Estudiantes de lo más heterogéneo tuvieron que convivir y viajar juntos, descubrir lo desconocido y crear amistades que no habrían parecido posibles de no ser por esta experiencia. Y este grupo fue sometido a un nuevo “principio” hace apenas unos meses. De cómo un final dio lugar a un maravilloso principio; la experiencia Erasmus+ de una alumna del colegio Miguel Bravo de Santander.
Finales…
Desde el principio de nuestras vidas estamos rodeados de ellos y los afrontamos continuamente: fin de la guardería, fin de año, fin de la infancia, fin de una relación, fin de curso… siempre están ahí. Y por más que estemos expuestos a ellos día a día, nos siguen sorprendiendo como si no supiéramos que son inevitables. ¿Pero… qué es el fin sino otra forma de apodar el principio de algo?
Un grupo de alumnos de lo más heterogéneo, personas tan diferentes que lo poco que tenían en común era estar en el mismo lugar al mismo tiempo, tuvieron que convivir y viajar juntos, descubrir lo desconocido y crear amistades que no habrían parecido posibles de no ser por esta experiencia. Y este grupito fue sometido a esta clase de nuevo “principio” hace apenas unos meses.
Creo que todos sabéis ya de lo que estoy hablando… Erasmus+.
Muchos fuimos los que participamos en este proyecto los últimos años, pero pienso que ninguno de nosotros se esperaba realmente que las cosas acabaran de la forma en que lo hicieron. Por supuesto, se sabía que las movilidades nos dejarían buenos recuerdos y experiencias interesantes, pero lo mucho que llegamos a crecer como personas en este tiempo tan comprimido fue algo que solo comprendimos por completo entre abrazo y abrazo en la última velada que pasamos juntos.
Todavía es difícil de creer que, para algunos de nosotros, ya no habrá más movilidades a la vuelta de la esquina. Ninguna semana en la que nos unamos todos otra vez y rememoremos los viejos buenos recuerdos mientras creamos otros nuevos. Pero, y estoy segura de que hablo por todos nosotros cuando digo que, ni siquiera algo tan fuerte como la distancia podrá romper los vínculos que creamos durante la participación en este proyecto.
A pesar de la creencia general, este programa no son solo viajes. Las movilidades son en realidad el resultado de muchos trabajos y actividades que nos mantienen continuamente en sintonía con el ambiente Erasmus+. Nuestro cole, el colegio Miguel Bravo A. A. – La Salle, participó en el proyecto Sport Pour Toutes et Tous junto con tres centros más de Italia, Francia y Alemania.
El pegamento de todo lo que se organizó, de alguna manera, fueron los deportes inclusivos. Tuvimos el gran privilegio de probar deportes como el hockey paralímpico, bounceball en silla de ruedas, goalball y boccia, entre otros. Tras esto, nos dimos cuenta del esfuerzo que supone para algunos practicar sus deportes favoritos. El deporte es para todos; personas sanas y discapacitadas, mujeres y hombres… todos. Esto se nos quedó grabado a fuego en la memoria después de escuchar testimonios de todo tipo de deportistas que hablaron con tanto amor y cariño sobre lo que les apasiona.
El primer viaje fue a Alcamo, Sicilia. Yo, personalmente no participé en ese viaje, pero por lo que me contaron mis compañeros fue una aventura emocionante ya que, para muchos de ellos fue la primera vez que pasaron un tiempo tan prolongado a tanta distancia de casa.
Donde sí estuve, fue en la movilidad a Rouen (Francia) y a Bad Bentheim (Alemania), incluidas las actividades organizadas para la semana de aquí, en Santander. Lo dije ya muchas veces, y no me cansaré de decirlo, estos viajes marcaron un profundo antes y después en mi vida y en la de muchos otros participantes. Y no me atrevería a afirmar tal cosa si no me lo hubieran dicho ellos mismos.
En Alemania tuvimos el gran privilegio de alojarnos en casa de nativos, algo que simplemente fue una oportunidad única. Estar rodeado gran parte del día de personas con las que tienes que comunicarte en un idioma que no es el tuyo ya resulta desafiante de por sí, pero si incluso tienes que dormir en casa de estas personas, estás ante un verdadero reto.
Fuimos acogidos en casa de nuestros correspondientes, quienes nos ayudaron en todo lo que necesitamos a lo largo de la semana. Esto llevó a la forja de unos preciosos lazos duraderos que, como bonus, nos animan a seguir practicando los idiomas extranjeros.
Hablando de lazos y amistades, no olvido mencionar lo mucho que nos acercaron estas experiencias, a nosotros, compañeros que nos conocíamos desde hacía años, pero sobre todo a los profesores. Durante la semana en la que nos hospedamos en un albergue de Rouen estuvimos más cerca que nunca, y nuestros corazones así se quedaron y así se quedarán.
Y así, el tiempo se nos escurrió entre los dedos y llegamos al último día. Por muy difícil que parezca esto, todos y cada uno de los participantes sintieron lo mismo, un sabor agridulce; tristeza y emoción, lágrimas y carcajadas, todo mezclado en un batiburrillo de sentimientos que dejó con las mejillas húmedas hasta a los más impasibles.
Es muy difícil comprimir tantas emociones y sensaciones en un texto, pero espero que te haya servido de chispa para que, aunque sea por un segundo, te plantees apuntarte a esto cuando se te dé la oportunidad. Independientemente de la modalidad de alojamiento que escojas, no harás más que aprender de ambas experiencias.
Así que… finales. El fin de mi Erasmus significó el principio de una nueva etapa en mi vida. Quizás, con un poco de suerte, el fin de esta lectura, sea el principio de un nuevo viaje para ti. La decisión está en tus manos.
Más información:
Video-resumen de las cuatro movilidades: https://youtu.be/l7D3p-EmYcw
Video-resumen de la movilidad a Francia: https://youtu.be/zK7OeS4-6Ro
Video-resumen de la movilidad a Alemania: https://youtu.be/oWvv3w9oSos
Video-resumen de la movilidad a Santander: https://youtu.be/lZ8Pm_TapV8