Los estudiantes de 4º de ESO del colegio El Salvador de Barreda han apostado por abordar ODS relacionados con la ecología, el medioambiente y la educación en tiempos de pandemia como temas para participar en el I Concurso InterAulas. En esta primera entrega recopilamos algunos de los artículos que enviaron al certamen.

 

EFECTOS DE LA PANDEMIA EN EL MAR
Por Sofía Fernández.

La pandemia ha afectado de forma directa y positiva sobre el uso de la energía y la emisión de gases. Se ha reducido, no solo al bajar algunas de las producciones industriales emisoras, sino también al disminuir el transporte, tanto terrestre como aéreo (restricciones en viajes internacionales, desplazamientos al trabajo, turismo, negocios…)
Y también ha afectado de forma negativa por la producción, consumo y residuos de plásticos (mascarillas, guantes, batas, desinfectantes de manos embotellados, contenedores plásticos de comidas para llevar). Muchos de estos residuos no acaban su vida en lugares destinados a este fin. Algunos desaprensivos los dejan en cualquier lugar y parte de ellos van a parar a los ríos y al mar.

Se considera que las mascarillas tardan 400 años en degradarse completamente y los guantes entre 100 y 150 años.
En mi opinión si seguimos así, todos los animales marinos acabaran teniendo restos de materias plásticas en sus estómagos, aparte de sufrir amputaciones o incluso la muerte, por enredos en la basura.
Debemos concienciarnos sobre la eliminación responsable de residuos y en este momento, especialmente, de los guantes y mascarillas. El daño que causamos al medioambiente es un daño a nuestra propia salud.

Para comprobarlo me he dirigido con un dron y una cámara sumergible a la playa de Cuchía, donde me he sumergido para ver el fondo marino.

En esta fotografía, como se ve a simple vista, el agua parece estar limpia y no se ve ningún tipo de residuo, pero no  todo es lo que parece. 

No me hicieron falta ni 10 minutos buceando y mirando entre las rocas de la playa para poder encontrar todo tipo de basura, entre las principales guantes y mascarillas que muestro a continuación:

Finalmente saqué todo lo que pude, pero aun así era imposible sacar toda la basura que había. Con esto quiero decir que, si cada uno pusiera su granito de arena, podríamos terminar con esto o por lo menos mejorarlo, ya que esto nos beneficia a todos y a cada uno de nosotros.

 

OBJETIVO 15: VIDA DE ECOSISTEMAS TERRESTRES
Por Diego Gutiérrez.

La vida humana depende de la tierra tanto como del océano para su sustento y subsistencia. La flora provee el 80% de la alimentación humana y la agricultura representa un recurso económico y un medio de desarrollo importante. A su vez, los bosques cubren el 30% de la superficie terrestre, proveen hábitats cruciales a millones de especies y son fuente importante de aire limpio y agua. Además, son fundamentales para combatir el cambio climático. 

Cada año se pierden 13 millones de hectáreas de bosques, mientras que la degradación persistente de las tierras secas ha llevado a la desertificación de 3.600 millones de hectáreas, afectando desproporcionadamente a las comunidades pobres. 

Mientras que el 15% de la tierra está protegida, la biodiversidad todavía está en riesgo. Cerca de 7.000 especies de animales y plantas han sido objeto del comercio ilegal. El tráfico de vida silvestre no solo erosiona la biodiversidad, sino que crea inseguridad, alimenta el conflicto y alimenta la corrupción. 

Se deben tomar medidas urgentes para reducir la pérdida de hábitats naturales y biodiversidad que forman parte de nuestro patrimonio común y apoyar la seguridad alimentaria y del agua a nivel mundial, la mitigación y adaptación al cambio climático, y la paz y la seguridad. 

Las primeras reacciones ante una pandemia como la del coronavirus tratan de buscar culpables. El pangolín o el murciélago podrían estar detrás de la propagación del virus. Sin embargo, los expertos señalan al ser humano que, a  través de la deforestación, la tala y el comercio con animales exóticos, se expone a estas enfermedades. 

En mi opinión esto está destrozando el planeta y el uso de mascarillas es un desecho muy contaminante debido a que solo tienen un uso y de cuatro horas máximo y son biodegradables.

 

CÓMO HA CONTRIBUIDO LA PANDEMIA DEL COVID EN LA ACCIÓN POR EL CLIMA
Por Adrián Cuevas.

A la necesidad de reducir la contaminación por sus efectos nocivos para la salud y el medio ambiente se puede sumar un poderoso nuevo motivo: su incidencia en pandemias globales como la COVID-19. Los científicos ya han presentado diversos estudios que establecen la relación, aunque la mayoría están sin revisar y presentan limitaciones. 

Uno de los trabajos más robustos desde el punto de vista metodológico es el que han realizado investigadores de la Universidad de Harvard. Tras analizar los datos de 3.080 condados en EEUU (prácticamente todo el país), han encontrado una asociación entre mayor mortalidad por coronavirus y niveles más altos de las peligrosas partículas PM 2,5 (con diámetro inferior a 2,5 micras). El aumento de un solo microgramo por metro cúbico en la concentración de estas partículas hace subir un 15 % la tasa de mortalidad. A la necesidad de reducir la contaminación por sus efectos nocivos para la salud y el medio ambiente se puede sumar un poderoso nuevo motivo: su incidencia en pandemias globales como la COVID-19. Los científicos ya han presentado diversos estudios que establecen la relación, aunque la mayoría están sin revisar y presentan limitaciones. 

El cambio climático es muy difícil de parar, pero se ha visto que no imposible. Ha hecho falta que una pandemia llegara a nuestros días para pararnos y cambiarnos nuestro modo de vida. Ojalá no sea necesario todo esto y podamos combatir el problema, reduciendo la contaminación del planeta como ya sabemos que podemos. 

Día tras días los niveles de contaminación han ido bajando en todos los lugares del mundo. En Madrid, por ejemplo, desde que el día 10 de marzo se cerraran los centros educativos y se intentara apostar por el teletrabajo, los niveles bajaron día tras día sin parar, llegando a tan solo un 40% del límite fijado por la OMS y la UE. «Existe un gran solapamiento entre las causas de muerte en pacientes con COVID-19 y las patologías que provoca la exposición a largo plazo a las finas partículas PM 2,5, que contienen microscópicos sólidos o gotas de líquido lo suficientemente pequeños como para que puedan inhalarse y causar serios problemas de salud», explica a SINC uno de los autores del estudio, Xiao Wu. «Nuestra hipótesis –continúa– es que debido a que la larga exposición a las PM 2,5 perjudica a los sistemas respiratorio y cardiovascular y aumenta el riesgo de mortalidad, también está afectando negativamente a la gravedad de los síntomas de infección por COVID-19 y empeorando el pronóstico de los pacientes con esta enfermedad». 

El artículo, enviado al New England Journal of Medicine, refleja las diferencias entre zonas ricas y pobres (más afectadas por el problema) y advierte que un aumento en la exposición a largo plazo a estos contaminantes podría tener consecuencias sobre la pandemia, algo a tener en cuenta a la hora de seguir su evolución y levantar los confinamientos. 

 

¿CÓMO HA AFECTADO LA PANDEMIA DEL COVID EN EL TURISMO? 
Por Víctor Pereda.

Introducción:   

El turismo hace balance del peor año de su historia. Aviones aparcados, hoteles sin turistas, restaurantes sin clientes, autobuses sin pasajeros, agencias de viajes cerradas, guías sin trabajo. 2020 ha sido una montaña rusa para el turismo, que empezó con un brote de un virus en China, que siguió con una epidemia en el gigante asiático y que saltó a Europa a través de los viajeros que visitaron Italia y el resto de Europa. En marzo, la pandemia ya se había extendido por toda Europa y provocó una decisión sin precedentes: el cierre de todo el espacio aéreo y de toda la planta hotelera en Europa ante la imposibilidad de controlar un virus que se cobrara miles de víctimas mortales diarias. 

2020 ha sido una montaña rusa para el turismo, que empezó con un brote de un virus en China, que siguió con una epidemia en el gigante asiático y que saltó a todo el mundo. 

El 15 de marzo del 2020 se decretó estado de alarma en España, por lo que todo el mundo tuvo que guardar una cuarentena obligatoria. Esto llevó a que solo podrían trabajar los trabajadores de sectores esenciales, como la sanidad entre muchos otros.  El sector más afectado fue el del turismo, ya que en 2019 representaba un 12,4% y en 2020 disminuyó hasta un 5,5%. 

En los diez primeros meses de 2020, España recibió 57 millones de turistas menos e ingresó 63.500 millones de euros menos. Las cifras globales de la Organización Mundial del Turismo apuntan a una caída del 80% de los flujos turísticos, lo que supondrá pasar de 1.400 millones de turistas a apenas 320 millones de pasajeros, la pérdida de 900.000 millones de euros en ingresos por turismo y la destrucción de 100 millones de puestos de trabajo.  

Las consecuencias de la pandemia no han sido iguales para todos los sectores en función del tamaño de las empresas, el nivel de endeudamiento o su capacidad para resistir sin ingresos. 

En los hoteles, excepto los tres meses de verano, en el caso de los situados en entornos vacacionales, la gran mayoría han permanecido cerrados nueve meses ante las dificultades para atraer clientes en un entorno en el que el espacio aéreo ha estado cerrado. La conectividad aérea ha sido mínima y los empresarios han tenido que tirar de caja para soportar un escenario con ocupaciones que apenas llegaban al 50% en muchos casos y que ha llevado a muchos empresarios a no abrir sus establecimientos. 

Se calcula que mantener un hotel cerrado puede conllevar un coste mensual de entre 50.000 y 100.000 euros en función del tamaño. 
El balance del verano fue muy desigual por zonas, con ocupaciones por debajo del 40% en la gran mayoría y tan solo por encima del 50% en determinadas zonas de Andalucía o Asturias. 

Lo peor es que ninguna de las grandes cadenas sabe predecir cuándo acabará esta situación. La gran mayoría vaticina que no recuperará hasta 2022 los niveles de facturación de 2019, en el caso de los hoteles vacacionales tanto en el litoral como en Canarias y Baleares, y hasta 2023 y 2024 en el caso de los hoteles urbanos, con especial incidencia negativa en Madrid o Barcelona. 

El cierre de fronteras y hoteles, las cuarentenas de grandes mercados emisores como Reino Unido o Alemania y las restricciones a la movilidad entre países de la UE han dejado aparcados los aviones de todas las grandes aerolíneas. 

La estadística de los aeropuertos de la red de Aena hasta noviembre muestra un resultado de 1 millón de vuelos y 72,2 millones de pasajeros transportados frente los 2,2 millones de vuelos y los 257 millones de pasajeros registrados en el mismo período de 2019. Un desplome que ha deteriorado la cuenta de resultados de las grandes aerolíneas y ha puesto al borde del precipicio a aquellas con menos tesorería.  

En ese grupo destaca Air Europa, la segunda compañía española más importante por tamaño, que será rescatada a través de una ayuda de 475 millones de euros. 

Las dos mejor paradas hasta noviembre han sido Ryanair, con 13 millones de pasajeros, y Vueling, con 12,2 millones, y ya a mucha distancia, Air Europa (6,1 millones), Iberia (5,7 millones) e Iberia Express (3,6 millones). Todos lejos de las cifras registradas en los doce meses de 2019: Ryanair (43,7 millones), Vueling (29,1); Iberia (16,9 millones) o Air Europa (13,1 millones). 

La vuelta a la normalidad no llegará con las vacunas y no se alcanzarán los niveles de tráfico aéreo de 2019 al menos en cinco años. 

La industria de los cruceros fue la que primero sufrió el golpe del coronavirus a través del primer contagio masivo en el crucero Diamond Princess, con un balance de 700 contagiados y 7 muertos sobre un total de 3.600 pasajeros en febrero. Después de ese episodio, la industria paralizó todas sus operaciones en Europa, América y Asia y el deterioro económico se llevó por delante a Pullmantur. 

Hoteles, bares, restaurantes y cafeterías, los principales exponentes de la hostelería, han sufrido la desaparición de los turistas extranjeros (hasta octubre de 2020 se perdieron 57 de los 83,1 millones recibidos en 2019) 

Este sector, sin embargo, no ha sido el único afectado por el desplome del turismo. Muy ligado a la hostelería, la agricultura ha sufrido el desplome de precios de productos muy consumidos por turistas como huevos o pollo. la organización agraria aseguraba que las ventas de pollo en el canal de la hostelería, que suponía un 25% del total de la facturación, se han desplomado un 60% ante la falta de demanda. 

Mientras la vacunación avanza la situación poco a poco se va arreglando, el 7 de junio España participará en una prueba general de la UE para la puesta en marcha del certificado digital COVID que facilitará la movilidad entre los ciudadanos europeos. Este documento será gratuito, se basa en un código QR tanto en formato digital como en papel. 

En conclusión: ha sido un sector muy afectado ya que al no ser un trabajo esencial no podían trabajar, esto ha llevado a muchas empresas de la hostelería al cierre permanente de establecimientos. 

El transporte público se hundió un 46,7 % en 2020, lo que significa 2.300 millones de viajes menos, como consecuencia de las fuertes restricciones de movimientos para contener la pandemia de coronavirus. A este sector le costará recuperase, pero ya se puede viajar con medidas de seguridad. 

En EU la mayoría de países están abiertos, pero con restricciones, si quieres viajar a otro país de Europa tienes que presentar una prueba COVID negativa y guardar una cuarentena. 

En otros países como Estados unidos, Canadá, Rusia y China, entre otros, solo pueden entrar los ciudadanos, los residentes que regresan a casa o las personas en otras circunstancias especiales. 

Y en México, Costa rica, República Dominicana, Suiza, Macedonia y Albania no hay restricciones ni requisitos para la mayoría de los viajeros en este momento.   

  • 6 países tienen abiertas sus fronteras.
  • 118 países tienen sus fronteras abiertas con restricciones.
  • 96 países tienen cerradas sus fronteras

 

¿CÓMO HA AFECTADO LA PANDEMIA A LA VIDA SUBMARINA?
Por Nerea Crespo.

La desaceleración económica mundial causada por la COVID-19 está teniendo efectos generalizados no solo en los empleos, las economías y los gobiernos, sino también en los ecosistemas terrestres y marinos. A corto plazo, los efectos de la COVID-19 en la salud del océano han sido en gran medida positivos debido a la reducción de diversas presiones sectoriales que causan contaminación, sobrepesca, pérdida de hábitats, introducción de especies invasoras y los efectos del cambio climático en el océano. Ya se observan importantes disminuciones en las actividades de pesca, transporte marítimo, turismo costero, desarrollo costero y extracción de petróleo y gas. 

Sectores oceánicos más afectados por la COVID-19: turismo 70,7%, pesca 10,4%, petróleo y gas en alta mar 7,2%, transporte marítimo 6,2%, energías renovables en alta mar 2,9% y acuicultura 2,6%. 

Un estudio reciente del proyecto Cadenas mundiales de suministro sostenible para productos marinos del Fondo para el Medio Ambiente Mundial del PNUD mostró importantes reducciones en la demanda de camarón, pulpo, cangrejo, pargo, mero, calamar y dorado. Esto se debe a la menor demanda de los mercados de exportación, el reto de poner en práctica medidas sanitarias en los barcos pesqueros, las dificultades para acceder a los suministros y la escasez de mano de obra.   

La COVID-19 también ha tenido un efecto drástico en el transporte marítimo internacional. Si bien a corto plazo las cantidades totales de carga solo han disminuido un poco, alrededor del 5% interanual para marzo de 2020, y los puertos han seguido funcionando, se prevé una disminución del 10% del comercio en contenedores para 2020, la mayor jamás registrada. 

La reducción del tráfico marítimo disminuirá las emisiones de gases de efecto invernadero del sector; el transporte marítimo internacional representa alrededor del 2,5% de las emisiones de este tipo de gases. Esta reducción de los gases de efecto invernadero beneficiará al océano al disminuir el ritmo de la acidificación, el calentamiento y la desoxigenación, pero, como en el caso anterior, si no se mantiene, el impacto general será modesto. 

El turismo ha estado casi paralizado a causa de las restricciones impuestas a los viajes internacionales. La reducción a corto plazo sin duda traerá algunos beneficios para los ecosistemas costeros debido a la menor presión ejercida por actividades como la navegación y el buceo, así como la disminución de las emisiones provenientes de aguas residuales de los hoteles costeros en gran parte desocupados. Sin embargo, los impactos socioeconómicos que la drástica reducción de la actividad turística tiene sobre los empleos y negocios del turismo costero no tienen precedentes y han generado preocupación acerca de cómo se recuperará la industria a mediano e incluso a largo plazo. 

Una desaceleración de la construcción costera y de otros proyectos puede tener beneficios a corto plazo al reducir el estrés en los ecosistemas costeros, pero es poco probable que estos perduren una vez que se recupere dicha actividad. 

En mi opinión, considero que la pandemia ha beneficiado mucho al mundo marino ya que al estar en casa y no poder salir ha habido mucha menos contaminación durante estos meses y se ha visto reflejado en el mar y en la vida submarina. Aunque esta pandemia haya sido beneficiosa para el mundo marino, no lo ha sido de igual forma a trabajos relacionados con él, como la pesca, los barcos turísticos, etc. 

 

CÓMO HA CONTRIBUIDO LA PANDEMIA EN LOS ODS
Por Jesús Ruiz.