Hace unas semanas que en nuestro instituto empezó una actividad poética en la biblioteca y en las clases de Lengua porque el 21 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Poesía. Nos visitaron autores, otros cursos crearon caligramas o poemas vanguardistas, pero la propuesta que nos hizo nuestra profesora fue #AcciónPoéticaSanVicente. Otros años también habíamos escrito caligramas, haikus o poemas visuales, pero la verdad es que la poesía no nos atrae mucho, y lo de medir versos tampoco ayuda. No teníamos muy claro qué era aquello…
En la primera sesión nos explicó qué era Acción Poética, un movimiento cultural nacido en Monterrey, México, hace ya más de veinte años. Vimos páginas sobre él en internet y lo primero que nos llamó la atención era dónde aparecían los versos. Paredes blancas en zonas no muy lujosas, casi siempre muy pobres en realidad, y siempre en espacio abierto. No parecían sitios muy poéticos. Luego leímos algunos, muchos eran de amor, esos nos llamaron menos la atención, sobre todo a los chicos, otros eran divertidos porque jugaban con las palabras y la mayoría muy positivos, como animando a los que los leyeran a ser optimistas. Nuestra profesora nos confirmó esa idea, estaban allí para que quienes pasaran durante un minuto se parasen a leer y a compartir un sentimiento, y nos dijo que eso era en realidad poesía.
Luego nos enseñó la consigna, como siempre que escribimos: “letras mayúsculas negras sobre fondo blanco, no más de diez palabras y sin firma, porque es un movimiento anónimo, global”.
Lo que preguntamos rápidamente fue en qué paredes íbamos a pintar, eso nos apetecía mucho, pero la cosa fue un poco menos emocionante. Acción poética nunca “invade” paredes, y nosotros no tendríamos permiso para eso, así que actuamos sobre las paredes interiores, un “sucedáneo” de muro hecho con papel continuo.
Medimos, cortamos y dividimos en trozos con rotulador negro para que diera el efecto de pequeños muros y todos tuviésemos un espacio parecido. Creamos nuestros mensajes en la libreta y los pasamos al muro en la biblioteca, donde tenemos mesas grandes. Luego empezamos a forrar paredes del instituto, añadiendo el ‘hashtag’ para Twitter (junto con el de todas las actividades), que era #PoesíasDelHierro.
La verdad es que quedó muy bien, aunque alguno se saltó un poco la pauta, y chicos y chicas de otros cursos también se animaron a escribir, porque siempre teníamos un muro y rotuladores en la biblioteca durante los recreos y podía pasar todo el mundo.
Nos gustó la actividad, algunos textos son buenísimos, están en sus páginas oficiales de internet, así que podéis leerlos. No se puede decir que seamos lectores de poesía, la verdad, pero hay que reconocer que verla así nos ha dado otra idea y nos ha acercado a ella. Aunque tememos que en breve habrá que retomar los de rima y estrofa…