Óscar Arcera, profesor del colegio San José de Santander (Fundación Educere), relata su experiencia como profesor de Matemáticas en Miami, Estados Unidos, y cómo esta aventura se ha visto zarandeada en tiempos de pandemia.
Parece que era ayer mismo cuando aterrizaba en el Aeropuerto Internacional de Miami cargado con muy poco equipaje, pero muchas ilusiones y nuevos proyectos. Una nueva experiencia educativa por delante en la que se embarcaba, cómo no, la familia al completo. Nuevos retos, aprendizajes, dificultades,… Toda una aventura, y más, en tiempos de pandemia. Pero antes de empezar por el principio, dejadme que concluya: “No ha sido fácil. Hay que arriesgar muchas cosas y salir de tu zona de confort. Una experiencia de aprendizaje a nivel profesional y familiar, que a pesar del reto que supone, merece la pena vivirse”.
Son las 5:50 de la mañana y suena el despertador. Aquí la rutina diaria empieza muy temprano. Las grandes distancias en cualquier ciudad o pueblo de EE.UU son una de las causas además de que la mayoría de los High School comiencen las clases a las 7:30 a.m. Teniendo en cuenta que los profesores tenemos que estar de 15 a 30 minutos antes del comienzo de nuestra jornada laboral, y permanecer en el centro al menos 15 minutos después de finalizadas las clases, esto hace un total de más de siete horas y media de docencia diarias, una de las primeras diferencias con el sistema educativo español.
Pero no es solamente el horario la principal diferencia con nuestro sistema educativo. Lo son también su mayor eficacia en la organización y la gestión de medios; su enfoque, eminentemente práctico y orientado más que al aprendizaje conceptual, a garantizar la adquisición de habilidades o skills para la superación de las pruebas finales (FSA, SAT, ACT, AP,…), y su alumnado, bastante más complicado en líneas generales, en cuanto a disciplina, que el alumnado español, y con un dominio del speech desde edades tempranas, capaz de hacerse plantear la vocación al educador más forjado en batallas educativas.
Mi experiencia como profesor de Matemáticas, se ha desarrollado este curso en el City of Hialeah Educational Academy, perteneciente a Académica Corporation, un conglomerado de Charter Schools (lo más parecido a nuestras escuelas concertadas, con gestión privada, pero con financiación pública del Estado, el Condado y el Distrito), y dependiente administrativamente del Miami Dade County. En esta escuela de más de 900 alumnos del área metropolitana de Miami, el 96% del alumnado es de ascendencia cubana, aunque la gran mayoría de alumnos han nacido en los Estados Unidos. Esto hace que esta, y otras muchas escuelas de Florida, tengan una idiosincrasia particular y propia. Especialmente en Middle School, lo que se correspondería en España con los cursos de 6º de Primaria a 2º ESO, donde se concentran los problemas de conducta. Es habitual que en este tipo de centros se opte por profesorado que domine las dos lenguas (inglés y español) para poder hacer ejercicio de un buen classroom management, y evitar que los alumnos tomen el control de la clase.
Las clases y la vida diaria del centro (claustros, reuniones de departamentos, formación,…) se desarrollan íntegramente en inglés salvo, obviamente, la asignatura de Advance Placement Spanish, lo que supone para los profesores que venimos de España, además de un reto, una oportunidad de mejora de nuestras destrezas orales. Este aspecto del idioma es de suma importancia de cara a decidir embarcarse en el Programa de Profesores Visitantes (PPVV) del Ministerio de Educación. Si bien este programa nació con el objetivo de potenciar experiencias de intercambio cultural entre algunos estados norteamericanos y España y buscaba, en sus orígenes, profesores de español para impartir en programas bilingües o en centros con un alto índice de alumnado de ascendencia hispana, ahora empieza a demandar profesionales altamente formados de diversas áreas científico-técnicas y con un buen nivel de inglés.
Por ejemplo, estados como el de California exigen un nivel C1 para optar a participar en el programa, mientras que estados como el de Florida, solamente un B1 si vas a impartir español en una Elementary School. Pero lo que sucede en la realidad es que, a pesar de las condiciones impuestas por el Estado, la propia escuela que te contrata impone las suyas propias en función de las necesidades a cubrir y, en el caso de profesorado para impartir docencia en cualquier disciplina STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics) en inglés, como es mi caso, ese requerimiento es un C1 nuevamente.
Quizá a estas alturas del artículo alguno esté valorando optar a este programa en futuras convocatorias, cosa a lo que os animo. Os resumo lo mejor posible lo fundamental que debéis tener en cuenta, tanto por los requerimientos del programa, como por nuestra experiencia como familia de cinco miembros participando en el mismo.
La convocatoria anual del Programa de PPVV se hace en el mes de noviembre y consiste en la presentación vía telemática a través de la Plataforma PROFEX de una ingente cantidad de información requerida para poder pasar a la fase de admitido. Estar admitido, que es el primer escalón de todo el proceso, supone solamente cumplir cien por cien con los requerimientos del programa para el Estado al que se opta y esto es muy importante tenerlo en cuenta. Se opta sólo por un Estado, del que se tiene la información del curso anterior, pero no del actual, del número de plazas que convocó y el número de aspirantes que hubo. En esta primera fase por tanto, el aspirante debe dirimir el Estado al que optar en función de unos requerimientos fijos en cuanto a experiencia educativa, nivel de inglés y necesidad de estar trabajando a jornada completa en un centro educativo público o concertado pero, en cuanto a unos condicionantes indeterminados de las plazas que se van a ofertar, de los aspirantes que lo van a solicitar y un aspecto muy importante, del sueldo que se va a tener… Empieza en este momento un proceso de búsqueda de información que si bien será fundamental en la decisión en cuanto al Estado por el que optar, no garantizará ni mucho menos que hayas acertado al tomar dicha decisión… Y aquí es donde empieza la aventura. Preguntarás a cientos de profesores, rebuscarás en internet y en redes sociales, llamarás al Ministerio… pero, al final, serás tú, y tu familia si vienes acompañado, los que tendréis que tomar la decisión. Hay quien decide por el clima del Estado y por su cercanía a determinados destinos culturales o turísticos, por el número de plazas y de aspirantes de cursos anteriores… pero no debes dejar de lado aspectos sumamente importantes como las tablas salariales medias de cada Estado o Distrito, el precio medio del alquiler, la necesidad sí o sí, de comprar un vehículo de segunda mano, la existencia o no de una red de profesores visitantes en la zona que serán de suma importancia en el día a día de tu experiencia, la posibilidad de que tus hijos puedan matricularse en tu centro de trabajo o al menos en un radio relativamente cercano al tuyo,…
Una vez admitida la solicitud comienza la fase de angustia o incertidumbre, en el que el candidato consulta, prácticamente a diario, el estado de su solicitud, hasta que un día, de repente, y a la hora menos pensada, tu solicitud cambia de estar admitido a estar seleccionado. Es ahí cuando te lo empiezas a creer. Es posible cumplir ese sueño, aunque aún debes pasar una importante criba. Comienzas entonces a prepararte la entrevista, que sabes que será fundamentalmente en inglés. Encuentras preguntas que han hecho a candidatos otros años y con algunas de ellas te preguntas si serías capaz de encontrar la respuesta en castellano… Dispondrás, según la convocatoria y el año de aproximadamente un mes desde que sabes que estás seleccionado y la fecha de las entrevistas. También podrá suceder que aunque seleccionado, el propio Ministerio te proponga para otro Estado que justo, mira por donde, era el que menos querías, y tendrás que volver a tomar nuevas decisiones en torno a nuevos parámetros…
Y llegará, aunque se te hará muy largo, el día de las temidas entrevistas, que en mi caso fue el tres de abril. Serás convocado en un hotel de Madrid y, por supuesto, todos los gastos de desplazamiento y alojamiento, vengas de donde vengas, y seas o no seleccionado, correrán de tu parte. Y ni en tu familia ni en tu trabajo habrás comunicado aún nada, pues nada es aún seguro. Así que como puedes suponer ese mes o mes y medio de espera hasta la entrevista, es un mes en el que se mezclan diversas emociones: incertidumbre, emoción, miedo,… Y llega la entrevista, y ese día tampoco será fácil. Y si tienes suerte, como fue mi caso, aunque no sin lucharlo, serás contratado ese mismo día y saldrás de Madrid sabiendo cuál será tu escuela el curso siguiente y podrás empezar, entonces, a intentar responder tantas preguntas que hasta entonces estaban en el aire.
Como decía al principio, no es fácil tomar esta decisión, ni lo son posteriormente los primeros seis meses de la experiencia. Visados, papeleos, seguros médicos, búsqueda de vivienda, compra de un vehículo, apertura de una cuenta bancaria, solicitud de un número de seguridad social, amueblar una casa,… Todos estos y más son trámites que tendrás que gestionar por tu cuenta y que requieren una dosis de templanza para no sucumbir en el intento. El simple hecho de alquilar una vivienda en cualquier lugar de EE.UU. te requerirá tal cantidad de documentos de los que no dispondrás aún, y que pondrán en juego tu capacidad de gestionar situaciones desconocidas hasta entonces.
Otro aspecto a tener en cuenta es que deberás hacer frente a una gran cantidad de gastos iniciales con tus ahorros. Alquiler de vivienda, vehículo, muebles, viajes, seguros,…, ascenderán a una cantidad que el Ministerio estima en 10.000 €, y que en función del número de integrantes de la familia puede duplicarse. A medida que el curso avanza, si vienes sólo como J1, o si tienes suerte que tu mujer, en mi caso, consiga trabajo con su visado J2, te recuperarás económicamente sobre todo, si sabes hacer bien las cuentas.
En conclusión, y como empezaba este artículo: “No ha sido fácil. Hay que arriesgar muchas cosas y salir de tu zona de confort. Una experiencia de aprendizaje a nivel profesional y familiar, que a pesar del reto que supone, merece la pena vivirse”. Está siendo una experiencia tremendamente enriquecedora para toda la familia. Desde el punto de vista profesional hemos podido trabajar en un sistema educativo totalmente diferente al nuestro y del que nos llevamos muchas ideas para aplicar en España. Desde el punto de vista familiar ha sido una oportunidad de oro para mis hijos que, al aprendizaje y puesta en práctica de un idioma, tienen que sumar la apertura de miras que te ofrece vivir en otro país y las oportunidades de aprendizaje que te proporciona conocer y viajar por diferentes estados. En definitiva, ¡MERECE LA PENA!
Antes de finalizar este artículo, no puedo por más que hacer referencia a la situación actual que vivimos en el mundo entero. A punto de concluirse este primer curso de experiencia, y momento en el que plantearse la continuidad por un año más en el programa, enfrentamos esta maldita pandemia que está poniendo patas arriba el mundo entero. Vivimos con angustia las noticias que nos llegan desde España, donde a fecha de hoy en que escribo este artículo, las víctimas no dejan de aumentar. Añoramos, y estamos preocupados por nuestras familias allí, especialmente por los mayores.
Vaya desde aquí un saludo especial para mi madre y para todo el pueblo de Mataporquera. También a nuestros compañeros de trabajo en el colegio San José de Santander. Vivimos el confinamiento solidariamente con todos vosotros. Con todas las escuelas de Florida cerradas, seguimos dando clase diariamente mediante videoconferencia online.
Nuevamente, la vida pone ante nosotros nuevas situaciones que exigen lo mejor de nosotros mismos. Que cada uno, desde el lugar y la responsabilidad que tengamos, sepamos responder con responsabilidad para que esta pandemia pase pronto.