su madre desesperada.
La niña seguía  reclamando, pero… mamá, si estoy aquí.
-Tú decidiste quedarte conmigo – añadió la enfermera.
A la vez, unos diez niños hospitalizados acudían corriendo a la enfermera. La enfermera Ana es la mejor, comentaba uno de ellos.