Los alumnos de los talleres ‘Literatura de Cantabria’, ‘Comprensión y expresión escrita’ y ‘Competencias básicas: lectoescritura’ del CEPA Caligrama visitamos el 19 de abril el precioso pueblecito de Colombres, municipio de Ribadedeva (Asturias). Uno de los motivos de escoger esta localidad fue conocer más de cerca la emigración a América y, con ello, la figura del indiano, como se denominaba a las personas que se marchaban “a las Indias” para hacer fortuna.
Colombres es un claro ejemplo de la emigración. Muchos de sus vecinos se aventuraron a marchar a las Américas y ello se refleja en sus calles con magníficas construcciones de casonas de indianos. Entre todas las del pueblo destaca una fabulosa construcción llamada Quinta Guadalupe, convertida hoy en el Museo de la Emigración. Es una fundación promovida por el Principado de Asturias donde se muestran y archivan todo tipo de documentos relativos al periodo histórico de la emigración española a América.
La Quinta Guadalupe está construida con un estilo arquitectónico ecléctico, que mezcla elementos de diferentes estilos y épocas arquitectónicas, muy común en las construcciones de los indianos que buscaban reflejar en sus casas su triunfo y fortuna. La espectacular fachada de la casa está pintada con una gama de colores azules que evocan al océano. La casona está enclavada en un lugar privilegiado del pueblo, rodeada de una maravillosa finca con jardines tropicales, estanques y las míticas palmeras como símbolo de la casa de un indiano. Las zonas de la casa han sido restauradas de acuerdo con su estado original. Fue construida en 1906 por el emigrante a México Iñigo Noriega Laso, que partió del pueblo con 14 años y toda su vida está descrita en una de las salas del museo, coincidiendo prácticamente con las vivencias y aventuras típicas de los demás emigrantes indianos.
Las salas del museo están dispuestas en torno a un gran patio interior formado por galerías con arquerías de madera policromada de estilo árabe y una ostentosa escalera que accede a las distintas plantas. La planta principal tiene exposiciones de la emigración a Cuba. En la planta primera está la biblioteca y documentación relativa a Manuel Ibáñez, primer conde de Ribadedeva, así como la emigración a México. En la planta segunda se exponen fotografías y documentaciones de las comunidades asturianas formadas por los emigrantes, como varias sociedades y centros fundados en Cuba, Tampa, Chile, Buenos Aires y México. También hay una sala dedicada a los viajes de ultramar que realizaban los emigrantes, con detalles de los equipajes, carteles anunciantes de las compañías navieras, los puertos de salidas (Vigo, Coruña, Cádiz) y destinos, pasajes y fechas.
Se muestran las catástrofes de los famosos naufragios de los buques Príncipe de Asturias (que en 1916 zarpó de Barcelona con destino Buenos Aires, Río de Janeiro y Montevideo), y el Balvanera, apodado como el ‘Titanic canario’ por su misterioso hundimiento en el recorrido del puerto de La Habana a New York, y en el que murieron 488 personas.
En resumen, el fenómeno de los indianos fue el resultado de la masiva emigración a América durante los siglos XIX y XX, principalmente desde las zonas del norte, todo ello como consecuencia de una España desastrosa. Se buscaba salir de la miseria en el nuevo continente, escapando además del servicio militar obligatorio en la guerra de Marruecos y con la gran ilusión de hacer fortuna viendo el ejemplo de otros convecinos que habían logrado el sueño y regresaban triunfantes.
Numerosas personas se embarcaron sin importarles los peligros, ni la soledad de ir a una tierra desconocida. La gran mayoría de los emigrantes eran apenas unos niños. Según las estadísticas, las edades de los pasaportes oscilaban entre los 13 y los 17 años. Todos tenían como objetivo “hacer las Américas” y regresar con una inmensa fortuna. Algunos fueron personajes notables y llegaron a ser grandes empresarios, emprendedores de negocios del tabaco, industria o minería. Gracias a sus grandes fortunas, incluso algunas superiores a las de la nobleza, propiciaron obras de carácter altruista, que a su vez les proporcionó un reconocimiento en la escala social de la España de la época.
Pasaron los mejores años de su juventud luchando con valentía entre constantes añoranzas para volver a su patria. Algunos afortunados regresaron con grandes riquezas y el reconocimiento social, otros con la desgracia del fracaso y en otros casos simplemente nunca volvieron, quedando en el olvido.
Más información:
Fundación Archivo de Indianos-Museo de la Emigración http://www.archivodeindianos.es/
‘Cantabria, tierra de indianos’. Artículo en ‘El Diario Montañés’
‘El matrimonio con indianos y la burguesía santanderina’, por Salvador García