Maite Lamillar es una deportista del club de Remo Barquereño que superó el récord de España de remoergómetro en la categoría 50-54 peso ligero. Además fue medalla de bronce en el europeo en Dinamarca con un tiempo de 8 minutos, 18 segundos, 4 décimas. Vive en San Vicente de la Barquera junto a sus hijas y a su marido José, que también es deportista. Compagina su trabajo en la cafetería del IES José Hierro con los duros entrenamientos que han hecho posible esta hazaña. La recibimos en el colegio el día 15 de febrero y muy cariñosa nos concedió esta entrevista.
Pregunta.- Eres miembro de una familia numerosa, ¿no? ¿A todos tus hermanos les gusta el deporte como a ti?
Respuesta.- Sí, soy la menor de cinco hermanos. Y no a todos les gusta el deporte. A mis hermanas sí, pero a ellos les gusta más verlo que practicarlo.
P.- ¿De pequeña también te gustaba el deporte?
R.- Sí, me ha gustado siempre.
P.- ¿A qué edad empezaste a remar?
R.- Empecé con 51 años.
P.- ¿A qué edad crees que te vas a retirar?
R.- Buff, mientras yo me encuentre bien y siga disfrutando del remo, seguiré.
P.- ¿Por qué te gusta el remo?
R.- Porque es un deporte de equipo en el que hay compañerismo y con el que me mantengo en forma. Además, lo practicamos en el mejor sitio en el que se puede practicar, que es la Ría de San Vicente.
P.- ¿Cuántas horas entrenas a la semana?
R.- Pues entrenaré aproximadamente entre ocho y diez horas a la semana. Los sábados hay regatas ahora mismo y algunos domingos por la mañana también entrenamos.
P.- ¿Qué prefieres, el banco móvil o el ergómetro?
R.- Bueno, aunque a mí los éxitos me los ha dado el remoergómetro, lo bonito es remar en el agua, al aire libre.
P.- ¿Has tenido alguna mala experiencia con el remo?
R.- Sí, he tenido más de una. Me he caído en el mes de enero tres o cuatro veces al agua. Estas son las cosas que pasan cuando empiezas, pero sabiendo nadar y no teniendo miedo a caerte en la ría, no pasa nada.
P.- ¿Cuándo empezaste, pensaste que ibas a llegar tan lejos?
R.- Empecé en verano de 2017 casi por casualidad y, cuando empecé, ni por asomo se me pasaba por la cabeza ni batir récord de España, ni tan siquiera competir en la regata regional de bateles ni nada. Yo no esperaba nada a nivel competitivo.
P.- ¿Cuál fue tu reacción cuando te dijeron que ibas al campeonato de Europa? ¿Y la de tu marido y tus hijas?
R.- Pues la reacción fue de sorpresa, pero de muchísima sorpresa porque, como os digo, no contaba yo con esas cosas. Lo que pasa es que ya habíamos hecho el intento de récord de España y a raíz de ahí se pensó en ir un poco más allá. Pero la reacción fue sobre todo de muchísima sorpresa, de pensar que estaban un poco locos (risas). Y la reacción de mi familia fue casi como la mía, de incredulidad y mucha sorpresa.
P.- ¿Te gustaría que tus hijas fueran también deportistas?
R.- Claro que sí, de hecho lo son. Mi hija mayor está en la universidad y ya no practica ningún deporte, pero le gusta ir al gimnasio. Y mi hija pequeña hace gimnasia rítmica desde que tiene siete años y, de momento, ahí sigue. Cuando no tenga años para la rítmica ya verá. Pero claro que me gusta que hagan deporte.
P.- ¿Te ayudó tu marido (emocionalmente) a conseguir el récord de España?
R.- Muchísimo. Pero muchísimo a todos los niveles, asumiendo muchas de las tareas de casa (y comidas, cenas…), ya que yo estaba muy implicada en los entrenamientos, llevando a mi hija a entrenar… Mi familia fue un apoyo enorme en todo esto.
P.- ¿Cómo compaginas trabajo y familia con el remo? ¿Es difícil?
R.- A veces con un poco de estrés, voy un poco corriendo y, en ocasiones, me resulta un poquito difícil. Pero si te organizas bien, que yo creo que es una de las mejores cosas que te da el deporte, una buena organización, da tiempo a todo.
P.- ¿Cómo te sentiste al superar el récord de remoergómetro?
R.- Me sentí muy feliz, aunque tardé en darme cuenta, porque yo lo hacía por entrenar, por superarme cada día, que era lo que me decía mi entrenador “tú tienes que superarte cada día”. Entonces cuando lo hice aquí, en el polideportivo, no entendía por qué la gente estaba tan emocionada, por qué lloraban. Pero al día siguiente, cuando vi los vídeos en casa con tranquilidad, entendí la emoción de la gente y yo también me emocioné. Pero reconozco que me costó asumirlo.
P.- ¿Y al hacer pódium en el campeonato de Europa?
R.- Eso fue ya lo más. Otro nivel, porque estamos hablando de Europa. Las otras dos chicas que me ganaron eran las representantes de Dinamarca (aunque de origen americano) e Inglaterra. No es lo mismo competir a nivel regional que a nivel europeo, cuanto mayor es el campeonato mayor la dificultad. Aunque cada competición y cada rival tienen importancia, claro.
P.- ¿Qué anécdota nos puedes contar de tu viaje a Dinamarca?
R.- Más que anécdotas (aunque tengo una buena) fueron pequeños apuros. Por eso aprovecho para deciros que no olvidéis nunca el tema del inglés. No lo abandonéis, porque yo en mi época de estudiante no tuve la oportunidad de estudiar inglés, ya que se estudiaba francés, y me sentí una persona completamente perdida por el mundo. En Copenhague todos hablan inglés y gracias a que Santi, uno de los entrenadores, se defendía con el idioma, que si no yo habría sido incapaz de moverme por Europa porque no tengo ni la noción más básica. Así que ya sabéis, os animo a que aprendáis inglés.
P.- ¿Cómo te recibió la gente del pueblo después del campeonato?
R.- A pesar de que estaba el día invernal (era una día de perros) mis compañeros del club, mis amigos, mis familiares… todos me recibieron por todo lo alto. La banda de cornetas (uno de los reporteros dice que oyó la sirena del puerto y ella comenta que de la emoción ni la sintió) fue lo mejor de todo el viaje, sentir que mi gente apreció y valoró lo que hice.
P.- ¿Practicas algún otro deporte aparte del remo?
R.- Hasta que empecé en el remo iba al gimnasio a hacer circuitos, GAP y eso, pero ahora mismo los días no me dan para nada más.
P.- ¿Cómo te sientes cuando piensas en todo lo que has logrado?
R.- Me siento rara, extraña. Todavía yo creo que necesito más tiempo para asumirlo, porque de repente ver que te llaman de las emisoras de radio, te ves en el periódico, me llamáis del cole… a veces me abruma, pero me siento muy muy feliz, cómo no.
P.- ¿Qué sientes en una competición?
R.- Las primeras iba muy nerviosa. Después ya vas sabiendo cuál es el funcionamiento de las pruebas, me mentalizo mucho de que yo ya me he preparado concienzudamente para dar todo lo que tengo. Entonces consigo concentrarme mucho y no dejo que nada externo me distraiga. Casi casi ni levanto la cabeza. Voy compitiendo concentrada y me acuerdo de muchas personas, incluso pido ayuda a esas personas y de esa manera. Mentalizándome y no dejando que nada me distraiga es como mejor compito.
P.- ¿Qué dirías a alguien que no ha hecho deporte nunca para que se anime a hacerlo?
R.- Aunque suene a tópico es lo ideal. El deporte, además de mantenerte bien físicamente, me ayuda a mantenerme bien, a organizarme, a mantener los compromisos. Los que pertenecéis a un equipo lo sabéis, que no podemos dejar un entrenamiento por un “no me apetece”, porque es una faena para entrenadores y compañeros. Y porque yo creo que nos ayuda en el fondo a ser mejores personas, así que cómo no os voy a animar.
P.- Cuando vas a remar para darte energía, ¿cuál es tu alimentación? ¿Es especial?
R.- Cuando tenemos una competición hay una alimentación dirigida, que consiste principalmente en hidratos de carbono. Hay que comer bastante pasta. Nos dan para comer pizza, Cola-Cao, pan, arroz con pollo… comidas ricas, no, riquísimas… cuando tengo una competición es una de las cosas que más disfruto, la comida.
P.- ¿Te hicieron algún otro regalo además de la medalla?
R.- No, bueno, la medalla y un fuerte aplauso. En estas categorías no hay becas ni otros premios.
Para despedirse nos hizo entrega de unos caramelos y se marchó con una sonrisa enorme, sonrisa que nos deja más claro que la alegría es una de sus principales características. Un placer contar con esta campeona en nuestra redacción del Mata Linares.