El director general y la responsable de la Unidad de Educación de la Fundación IRFA (Instituto Radiofónico Fe y Alegría Bolivia), Juan Carlos Gutiérrez y Pamela Sánchez, respectivamente, visitaron Cantabria para presentar un programa educativo que desarrollan en este país utilizando la radio como herramienta de trabajo. Durante su estancia en la región expusieron su proyecto a estudiantes del colegio Kostka y de la Escuela Universitaria de Turismo Altamira, así como a voluntarios de Fe y Alegría y responsables de Cooperación del Gobierno de Cantabria.
Tanto el director general como la responsable de la Unidad de Educación de la Fundación IRFA quisieron destacar, entre otros aspectos, que la finalidad de su proyecto es “asumir la educación y comunicación inclusiva alternativa y popular”. Así, recordaron que en Bolivia “el 47% de la población escucha la radio, frente al 40% que ve la televisión”. Esto nos da idea de la importancia de la difusión de los contenidos que Fe y Alegría (ONG radicada en Latinoamérica que es un trasunto de Entreculturas) explica en el centro estos días.
Si no se puede ir a clase de modo presencial, la radio puede llegar a casa. Se imparten los contenidos de Matemáticas, de Ciencias, de Geografía… y actualmente en español y en las 36 lenguas maternas de Bolivia, con el esfuerzo que supuso para la ONG. Hasta la fecha, 376.000 jóvenes y adultos han pasado por los programas de educación del Instituto Radiofónico Fe y Alegría (IRFA).
Dado que los pueblos indígenas son básicamente orales, este medio es el idóneo. Personas que solo saben firmar están aprendiendo a leer y escribir en guaraní para ayudar a hacer la tarea a sus nietos. En la canoa, en el patio, mientras limpian… la persona está escuchando la radio y siguiendo los programas del IRFA.
Gracias a una colaboración del Gobierno de Cantabria se implementan estas lenguas en educación radiofónica y, en concreto, en San Antonio de Lomerío se está desarrollando un programa técnico.
Fe y Alegría es una obra de la Compañía de Jesús desde 1975. Su primer desafío es que mujeres indígenas y campesinos elaboren propuestas que les interesen para que los programas se adapten a ellos. La segunda es difundir intereses de estos pueblos. La tercera va por la política participativa en bien de toda la comunidad.
El enfoque de trabajo es intracultural (revitalizar la parte identitaria), intercultural y bilingüe. Cada persona con la que trabajan (entre 15 y 65 años) aporta su experiencia y la llena de contenido y de sentido. No son alumnos, son participantes. Por eso se les llama así.