El Proyecto InterAulas nos ofreció la posibilidad de entrevistar a Francisco Fernández Mañanes, actual consejero de Educación, Cultura y Deporte de Cantabria, y lo aceptamos inmediatamente. Nuestra intención era que nos resolviera diferentes dudas que nosotros, como estudiantes y ciudadanos de Santander, nos planteamos. En una entrevista de una media hora, nos respondió a todas nuestras preguntas y, sin duda alguna, nos han aclarado ciertas cuestiones.
Nacido el 30 de agosto de 1967 en Aguilar de Campoo (Palencia), vivió su infancia y primera juventud en Reinosa. Casado, padre de dos hijos, licenciado en Derecho, amante del deporte, el cine y la literatura, admite una intensa vocación política. Fue secretario general de Juventudes Socialistas de Cantabria entre 1985 y 1987. En 2007 fue elegido diputado regional y a partir de 2008 ejerció las funciones de portavoz del Grupo Socialista. Ha aspirado dos veces, sin éxito, a la secretaría general del PSOE de Cantabria. Lo hizo en el año 2000 y perdió por cuatro votos frente a Dolores Gorostiaga. La segunda ocasión fue en favor de Eva Díaz Tezanos en 2012. Fernández Mañanes, portavoz del PSOE en la segunda legislatura del bipartito, continuó como diputado ya con el PP en el Gobierno, pero tras su derrota frente a Tezanos se fue alejando poco a poco de la política. El mejor orador del Parlamento, según el premio que le otorgaron en 2013 los periodistas que siguen la información de la Cámara, redujo su dedicación como diputado regional para emprender una nueva etapa vital: su reencuentro con los alumnos de Secundaria del IES Valle de Camargo, además de profesor asociado de la Universidad de Cantabria.
Pregunta.- Primero de todo, muchas gracias por recibirnos, señor consejero. Lleva pocos meses en el cargo, ¿cómo lo está llevando?
Respuesta.- Llevamos tres meses mi equipo y yo, justo hoy se cumplen (21 diciembre). Lo estoy llevando bien, con mucha ilusión y la responsabilidad que conlleva asumir un cargo público tan importante como este del que dependen nada menos que 90.000 alumnos, 9000 profesores y 250 centros educativos, además de la complejidad de todo el ámbito cultural, deportivo, de cooperación al desarrollo y promoción de la juventud, que son también ámbitos de mi competencia. Por lo tanto bien, tranquilo, pero consciente de la responsabilidad que he asumido.
P.- ¿Cuáles son sus motivaciones cuando le llaman para dirigir la Consejería de Educación, Cultura y Deporte?
R.- La que ha sido siempre mi motivación para estar en política, que es el servicio público, preocuparme por los demás. En este caso, ocupar un cargo público de relevancia implica aportar un grano de arena a solucionar problemas a una escala mayor de la que uno en su ámbito privado puede hacer. Todos podemos hacer algo por los demás y por mejorar el bienestar del prójimo: de nuestro vecino, de nuestro amigo… Pero cuando tienes la oportunidad de disponer de los medios de que dispone un gobierno autonómico, el alcance de las decisiones que tomas sabes que pueden realmente transformar las cosas. En política hay que estar para transformar una realidad que no te parece justa, por lo tanto, hay que dedicarse a esto con un punto de inconformismo sabiendo que hay muchas cosas que hacer y cambiar para ver un mundo más justo, de más progreso y bienestar para todos.
P.- Este año ha comenzado en su cargo con el curso ya diseñado. ¿Tiene pensado algún cambio de cara al próximo curso?
R.- Seguramente habrá algunos cambios, siempre los hay. Será además el último curso de esta legislatura. Es verdad que yo no dejo de ser un consejero socialista que sustituye a otro consejero socialista en un gobierno que ya lleva más de dos años al frente de Cantabria y, por tanto, nos presentamos con un programa electoral, comprometimos en el Parlamento un programa de legislatura y yo ni puedo, ni debo, ni quiero poner eso patas arriba. Las líneas esenciales serán siendo las mismas pero, como ya dije desde el primer momento, mi compromiso es por supuesto estar abierto al diálogo con todos los sectores de la comunidad educativa con el objetivo de potenciar aquello que estemos haciendo bien y, desde luego, rectificar aquello que también se nos indica que no estamos haciendo tan bien.
P.- El año pasado Cantabria fue noticia con la implantación de las semanas no lectivas. ¿Qué opinión le merece? ¿Cree que cumple con los objetivos previstos?
R.- Eso es lo que vamos a hacer ahora: iniciar un estudio, un análisis riguroso de los efectos del nuevo calendario. El calendario surgió con una noble finalidad, que es un sentido pedagógico que se quiso imprimir a ese calendario escolar, el cual no deja de abarcar dos dimensiones. La primera desde luego que tiene que ver con un calendario laboral del profesorado, y una segunda que tiene que ver con la actividad pedagógica, que se desarrolla en unos marcos temporales. Se entendía que intercalar cada ocho semanas una semana no lectiva redundaría sin duda en el bienestar físico del alumnado y, por otro lado, esto mejoraría tanto el clima escolar en términos de convivencia como el rendimiento académico. Por tanto sería bueno ya en este segundo curso. El año pasado ya se hizo una primera evaluación por parte del Consejo Escolar, que consideró que el calendario había sido positivo. Pero queremos este año ampliar la base del estudio consultando a cuantas más personas posibles implicadas en él y, de este modo, poder corroborar si efectivamente se están produciendo esos resultados o no, porque es evidente que algunos padres entienden que el nuevo calendario les pone más difícil la conciliación de la vida laboral y familiar. A pesar de los esfuerzos de la Consejería por ofrecer un programa de ocio alternativo esas semanas y abrir los comedores escolares, algunas familias entienden que el nuevo calendario les complica más la vida. Por otro lado, efectivamente también algunos profesores y centros educativos se han dirigido a nosotros poniendo de manifiesto que la última parada de mayo resulta algo inconveniente, sobre todo para los cursos más avanzados. Realmente un calendario escolar es difícil que pueda satisfacer a todos, pero más aún cuando hablamos de un sistema educativo que comprende etapas que arrancan desde los tres años hasta el Bachillerato, donde se están jugando una prueba de acceso a la universidad, su futuro, y acaban un mes antes que el resto de los alumnos. Efectivamente esa parada de segundo de Bachillerato puede resultar probablemente muy inconveniente, como nos hacen ver algunos profesores y centros educativos, mientras que en Infantil y Primaria no tiene evidentemente mayor problema. Pero tenemos que estudiarlo y conocer la realidad antes de tomar una decisión.
P.- En algún momento se ha publicado en la prensa la posibilidad de realizar algún cambio en el calendario escolar diseñado por el anterior equipo de la Consejería. ¿Tiene alguno pensado?
R.- Sí, si comprobamos que no se están cumpliendo los objetivos y que podemos rectificar en algún aspecto este calendario, ajustarle mejor en los tiempos, lo haremos; siempre buscando ese sentido que animó a los anteriores titulares de la Consejería a tomar esa decisión, que es procurar siempre que tenga una finalidad pedagógica que ayude a los procesos educativos, ¿por qué no vamos a quererlo, no?
P.-Nosotros somos alumnos de 4º de ESO. ¿Qué opinión le merecen los exámenes de reválida pensados para este curso?
R.- Las reválidas ahora mismo no son operativas, la LOMCE en ese sentido se ha congelado. Siguen vigentes sin embargo algunos de los efectos de la misma que se han suspendido, particularmente los relativos a la reválida. Es conocida la posición del partido socialista, somos contrarios a las reválidas. Creemos en el profesorado y en la labor de la evaluación continua que vienen realizando los centros trabajando día a día. Una reválida no es conveniente ni oportuna en esas etapas educativas y no conecta con la finalidad del sistema educativo que entendemos nosotros. Evidentemente, hay otras posiciones políticas que sí claro, por eso se aprobó esa ley (ríe).
P.- ¿Estas pruebas van a repercutir en nuestras notas?
R.- No. Son evaluaciones que no tienen nada que ver con las pruebas de diagnóstico sobre la situación del sistema educativo. Sí es verdad que cualquier responsable debe conocer la realidad, como decíamos antes, si no es difícil tomar decisiones acertadas. Desde el desconocimiento y la ignorancia es muy complicado tomar una decisión en el sentido correcto. Para saber si vamos bien o no hay que evaluar el sistema, pero eso no significa hacer depender todos los años de esfuerzo de un alumno en una prueba que le habilite para obtener un título, eso es muy distinto.
P.- Esta semana nuestros compañeros de Bachillerato han comenzado un proyecto con el IDIVAL (Instituto de Investigación de Valdecilla). Además de La Salle, participan otros dos centros más de Cantabria. ¿Por qué desde la administración no se impulsa este tipo de iniciativas?
R.- Desde la administración estamos impulsándolas. Tenemos unos proyectos de innovación educativa, donde los centros educativos que quieran participar pueden proponer ámbitos científicos y de investigación, y varios centros están ya en ello. Es un impulso importante a la cultura científica en ese sentido en los últimos años. El Instituto de Investigación de Valdecilla es de la administración, entre otras cosas.
P.- Uno de los puntos calientes en educación son las pruebas de acceso a la universidad. En su opinión, ¿cuál sería el mejor criterio de acceso una vez terminados los estudios de Bachillerato?
R.- Esta es una cuestión que no tenemos clara, pero son pruebas de acceso a la universidad y quien establece las pruebas es la propia universidad, que quiere disponer de un método para seleccionar al alumnado. Efectivamente hemos vuelto a un sistema prácticamente idéntico al anterior, hoy llamada EBAU, pero que en esencia es exactamente igual a lo que era la prueba de acceso. Esta demuestra que los alumnos están suficientemente preparados, porque en su inmensa mayoría aprueban sin mayor dificultad en la convocatoria de junio y muy pocos quedan para la de septiembre.
P.- Como político y como docente, ¿por qué cree que ha habido tantos cambios en la educación en los dos últimos años?
R.- La educación es muy importante, es un hecho trascendental para cualquier sistema social. Nuestro país ha cambiado mucho en estas últimas décadas. Hay quien dice que no ha cambiado tanto, a pesar de las reformas que ha podido haber en algunas leyes. Cuando yo era diputado, un responsable del PP que fue presidente del Parlamento y consejero del Gobierno de Cantabria, José Antonio Cagigas, decía que en realidad básicamente todas las leyes que habían regido en los treinta últimos años en España eran leyes socialistas, porque no habían entrado prácticamente en vigor las leyes del PP. No habían podido desplegar su eficacia, pero si es verdad que ha habido muchos retoques. Lo que quizá nos tenemos que acostumbrar es a que haya cuestiones que vayan a tener que modificarse con mayor rapidez, porque la sociedad se está transformando a velocidades de vértigo, con todas las transformaciones tecnológicas, culturales y sociales. Todo va mucho más rápido y también el sistema se debe adaptar a esas situaciones. Los temarios de oposiciones, por hablar un poco de los “profes”, que hace veinte años no se tocaban porque eran los mismos que veinte años atrás, hoy es impensable porque hay determinadas materias como, por ejemplo, Informática, donde el temario de hace seis u ocho años es absolutamente obsoleto, caduco, no nos sirve absolutamente ninguno. Lo mismo pasa con el currículum del alumno. Por lo tanto siempre va a haber modificaciones y más en estos tiempos. Debemos acostumbrarnos a ellas. Lo que debe haber son unos elementos estructurales del sistema que no cambien, en los que estemos suficientemente de acuerdo en el más amplio aspecto político y social, porque aquí no solo invertimos los partidos políticos sino también hay sindicatos, docentes, y por lo tanto el pacto no puede ser uno simplemente político, también social. Afortunadamente en Cantabria hemos alcanzado este año en el Consejo Escolar un acuerdo social por la educación con 120 puntos que ahora mismo hemos trasladado al Parlamento de Cantabria con la intención de que también ellos, los grupos parlamentarios, se sumen a este acuerdo o, por lo menos, lo estudien si quieren introducir alguna corrección, pero que alcancen también un consenso lo más amplio posible. No es un acuerdo que entre a detalles muy concretos en muchas de las materias porque es obvio que esto le corresponde a la administración que esté en cada momento y que tiene que además aquilatar al contexto temporal y social. No es lo mismo estar en una situación de crisis económica espantosa que en una boyante porque eso permite utilizar más recursos presupuestarios. Pero sí que haya unos elementos básicos del sistema, estructurales, que no cambien tan frecuentemente, que es una aspiración, un anhelo de todos.
P.- ¿Por qué es tan difícil llegar a un acuerdo?
R.- Porque la educación implica valorar y elegir, tiene un componente político, y entonces cada partido político pretende un modelo educativo que se asemeja al modelo de sociedad a la que él quiere llegar y aspirar y, evidentemente, ahí hay diferencias.
P.- Como usted sabe, La Salle es un colegio concertado ¿Qué función cree que tienen los centros concertados en la sociedad actual?
R.- Ahora mismo los centros concertados sin duda alguna cumplen dos funciones. Una función complementaria de la red pública, en el sentido de que tienen un peso determinado en el sostenimiento del sistema. En Cantabria aproximadamente la proporción es setenta-treinta, setenta por ciento en la red pública y treinta por ciento del alumnado en la red privada o concertada. En ese sentido obviamente estamos haciendo un servicio público como lo hacen los centros públicos donde el alumnado se matricula en centros educativos que están sostenidos con fondos públicos y bajo la supervisión de la administración pública. Por tanto hay unos términos de calidad. No hay que desconocer la otra función que cumplen los centros concertados a la luz de la interpretación que se ha hecho del artículo 27 de la Constitución por el Tribunal Constitucional, que es facilitar la libertad de elección de las familias.
P.- Ahora vamos a dejar la educación y nos vamos a centrar en política. En los últimos meses, los partidos políticos con presencia en el Parlamento de Cantabria han evidenciado fisuras internas. ¿A qué cree que es debido?
R.- Cada uno tendrá que explicar a qué es debido, normalmente es a divisiones internas o fracturas internas, fundamentalmente a eso.
P.- De cero a diez, ¿Cómo calificaría la salud interna dentro de su partido?
R.- Vamos a dejarlo en un notable bajo.
P.- ¿Y por qué?
R.- La unidad de un partido no es la óptima y en este momento no sería yo muy justo con la realidad si ocultara que hemos tenido algunas dificultades de entendimiento, de convivencia interna, de unidad.
P.- ¿Cree usted que Pablo Zuloaga será el próximo presidente de Cantabria?
R.- Espero que lo sea. Aquí las creencias, las convicciones es lo de menos. Desde luego me gustaría que lo fuera y creo que sería un cambio muy positivo para la comunidad autónoma.
P.- Hemos leído en la prensa regional una frase suya: “En política hay que saber estar y salir cuando uno ya no es necesario”. ¿Se ha planteado usted alguna vez dejar la carrera política?
R.- Sí, de hecho yo estaba dando clase en mi instituto, el Valle de Camargo, hasta que precisamente Pablo Zuloaga me llamó para ocupar esta responsabilidad. Me llamó e insistió muchas veces porque yo llevaba ya dos años retirado de la vida política.
P.- Uno de los proyectos de su consejería es el futuro museo de prehistoria. ¿Cuándo cree usted que será una realidad?
R.- Este año vamos a iniciar ya los trabajos para sacar a concurso la redacción del proyecto de construcción del museo, que va precedido de un concurso internacional de ideas. Estamos hablando de un gran museo, no referido al continente, que también, pero de momento veamos el resultado del concurso de ideas del proyecto. Estamos dispuestos en ese sentido a poner un esfuerzo para que sea también un edificio singular que añadir a los muchos atractivos que tiene nuestra región y la capital de Cantabria, pero me refiero fundamentalmente a sus fondos. El Museo de Prehistoria y Arqueología es uno de los grandes museos en su ámbito del mundo. Cantabria es una tierra que tiene un patrimonio prehistórico sorprendente y de primerísimo nivel. Tenemos una red de cuevas Patrimonio de la Humanidad referencia en el mundo entero. Sin duda alguna Altamira fue la primera de ellas, y luego se fueron sumando todas las de Puente Viesgo, Cullalvera, El Pendo, etcétera. Desde luego lo que nos hace singulares desde el punto de vista cultural frente a otras comunidades autónomas es nuestra riqueza prehistórica. No es nuestro patrimonio Barroco, ni nuestra arquitectura renacentista, ni el modernismo, aunque tenemos ejemplos de todo ello, pero sin que constituyan un vasto patrimonio. Donde sí que somos verdaderamente una potencia cultural es en el patrimonio prehistórico, alabado por la Universidad de Cantabria, donde hay magníficos investigadores ,y tenemos un instituto internacional de investigaciones prehistóricas, que es uno de los cuatro institutos científicos que tiene Cantabria.
P.- En la prensa local es habitual leer los desencuentros entre la administración municipal y la regional. ¿Cómo son las relaciones de la Concejalía de Cultura con su equipo?
R.- Yo la verdad que hasta ahora no he tenido ningún desencuentro con el Ayuntamiento de Santander y además tengo el buen propósito, no sé si es porque estamos a final de año y las fiestas navideñas nos plantean este escenario de buenos propósitos, de no tener esos desencuentros, sino de fomentar la colaboración y la cooperación entre instituciones, desde el sentido de la lealtad. A mi me parece que, si le va bien a Santander, le va bien a Cantabria y creo y espero que así sea porque Santander y su responsable máxima, la alcaldesa, entiende que cuando le va bien a Cantabria o los proyectos que el Gobierno de la comunidad desarrolla redundan también en beneficio de Santander y de sus habitantes. Hasta ahora la comunicación y el diálogo con la alcaldesa ha sido fluido, muy honesto y con intenciones de gran colaboración. Y con la Concejalía de Cultura realmente también. Es verdad que ha habido un hecho dramático, desgraciado, que ha sido el incendio del MAS, antes conocido como Museo de Bellas Artes de Santander. Es un museo de titularidad municipal, pero el edificio que lo alberga es un Bien de Interés Cultural que, por tanto, está bajo la tutela de la comunidad autónoma. Ellos nos pidieron la correspondiente autorización para las obras de reparación y ampliación del mismo y cumplieron con lo que establece la ley. Como se ajustaban a los requerimientos legales, se concedió la correspondiente licencia y a partir de ahí lamentablemente este museo no forma parte de la red de museos de Cantabria, a pesar de que la ley de museos de Cantabria de alguna manera invitaba a que fuera evidentemente uno de los integrantes. No solo invitaba y aconsejaba sino que es obvio que era el espacio que tenía las características más propias de un museo en toda Cantabria en el momento en que se firmó la Ley de Museos. En aquel momento, en 2001, hubo desavenencias entre las dos administraciones que finalmente llevaron a que el ayuntamiento no participara en esa red. A partir de ahí nosotros no tenemos ninguna tutela sobre el Museo de Bellas Artes, pero en él hay obras que pertenecen al Gobierno de Cantabria, su Colección Norte, y efectivamente la concejala avisó de inmediato. La información fue inmediata, hay que reconocer que esto fue así, y por tanto hay que decir la verdad, que estaban a salvo, pero ahí se quedó la información. Realmente no sabemos dónde están y cuál ha sido el tratamiento. Naturalmente nos hemos tenido que dirigir al Ayuntamiento de Santander para requerirles esa información.
P.- Para terminar, díganos un reto que quisiera lograr en su gestión en las áreas de Educación, Cultura y Deporte.
R.- En el área de Cultura es claro. Para un consejero de Cultura de Cantabria la prioridad absoluta es sacar adelante un proyecto largamente anhelado por un conjunto de la ciudadanía que es el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria, el MUPAC, porque es un museo que lleva más de 60 años a la búsqueda de una sede, un museo que ahora mismo tiene un espacio expositivo que no alcanza ni al veinte por ciento de las piezas y la colección que alberga y que ni siquiera puede dar cabida a las labores de investigación y catalogación que están separadas del museo. Evidentemente no cumple en su ubicación actual ninguna de las condiciones propias de un museo moderno y que esté a la altura de la categoría que tiene el Museo de Prehistoria. Yo creo que este es un proyecto de región que nos va a hacer singulares y nos va a definir ante la comunidad internacional, ya no solo en el ámbito de España. Ese desde luego es el gran proyecto estrella en materia cultural, pero no quiere decir que no haya otros proyectos que importan mucho en esta Consejería. Nosotros pensamos que la cultura debe primero desestacionalizarse. En Cantabria estamos muy acostumbrados a una intensísima actividad cultural centrada en el verano y que gira en torno al Concurso Internacional de Piano en el mes de julio y, sobre todo, al Festival Internacional de Santander en agosto. Evidentemente pensamos que hay que desestacionalizar la cultura de manera que a lo largo de todo el año debe haber una oferta plural, variada, no solo centrada en la música sinfónica, que es una de mis debilidades. Evidentemente hay otras muchas manifestaciones artísticas que apoyar, no solo en Santander, no solo en los meses de verano, sino que tenemos como reto alcanzar a toda la ciudadanía de Cantabria, porque la cultura no deja de ser un derecho ciudadano.
En materia deportiva tenemos desde luego el mismo desafío. Realmente la Consejería no tiene una competencia directa en el fomento de la actividad deportiva. De esto lo tienen los 102 ayuntamientos de la región. Y por tanto nuestra labor fundamental es conseguir que los centros de todos los ayuntamientos dispongan de los recursos, de los equipamientos, de las infraestructuras deportivas necesarias y del apoyo para impulsar algunas actividades que trascienden ya del ámbito local, y que esto permita al conjunto de la ciudadanía practicar la actividad física y deportiva. No solo una actividad deportiva entendiendo como tal una disciplina concreta, sino que estamos empeñados en promocionar la actividad física porque entendemos que tiene grandes beneficios tanto en temas de salud como en términos educativos y de valores. Ese es nuestro objetivo, conseguir que el máximo número de ciudadanos pueda hacer actividad física y deportiva en las mejores condiciones, con ese propósito de promocionar la salud y de promocionar también valores educativos que acompañan a la actividad física y al deporte: la solidaridad, el esfuerzo, la disciplina… que consideramos muy importantes para una sociedad.
Por otra parte, en cuanto al ámbito educativo es difícil seleccionar un único propósito, pero en cualquier caso, ¿cuál puede ser el propósito de un consejero de Educación? Pues proporcionar la mejor educación posible en términos de calidad y con las dosis de justicia mayores. ¿Qué quiere decir eso? Que tengamos un sistema que no deje atrás a nadie, que tenga los apoyos, los refuerzos suficientes para que todos aquellos alumnos, que todos tienen algún tipo de talento, puedan ir construyendo su itinerario personal y profesional. Ese sería el mayor de los objetivos, seguir construyendo un modelo educativo donde abunde calidad y equidad que significa que todos nuestros jóvenes alcancen el mayor de sus éxitos, en función del talento de su capacidad, y que el sistema educativo les ayude en ese propósito.
– Muchas gracias por su atención, señor consejero.