#NoMoreMatildas es una campaña de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT) que busca denunciar las consecuencias del ‘Efecto Matilda’, denominado así en honor a Matilda Joslyn Gage, primera activista en señalar cómo se han ignorado de forma sistemática los hallazgos de brillantes científicas a lo largo de la historia. Dos estudiantes del IES Valle de Camargo escriben sobre este movimiento tras escuchar una entrevista con la presidenta de AMIT, Carmen Fenoll.
EL EFECTO MATILDA
Por Sara Rivas Iglesias
La importancia de utilizar todos los cerebros pensantes en la sociedad, y no solo el 50% masculino, para avanzar en ciencia.
Con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia hemos escuchado una entrevista en la radio titulada ‘¿Y si Einstein hubiera nacido mujer?’, en la que se resuelve esta cuestión y muchas otras de la mano de Carmen Fenoll, una de las responsables de la campaña #NoMoreMatildas, y a través de la cual hemos comenzado una reflexión acerca del problema que se produce en la sociedad, llamado ‘Efecto Matilda’, en honor a Matilda Joslyn Gage, del problema que hablaremos a continuación.
El ‘Efecto Matilda’ es la dificultad o la serie de impedimentos que se encuentran las mujeres a la hora de cursar carreras científicas o de llegar al reconocimiento por estas. Por ejemplo, como explica Carmen Fenoll, si Einstein hubiera nacido mujer probablemente no sabríamos quién es o qué méritos obtuvo. La historia nos ha dejado numerosos ejemplos de este fenómeno: Lise Meitner, quien trabajó mano con mano con Otto Hahn en las bases teóricas de la fisión nuclear, pero a quien apartaron del Premio Nobel de Física por su condición de mujer y judía, al contrario que a Otto, al cual le entregaron el Nobel de Física en 1944; Jocelyn Bell Burnell, quien descubrió los primeros pulsares de radio y, sin embargo, le dieron el Nobel de Física a su supervisor, Antony Hewish, y a Martin Ryle, en 1973. Nadie mencionó a Jocelyn. Pero también encontramos ejemplos en otras artes como la literatura: María Lejárraga la cual era la negro de su marido, ya que escribía bajo su nombre y era él quien se llevaba la fama y los beneficios, o Sidonie-Gabrielle Colette, que escribía bajo el nombre de su marido ya que las editoriales no accedían a publicar su obra bajo un nombre de mujer.
Pero hoy en día, aunque ha habido notables avances, se sigue manifestando el problema. Atendiendo a los datos, menos del 30% de las plazas en investigación son ocupadas por mujeres, aún poseyendo mejores expedientes de media que sus compañeros masculinos. Esto se debe sobre todo a la educación familiar tradicional que influye en las muchachas perniciosamente, inculcándolas dudas sobre su capacidad o sobre su inferioridad frente a los hombres, al igual que muchos materiales educativos en los que se resalta más la figura masculina que la femenina (presencia femenina que apenas llega al 7,6%). Además de la carencia de referentes femeninos en la ciencia para las mujeres de la actualidad, que han sido tapadas o sustituidas por hombres a lo largo de las décadas.
Afortunadamente también existían, existen y existirán hombres feministas que apoyan la equidad o igualdad, que nos favorece a todos, ya que no podemos pretender alcanzar el mismo grado de conocimiento con la mitad de la inteligencia desperdiciada que con la totalidad de mentes pensantes. Un ejemplo de hombre feminista fue Pierre Curie, el cual señaló que renunciaba al Premio Nobel de 1903 si no se le entregaba también a su esposa Marie Curie, la verdadera descubridora de la radioactividad. Pierre solo comenzó a trabajar en la radioactividad junto con Marie una vez que ella la descubrió.
Por lo tanto, todo el conjunto de la sociedad debe ayudar y motivar a las mujeres jóvenes a elegir carreras científicas y no poner impedimentos o trabas para que puedan acceder a ellas, sin olvidarnos de que eso siempre dará como resultado un mundo más igualitario, sabio y, por supuesto, más científico que el actual.
#NOMOREMATILDAS
Por Darío Gómez Mancebo
El hashtag #NoMoreMatildas ha sido creado por la organización AMIT (Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas) para celebrar el Día de las Mujer en la Ciencia. Imagínate que Einstein hubiera nacido mujer y que por ese mismo motivo todos sus descubrimientos no hubieran sido reconocidos, o que se hubiera llevado el mérito algún hombre de su equipo. Este fenómeno es el llamado ‘Efecto Matilda’.
Esta campaña, creada por la organización AMIT, ha sido llamada #NoMoreMatildas, y lo que quiere es recuperar las figuras, los hallazgos y las aportaciones de las mujeres en la ciencia que en su día no fueron reconocidas.
Este movimiento también busca mentalizar a las niñas, a las que hasta hoy se las ha hecho pensar que la ciencia era cosa de hombres, que si quieren pueden ser científicas, matemáticas, tecnólogas… Este hashtag también nos quiere decir que es poco inteligente utilizar la mitad de la inteligencia que tenemos a mano por dejar a las mujeres de lado y que las mujeres pueden ayudar a hacer frente a los retos que plantea el futuro.
El ‘Efecto Matilda’ ha privado a muchas científicas de aparecer en los medios de comunicación y AMIT, para denunciar este hecho, ha lanzado una particular colección de libros en los que se imagina la vida de algunos de los grandes científicos como Einstein, Fleming, Schrödinger… en caso de haber sido mujeres.
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