En nuestro colegio, el María Sanz de Sautuola de Santander, nos encanta celebrar fiestas. Debido al COVID hemos estado unos años sin poder hacer celebraciones ni actividades especiales, así que este curso vamos a hacer todas las fiestas que podamos. A principio de curso pensamos en todas las fiestas que podíamos hacer: la magosta, Navidad, Día del Libro… Tras escuchar todas las ideas, decidimos comenzar con Halloween, organizando una actividad para toda Primaria.
Empezamos a hablar en clase de lo que queríamos hacer y, poco a poco, fuimos decidiendo cómo organizarlo. La actividad se realizó los días 27 y 28 de noviembre. Unos días antes pasamos por las clases informando de la actividad, entregando una carta y monedas a los profesores y alumnos. Explicamos a los niños que tenían que portarse muy bien, porque así obtendrían monedas que les repartirían como premio los profesores. Cada niño tendría que conseguir todas las monedas que pudiera, para poder tener acceso a los puestos de nuestra fiesta de Halloween.
Íbamos llamando por turnos a las clases de una en una y los acompañábamos a la zona de los puestos. Teníamos puestos de comida, donde podían cambiar algunas monedas por bizcocho, chuches, fruta, galletas… También había un puesto de maquillaje, con varios modelos propuestos para que cada niño escogiera su pinta caras favorito (calavera, cicatrices, telarañas…).
Lo que más les gustó a los niños y a los profesores fue el pasaje del terror. Había más de cuatro personas asustando ahí y en la puerta había como mucho dos. En el puesto de comida había como máximo cuatro personas y en el de maquillaje dependía de cuánta gente quería maquillarse.
Prepararlo todo nos llevó mucho tiempo al tener que hacer muchas pruebas de maquillaje (había de chica y de chico), decoración y muchas reuniones para que nos dejen hacerlo.
El pasaje del terror lo decoramos con adornos y decoraciones hechos por nosotros mismos y algunas cosas compradas: había velas, esqueletos, un túnel (una zona donde tenías que ir por debajo de unas mesas). El día anterior decoramos todo para tenerlo preparado y listo para el día siguiente.
Al salir del pasaje del terror, o cuando habían acabado, les contábamos una historia de miedo o iban a los puestos de comida o de maquillaje.
Fue un gran éxito que hasta el director y algunos profesores del colegio María Sanz de Sautuola entraron al pasaje del terror y salieron sorprendidos.
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