El IES Valle de Camargo ha organizado numerosas actividades, un año más, con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Así, estudiantes de 2º de Bachillerato de Ciencias valoraron los datos oficiales de violencia de género, vieron el cortometraje ‘El orden de las cosas’ y analizaron una valoración del periodista Iñaki Gabilondo sobre el caso de la manada de Pamplona. A continuación, la reflexión ‘¿Qué nos pasa a nosotros que no les pasa a ellas?’ dio paso a un amplio coloquio. Después elaboraron artículos de opinión que puedes leer a continuación.
COSAS DE MUJERES, O NO
Por Lidia Hernández Espeso
Las mujeres a lo largo de la historia han formado parte de una clase inferior al hombre (en ocasiones ni tan siquiera se las consideraba humanas). Aunque esto a lo largo de los años ha sufrido una serie de cambios, siempre tiende a desembocar en lo mismo: el maltrato (físico o psicológico) hacia ella. Un ejemplo, lejano para nosotros pero existente, es la Edad Media (e incluso Moderna) donde si una mujer estudiaba y tenía conocimientos superiores era considerada bruja y procedían a quemarla. Sin embargo, aunque hoy en día no se realicen ese tipo de prácticas, seguimos teniendo un largo rastro de violencia hacia la mujer por el simple hecho de ser mujer, pues se sigue considerando en ocasiones el género débil, aunque una mujer pueda soportar 57 unidades de dolor en el parto, es débil, según algunos.
Actualmente, existen numerosos estudios sobre la violencia de género, numero de víctimas y consecuencias que esta trae. Un estudio de Save The Children muestra cómo este tipo de abusos no solo afectan a mujeres, sino que se cobra las vidas de sus hijos y en todo caso se quedan huérfanos (en 2015 se registraron 51 niños huérfanos víctimas de violencia de género). Los menores en estos casos sufren y no tienen a dónde ir, además de que en muchos casos el agresor utiliza a los hijos para hacer daño a la madre, en algunos casos; en otros, también sufren agresión directa.
Y esto no solo ocurre dentro del matrimonio y/o la pareja adulta, cada vez es más habitual la violencia (prioritariamente psicológica) hacia la mujer en edades más cortas, la adolescencia. El control del móvil, la ropa, maquillaje, todo ello son formas de maltratar a la mujer y, lo peor de todo, las jóvenes normalmente no se dan cuenta de lo que ocurre ya que “él lo hace por su bien”, y si en algún momento reciben un golpe, siempre será culpa del estrés, alcohol o que han tenido un mal día, y algunas se quedarán junto al agresor, porque es «un desliz» y es «un buen chico».
El Gobierno de España año tras año ha ido implementando diversas medidas de prevención y para ayudar a aquellas que quieren denunciar, haciendo una página web para informarse de ello y saber cómo se ha de actuar según la situación. Es realmente muy completa, aunque también deprime un poco leerla, es decir, que algunas mujeres lleguen a ese punto es impensable, pero sigue ocurriendo. Además, se van implementando cada vez a menor edad charlas anti-violencia, las cuales tienen como finalidad intentar evitar este problema en el futuro, impartiendo ideas de sociedad y cooperación. Y esa es la clave, cortarlo de raíz. Sin embargo, actualmente también se ha de poner remedio al problema. Para ello, se dictan leyes de protección, se facilitan denuncias, hasta un teléfono exclusivo para atender estos delitos. Aun así, tenemos el desolador dato de 1080 víctimas mortales desde 2014 y cada vez mas llamadas de ayuda, durante el confinamiento subieron un 60% ya que las mujeres afectadas no tenían escapatoria, 24 horas con su agresor…
Pero entonces, ¿cómo es que en pleno siglo XXI y con todas las medidas establecidas sigamos teniendo casos de este tipo? Suena prehistórico hablar de ello en ocasiones y más aún los argumentos que defienden la superioridad del hombre sobre la mujer. Empecemos por un clásico: “el hombre es el sexo fuerte y valiente”. Este argumento es el favorito por excelencia, inculcado desde tiempos inmemorables hasta hace unos años en Disney, el príncipe salvador que rescata a la princesa. Hay varios motivos por los cuales esta afirmación es incorrecta, comenzando porque hombres y mujeres son de la misma especie, humanos. Y las mujeres han sido capaces y han mostrado su valía cuando han tenido opción de llegar a cotas de poder y gestión.
Por otro lado, hay quienes simplemente te dicen “es que SIEMPRE ha sido así, y ¿cómo vamos a CAMBIARLO?”, esto simplemente se escapa del control humano, es decir, si nunca evolucionáramos y mutáramos seguiríamos viviendo en cavernas y vistiéndonos con pieles de mamut. Todos estos “dichos” “frases” o “muletillas”, unidos a los típicos comentarios de “no llores como una niña” o “los hombres no lloran” amplían esa distinción del hombre al frente y la mujer detrás, “protegida”, la que se encarga de los niños y nada más (que eso tampoco está mal, pero debe de ser elegido, no por el simple hecho de “ser mujer”).
En conclusión, están muy bien las medidas de pre y post-denuncia, pero toca educar para aprender que las mujeres no son propiedades, no son débiles, no son dependientes de un “macho alfa” y, más importante aún, todos somos humanos: hemos pasado por un proceso de hominización y, posteriormente, de humanización. No se debe utilizar como excusa la naturaleza del hombre, su masculinidad, para justificar la violencia. Vivimos en sociedad, y debemos respetar la integridad tanto física como moral de nuestros convivientes, independientemente de su etnia, género, religión o ideología. Pues se trata de derechos humanos.
VIOLENCIA CONTRA LA MUJER
Óscar Arroyo, Nickolay Beglets, Ángel Bocos.
Es bien sabido por todos que la sociedad siempre ha dado el poder al hombre, exactamente desde la prehistoria. En la antigüedad, las mujeres dependían de los hombres pues eran consideradas “menores de edad”. No hace tanto de esto en España, que durante la dictadura franquista la mujer perdió muchos de los derechos conseguidos durante la II República. Si nos remontamos a la época actual, estos comportamientos han derivado a la violencia de género. Sin embargo, ¿por qué surgió la violencia de género?
Varios estudios afirman que el motivo por el cual se produce la violencia de forma generalizada y global contra las mujeres es la propia cultura, educación, leyes, el lenguaje, etc. Esta serie de factores son los encargados de mantener a las mujeres en una cierta inferioridad. Cosa que debería cambiar teniendo en cuenta lo “desarrollados” y “evolucionados” mentalmente que nos consideramos muy a menudo.
Por un lado, mirándolo de forma estadística, en datos registrados desde 2003 se puede observar cómo las cifras de víctimas mortales se mantienen constantes entre este año y el 2020, dando lugar a un total de 1.080 casos lo que nos decepciona como país. Por otro lado, es necesario hablar sobre los casos de niños/as menores de edad, puesto que durante los últimos 5 años, 25 han sido asesinados/as mientras que 221 han quedado huérfanos/as. Una cifra realmente espeluznante debido a esto hay días como el 25 de noviembre o el 8 de marzo, día contra la violencia de género y de la mujer respectivamente, que son celebrados con carácter reivindicativo para revertir la situación.
En otro sentido, la violencia de género es entendida como la agresión hasta el asesinato, pero eso es solo la punta del iceberg. Vamos a plantear la raíz que, a nuestro juicio, se halla en la vigencia de determinados estereotipos. Es hora de eliminar de una vez por todos esos modelos arcaicos de las mujeres y los hombres que se han transmitido de generación en generación. Desde la educación creemos que sería bueno plantarnos y adoptar el concepto de igualdad entre las personas, hasta ese momento no conseguiremos deshacernos de la violencia de género, ya que desde la educación es la única manera de arrancar el problema. Si no educamos a los niños desde muy pequeños de lo que está bien y lo que está mal no conseguiremos mejorar, actualizar, renovar el mundo. Las estadísticas drásticas de violencia de género no desaparecerán, no dejaremos de presentar casos de violencia si no actuamos cada uno de nosotros.
Otro aspecto a tener en cuenta es el de las denuncias. Las mujeres en riesgo deben denunciar, pero muchas veces las víctimas tienen miedo a hacerlo, por lo tanto queremos hablar de las personas que conocen, del círculo próximo, de las redes de ayuda más cercanas. Desde nuestro punto de vista se debe denunciar a la mínima que visualizamos o sentimos que existe un claro caso de violencia que, como ya hemos mencionado, no tiene por qué ser solo física, pues las mujeres pueden sufrir violencia de forma económica o psicológica, común entre las parejas jóvenes.
Para concluir, los datos que tenemos son extremadamente alarmantes. Esta cifra se debería reducir mucho más y esto solo se puede llevar a cabo mediante la educación, que es la base de la sociedad.
En nuestra opinión, que se celebren estos días especiales en institutos o que se dediquen clases como la del pasado 25 de noviembre a hablar sobre el tema es una gran iniciativa ya que se visibiliza y se puede concienciar a los alumnos. Sin embargo, pese a que creamos que la base de la sociedad es la educación, el poder se encuentra en la iniciativa del Gobierno, el aval de las Cortes y el trabajo de la Justicia. Pensamos que se deberían aprobar una legislación que permita minimizar los riesgos para la mujer e implementar más protección para las denunciantes, por ejemplo, y las víctimas.
Por último, queremos remarcar que la violencia de género es más común de lo que nos pensamos, y tenemos que ser conscientes de ello para poder ayudar a mujeres, hijos, padres de cualquier víctima de violencia que desgraciadamente viven esta situación.
Finalmente queríamos añadir la bibliografía:
Violencia de Género: Qué es y por qué existe
Textos sobre violencia contra la mujer
VIOLENCIA DE GÉNERO
Por Elba Larralde Díaz
Desde el principio de los tiempos el ser humano ha establecido que el hombre domina sobre la mujer en todas las sociedades de las que tenemos noticia. Dicho orden supone una larga tradición según la cual un buen hombre debe ser fuerte, valiente y además debe mantener, ‘cuidar’ y mandar sobre la mujer. Aunque con el paso del tiempo ha habido avances en nuestro pensamiento, a día de hoy un hombre que no tiene el control en la relación con una mujer es menospreciado, es un “calzonazos”. Esta jerarquía indica que la mujer ha de ser sumisa y debe aceptar el orden de las cosas, ya que son así desde principios de la historia y se conciben como un hecho natural.
Pues bien, esta ideología que deja a la mujer en un segundo nivel tiene consecuencias por el mero hecho de nacer mujer. En el caso de España hasta hace bien poco tiempo la mujer no podía trabajar recibiendo un salario justo, optar por la educación superior, votar o abrir una cuenta en el banco.
En la actualidad se han conseguido grandes progresos en estas situaciones pero, aún así, una mujer no puede caminar sola por la noche en la calle sin temor a que le pase algo, o tampoco puede estar segura de que si comienza una relación amorosa con alguien vaya a salir viva de esta. Esto es debido al gran número de casos de violencia de género que hay en el país pues, según los datos del Ministerio de Igualdad, 1080 mujeres han muerto por violencia de género desde el 2003 hasta nuestros días. Un número bastante elevado si lo comparamos con las muertes causadas por el grupo terrorista ETA, con un total de 857 víctimas en un periodo de 50 años (1960-2010), pues las muertes de las que se tienen constancia de violencia de género han superado con creces dicha cifra en tan solo 17 años. Y no solo son las muertes el problema de esta violencia de género, también son las violencias físicas, psicológicas o sexuales, entre otras. Estos diferentes tipos de maltrato llevaron a que 40.720 mujeres solicitasen una orden de protección en el año 2019, mientras que en 2020 ha habido una mejora en este parámetro con 17.370 órdenes, pero también hay que tener en cuenta el confinamiento que hubo en marzo, dificultando que las mujeres denunciasen a sus parejas y también disminuyendo las muertes con respecto a otros años, un total de 41 mujeres asesinadas, dado que los hombres tenían a la mujer bastante más controlada en casa. Con relación a este hecho, el servicio de asistencia telefónica para mujeres víctimas de violencia de género, el teléfono 016, recibió 57.470 llamadas pertinentes entre el 1 de enero y el 31 de agosto de 2020, un 26,9% más con respecto al mismo periodo del año 2019, cuando recibió 46.634, según el Boletín Estadístico Mensual sobre Violencia de Género del mes de agosto de 2020. Siendo esto un claro reflejo de que las mujeres no se sienten seguras ni en su propia casa.
Aunque es evidente la mejora de la situación de la mujer, visible a través de los datos, con 71 muertes en 2003 respecto a 41 en 2020, es sorprendente ver cómo a día de hoy los resultados se mantienen todavía elevados en todos los ámbitos de este problema, con todas las campañas contra violencia de género que se han llevado y se están llevando a cabo. Parece ser que el ser humano, también conocido como el ser inteligente, no lo es tanto. Esperemos que en un futuro cercano la mujer pueda vivir en igualdad de condiciones y no tenga miedo a que le suceda algo solo por ser mujer.
Más información:
Canal de Iñaki Gabilondo en YouTube: https://www.youtube.com/c/LavozdeI%C3%B1akiGabilondo/videos