Victoria San José, Alejandra Ruiz, Alejandro Gutiérrez y Jaime Ruiz, estudiantes de 2º de ESO del colegio San José, participamos en la última edición del SIMO presentando una actividad STEAM realizada durante el curso 2018/2019. Nos acompañaron los profesores David Tejido y Daniel Rucandio.

Se trata de un proyecto multidisciplinar llamado VSG que elaboramos en 1º de ESO en la asignatura de Biología, aunque se incluyeron partes de Física (principios científicos) e Inglés, ya que es un proyecto bilingüe. De este modo, trabajamos en el marco de las STEAM (Science, Technology, Engineering, Arts&Maths), con lo que la actividad se nos hizo realmente interesante y amena. Pero, además, la experiencia nos ha servido también para viajar y dar a conocer nuestro trabajo, pues participamos en la Feria de la Ciencia de Cantabria 2019 en la categoría  de Tecnología, expusimos el proyecto en el Congreso de la Educación Inclusiva promovido por la Consejería de Educación de Cantabria y, por último, lo hemos llevado hasta el Congreso Nacional de Educación SIMO.

Nuestro trabajo consiste en construir jardines o huertos verticales en las grandes ciudades en las que no hay espacio ellos.

Al principio la idea de hacer un jardín vertical desde cero nos pareció muy complicada, así que decidimos hacer un proceso llamado ‘EDP process’ para hacer el trabajo de forma más organizada y rápida. Este proceso tiene cuatro pasos: diseñar, construir, probar y mejorar. Para entenderlo hemos llevado a cabo un experimento sobre un xilófono de agua. Para hacer el instrumento hemos tenido que medir cuánta agua necesitamos en cada vaso, de modo que tuviera el sonido que necesitamos y, finalmente, tocamos con él  la canción de Radio gaga. Además, realizamos una serie de experimentos para entender conceptos como la gravedad, capilaridad, cromatografía y los vasos comunicantes.

Explicando nuestro proyecto.

 

Así, para realizar el modelo inicial de nuestro jardín vertical, tuvimos que solucionar algunos problemas:

  • Cómo llevar el agua hasta las plantas: decidimos colocar un sensor de humedad y de luz.
  • Cómo hacer que el proyecto estuviera estable y no se cayera: lo colocamos en una especie de maceta.
  • Tipo de planta: decidimos poner un tipo de planta que no necesitase mucha agua.
  • Luz: decidimos poner un sensor de luz para que regase a ciertas horas
  • Localización: decidimos poner el huerto en el exterior y sin cubrir.

Otros inconvenientes que tuvimos fueron el dinero, el tiempo y los materiales. Afortunadamente, el colegio nos ayudó en esos aspectos y, en realidad, no ha sido demasiado costoso.

Respecto al diseño, queríamos que todo el mundo pudiese ver el mecanismo del mismo. Así, decidimos hacer una especie de cono en el cual hubiera diferentes pisos para albergar distintos tipos de plantas, ya que encima del jardín teníamos un recipiente donde el agua se repartía en tres habitáculos. Cada uno añadía al agua un mineral diferente para cada tipo de planta, con lo que con el mismo tipo de agua podríamos tener una mayor variedad vegetal.
Por otro lado, para solventar el problema de subir el agua hasta el jardín, utilizamos una tarjeta de programación de Frearduino, a la que conectamos dos sensores y tres cables: el primer sensor mide la luminosidad y claridad del ambiente mientras que el otro mide la humedad. Ambos datos son registrados y, si se cumplen unos datos de luminosidad y de humedad (los dos a la vez), la información  de la tarjeta pasaría a un relé conectado a la placa por tres cables (cable de potencia, el GND y la señal). Si los tres cables están transmitiendo energía, la información pasa directamente del relé a la bomba. Uno de los siguientes pasos que queremos realizar con este proyecto es introducir una placa solar para que pueda alimentar a la bomba de una manera más ecológica y responsable con el medio ambiente. Hemos programado esta tarjeta con bitbloq, que es una programación por bloques muy visual y útil.

Como último paso, queremos construir la maqueta real y añadirle una cubierta que provoque un efecto invernadero y que pudiera ser desmontable.

Presentamos nuestro jardín vertical en el SIMO.

Pensamos que, en general, es un proyecto interesante por que puede ayudar a gente que vive en ciudades grandes en las que no hay espacio, como es el caso de Madrid, ciudad en la que presentamos la idea.

Si pudiéramos elegir, preferimos el aprendizaje basado en proyectos en vez de la clase tradicional porque nos parece mucho más interesante que estar estudiando para el examen. También porque hemos aprendido mucho de ingeniería, del proceso EDP, principios científicos, biología y por supuesto hemos aprendido a trabajar en grupos y a respetar las ideas de los demás compañeros.

Respecto a nuestra última experiencia exponiendo, la del SIMO, ha sido muy enriquecedora y gratificante ya que además de exponer hemos visto un montón de ideas innovadoras que pueden servirnos para perfeccionar y mejorar nuestro jardín vertical. Antes de exponer estábamos un poco nerviosos, pero cuando nos pusimos a ello se nos quitaron los nervios y lo disfrutamos al máximo. Es una experiencia que recomendamos a todo el mundo.