¿Qué pasaría si te robaran el móvil? Alexia, alumna del colegio San José de Santander, relata la historia de Lucía y Alba, dos amigas que comparten secretos y fotos a través de sus teléfonos móviles. Este trabajo participó en el III Concurso InterAulas de periodismo escolar.
Érase una vez una niña llamada Lucía. No se llevaba muy bien con la gente de su entorno, más bien por parte de ellos: siempre la excluían de todos lados y actividades. Nadie hablaba con ella, hasta que un día llegó una niña nueva a clase. Bueno, a la clase de al lado, 2ºB. Se llamaba Alba.
Lucía y Alba se hicieron muy amigas. Los amigos de Alba no llevaban muy bien que fuera mejor amiga de Lucía e intentaban convencer a Alba de que Lucía era una friki por así decirlo, para que se dejaran de llevar.
Al pasar los años, su amistad se reforzó. Las dos tenían la cuenta de Instagram de la otra en su móvil, su contraseña para encenderlo y tenían muchas cosas vergonzosas la una de la otra. Todo parecía ir bien hasta que Alba empezó a alejarse de Lucía poco a poco. Una noche, en una fiesta a la que Lucía no asistió porque, como era de esperar, nadie la invitó, Alba perdió el móvil. Bueno, más bien se lo robaron, pero eso ella no lo sabía. Unos días antes, Alba había quitado la contraseña del móvil porque sus padres se lo habían pedido, para que así la pudiesen revisar el móvil cuando ellos quisieran; así que cualquiera podría ver lo que tenía en su móvil: desde lo más normal hasta lo más íntimo. Lucía la llamaba de vez en cuando para ver qué tal iba todo por allí, ya que ella no podía disfrutar tanto como ella. Alba llegó un punto en el que dejó de responder a las llamadas de Lucía, pero no porque no quisiese responderla, sino porque, como ya he dicho, la habían robado el móvil y Alba estaba incomunicada. Lucía estaba muy preocupada, pero pensó que se lo estaría pasando muy bien y dejó de llamar para no molestar y hablar con ella en el instituto.
Al día siguiente, en el instituto, Alba fue corriendo donde Lucía a contarle lo que había pasado y por qué había dejado de responder a las llamadas. Lucía lo entendió y dijo que no pasaba nada, que encontraría a quien lo había robado.
Todo parecía ir normal hasta que Lucía empezó a sentir que todo el mundo a su alrededor la miraba. Levantó la cabeza y era verdad: todos la miraban. Pero no la miraban normal, ni a buenas, la miraban entre risas, insultos y abucheos. Lucía y Alba se miraron y Alba decidió ir a preguntar a uno de sus amigos qué pasaba. El amigo de Alba giró el móvil y Alba y Lucía se quedaron sorprendidas. Bueno, más bien Alba. Lucía se fue corriendo al baño de la cafetería al ver que habían creado una cuenta falsa en la que subían fotos de Lucía; fotos que había en el móvil de Alba, fotos íntimas y vergonzosas. Alba corrió detrás de Lucía, fue a consolarla, a decirle que lo iban a arreglar y que iba a encontrar a la persona que hubiese creado la cuenta esa. Lucía y Alba fueron juntas a comisaría, a denunciar el robo del móvil de Alba y la cuenta falsa que habían creado con fotos de Lucía. La policía encontró enseguida a la persona que había robado el móvil y al grupo que había creado la cuenta. Porque sí, no solo la creó una persona sino que fueron varias. La cuenta fue borrada y el móvil devuelto y Lucía y Alba volvieron a reforzar su amistad como el primer día.
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