La presencia en redes sociales es un arma de doble filo que puede impulsar o anular a las personas. Partiendo de esta idea Nicole creó un texto literario para participar en el III Concurso InterAulas de periodismo escolar, cuyo tema esta edición era ‘Seguridad digital’. Así, crea un relato protagonizado por un actor famoso que ve cómo todo salta por los aires al difundirse por redes sociales unas imágenes que no son lo que parecen.

Hoy en día hay muchas cosas que podemos evitar, pero las redes sociales no son una de ellas. Han supuesto un gran impacto en la sociedad. En las últimas décadas, las personas no han podido evitar tener algo tan necesario como un teléfono o WhatsApp. Y aunque no lo parezca, pueden llegar a arreglar o destrozar la vida de una persona, como me pasó a mí.

Yo soy Ángel y  mi vida solía ser perfecta, incluso algunos dirían “irreal”. Era rico, guapo y conocido por ser un actor famoso a nivel nacional. Aunque, a pesar de todo, era humilde y considerado. Y lo más importante, era feliz. Los medios de comunicación siempre estaban atentos a mí, y cualquier cosa que sucediera en mi vida, ellos serían los primeros en enterarse y publicarlo en todas las redes sociales. Pero no me molestaba en absoluto, mi vida nunca fue privada de todos modos. Cuando era pequeño, mis padres siempre traían consigo a periodistas a casa o personas súper importantes en traje. Ellos son ricos y mientras crecía nunca me faltó nada.

En fin, tenía todo lo que deseaba y estaba bien así, pero un día algo cambió.

Un día estaba en una fiesta pasándomelo bien y divirtiéndome. Pero entonces tuve un mal presentimiento y un escalofrío me recorrió el cuerpo, como si supiera que algo malo estaba pasando. Me apresuré a subir las escaleras de la casa en dirección a las habitaciones, y entonces escuché algo: los gritos se ahogaban en el ruido de la música a todo volumen que resonaba por todo el lugar. Provenía de una habitación que solía usarse de trastero. Me acerqué e intenté abrir la puerta, los sollozos y gritos se oían cada vez más fuertes, no lo pensé dos veces y abrí la puerta de una patada. Cuando entré contemplé entre los gritos cómo esta chica pedía ayuda. Las manos del hombre sujetándola y haciendo lo que no se le debe hacer a una mujer. Sentí una furia repentina y, sin pensármelo dos veces, golpeé al hombre con todas mis fuerzas. Este cayó al suelo y se fue corriendo sin dar tiempo a decir o hacer algo más. Recogí una prenda de la chica del suelo y, en ese momento, el caos inundó la habitación. Gente entrando por todas partes, sacando fotos con sus teléfonos, otros gritando y empujándome… Vi cómo ayudaban a la chica mientras me sacaban de la habitación y seguidamente de la casa.

Mi mejor amigo salió, iba a intentar explicarle, pero su cara de decepción me dejó sin palabras, no sabía qué decir ni pensar. ¿En serio pensaban que yo era capaz de hacer algo así? De la nada, mi móvil empezó a sonar con innumerables notificaciones, amigos y conocidos empezaron a decirme que no se esperaban eso de mí y ese tipo de cosas. Ellos de verdad pensaban que yo había hecho algo malo.

Cuando entré a Instagram y miré las fotos, me di cuenta de lo que parecía que estaba haciendo: yo con la mano lastimada al igual que la cara de la chica, cerca de ella, solos en la habitación y yo con su prenda en la mano. Las imágenes se difundieron demasiado rápido. Pasaron los días, la gente me empezó a odiar de la noche a la mañana, mi carrera fue arruinada. Ya nadie me quería patrocinar por la mala fama que tenía, y todo por querer ayudar y hacer algo bueno por alguien.

Y os preguntaréis: ¿y por qué no podía desmentir esa chica lo ocurrido? Me lo pregunté muchas veces. Al día siguiente fui a su casa e intenté hablar con ella, pero ella tenía demasiado miedo de hablar. Al parecer, el chico era su ex novio y a los pocos días de lo sucedido ella se fue a otro país. Supongo que tenía miedo de lo que él podría llegar a hacerle, pero como consecuencia mi vida se arruinó.

La gente ya no me hablaba y nadie quería saber nada de mí. Ni siquiera mis padres. Intenté explicárselo muchas veces pero las imágenes eran demasiado comprometidas y como ella nunca dijo nada no podía confirmar mis palabras. Todas las redes sociales hablaban de eso y me tuve que mudar a otro estado para evitar críticas y paparazis persiguiéndome todo el día, o gente insultándome por la calle.

Desgraciadamente, no todas las historias tienen un final feliz, y esta no es la excepción. Espero que con el paso de los años la gente logre olvidar lo sucedido, esa chica contarlo, o la gente creerme, pero por el momento tendré que esperar y vivir junto al odio de la gente.

 

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https://www.exteriores.gob.es/es/PoliticaExterior/Paginas/LaLuchaContraLaDesinformacion.aspx