Más de 100 escolares de Primaria del colegio Purísima Concepción de Santander han acudido al ‘Albergue Paradiso’, ubicado en Suances, con el objetivo de disfrutar de dos jornadas de convivencia escolar con compañeros y profesores. Multiaventura, talleres, granja-escuela, yincanas, veladas nocturnas y un sinfín de actividades que han convertido esta experiencia en única y memorable.

Salieron del colegio por la mañana. Mochila en mano y arropados por sus padres, montaron en el autobús y pusieron rumbo a Hinojedo, localidad de la costa occidental de Cantabria. A su llegada, fueron recibidos por los monitores del albergue, quienes les acompañaron hasta las habitaciones donde dejarían las mochilas. Después hicieron un juego de presentación con ellos.

Los aventureros se preparan para lanzar sus jabalinas.

Luego les enseñaron el albergue y, para orientarse mejor por las estancias y espacios del lugar, hicieron una yincana. A través de fotos de detalles representativos del albergue, tenían que descubrir, en pequeños grupos, los lugares. Fue una manera lúdica de enseñar a los estudiantes a moverse de forma autónoma por el recinto.

Ahora toca montar a caballo, pero primero hay que escuchar unas nociones básicas.

Durante los dos días realizaron multitud de actividades. Una de ellas fue convertirse en granjeros por un día y trabajaron un huerto además de aprender buenas prácticas ambientales. Y no solo eso, también montaron a caballo, una experiencia increíble para la mayoría, que no había montado nunca en uno. Incluso algunos no habían visto nunca este tipo de animales desde tan cerca.

También desarrollaron múltiples talleres. En el de Prehistoria, aprendieron cómo cazaban nuestros antepasados, simularon el tiro de una jabalina e hicieron fuego con piedras. Y en el espacio de multiaventura, imposible aburrirse, tirolina, escalada, conducción de cars, relajación en tatami, láser combat y un sinfín de juegos más.

Los más osados se tiraron en la tirolina instalada en el albergue.

Las noches no fueron más relajadas. La diversión también estuvo presente con una velada nocturna en la discoteca del albergue. De primero a tercero, disfrutaron de una piscina de bolas y juegos de arcade, todo amenizado con música y luces de colores. De cuarto a sexto, tuvieron karaoke. El disfrute estaba asegurado con tan magníficos planes que se extendieron hasta las 11:30 de la noche, momento de irse a la cama.

Fue una experiencia muy positiva para todos los alumnos, en la que se fomentó en gran medida su autonomía en tareas diarias de aseo y limpieza, algo tan importante inculcar desde edades tempranas para que se convierta en un hábito. Los estudiantes aprovecharon estas dos jornadas de convivencia al máximo donde tanto disfrutaron en grupo como aprendieron a convivir con sus compañeros.