Recientemente publicamos en ‘Red-acción’ cómo vivieron los estudiantes de Alemán del IES Santa Clara su viaje de intercambio a Mannheim. Ahora vamos a descubrir qué le ha parecido al alumnado del instituto Geschwister-Scholl-Gymnasium su estancia en Santander.    

Y finalmente llegó el momento: en abril visitamos a nuestros compañeros españoles de intercambio durante una semana en Santander. Estábamos todos muy ansiosos por conocer cómo es vivir con una familia española.

Piya Tütün, la autora del texto, en el centro de la imagen junto a sus compañeras de Mannheim.

Principalmente nuestro día a día fue así: primero, por la mañana, íbamos a clase con nuestros hermanos españoles. Me di cuenta de que en las clases en Alemania hay más disciplina que en España, donde todos parecen estar mucho más relajados. Desafortunadamente no pudimos entender muy bien a los profesores ni a los alumnos porque todos hablaban muy rápido.

Foto de grupo en la visita a San Vicente de la Barquera, con el puente de La Maza de fondo.

Y después de clase, por la tarde, teníamos normalmente una excursión con todo el grupo. Uno de los días fuimos a San Vicente de la Barquera en autobús y nos gustó mucho porque hay mar allí. Y también visitamos una iglesia muy antigua en Santillana del Mar. Los otros días nos quedamos en Santander y visitamos juntos, por ejemplo, el Parlamento y el mercado de La Esperanza.

Visita al Parlamento de Cantabria.

En el mercado asistimos a una clase de cocina muy interesante donde también probamos rabas y otros platos típicos de la zona. También vimos muchos tipos de pescado que no conocemos en Alemania.

Los estudiantes en el mercado de La Esperanza de Santander.

En general, los hábitos alimenticios en España son muy diferentes a los de Alemania. Se come con pan blanco en cada comida y también almorzamos bocadillos en la escuela. La cena en casa con las familias siempre tiene lugar muy tarde, aproximadamente a las 10 de la noche. En Alemania todo pasa más temprano.

Aprendiendo a cocinar en el mercado de La Esperanza.

En definitiva, Santander es una ciudad muy bonita junto al mar. Nos gustó especialmente la playa, donde a menudo pasamos tiempo con nuestras familias de acogida. Las familias fueron muy simpáticas y tuvimos una gran semana. Echamos de menos a nuestras familias y queremos volver…