El IES José Zapatero Domínguez es uno de los 17 centros educativos de Cantabria que participaron en el V Concurso InterAulas de periodismo escolar. Los trabajos enviados desde este instituto de Castro Urdiales fueron ‘Despertad’, un texto elaborado por Diego Rodríguez Alonso, alumno de 1º de Bachillerato y el dibujo ‘El planeta como rehén’, elaborado por Noa Notario Tabera, alumna de 4º de ESO. 

DESPERTAD
Por Diego Rodríguez Alonso, alumno de 1º de Bachillerato

En mal tiempo nació un hombre,
Lykos le pusieron de nombre,
Lykos el loco conocido comúnmente,
Loco por usar mucho su mente…

De su destino nunca fue dueño,
Lo único que le gustaba del día era el sueño,
y en la oscuridad encontraba su calma,
pues en el silencio moría su alma.

Lykos, siempre diferente a todos,
Un día decidió sus esposas romper,
Y sus mensajes fueron como terremotos,
La némesis, el justiciero del poder.

Sinceramente, me da pena Lykos. Era una persona muy apasionada, sufría y lloraba la mayoría de las noches, por ver así su vida, por ver así al pueblo. Este sufrimiento no era más que su mente. Lykos no llegaba a ser una persona, sino varias en el cuerpo de una persona; no se entendían. Al igual que nadie le entendía a él. Solo el escribir le calmaba y le ayudaba a entenderse, ¿qué escribía? Verdades…

“Mis noches se desvanecen, mis días se pierden,
como sombras que en la nada se disuelven.
La esperanza se esfumó sin preguntar,
vagando está mi alma, muy a mi pesar.

Mi infierno está en vida, todas las mañanas,
en el horrendo instante que se abren mis pestañas.
Los pájaros ya no cantan, los niños no ríen,
todo ha perdido el sentido: ¡Hasta el Bien!

¿Para qué he de vivir? Más bien sobrevivir.
Cada día quedan menos motivos para existir.
En el silencio del descanso encuentro mi calma,
lejos de los miedos que atormentan mi alma.”

Pobre hombre, pobre soñador. Su día a día era igual todos los días: levantarse, ir a clase y volver a clase. Lo único que nunca comprendí es cuándo fue ese cambio. De pequeño parecía hasta feliz, y ahora se hacía llamar Lykos el loco, ¿por qué? Compruébalo tú mismo:

“Estoy loco por estar demasiado cuerdo,
en este mundo de locura, y os lo advierto.

Despreciamos al resto, no buscan la verdad,
ellos viven en la oscuridad, en la mediocridad.
No les entiendo, no los veo como iguales,
no compartimos ni felicidad ni males.

Que nadie diga nada, no vaya a ofender,
perdamos toda libertad, pero respetad el poder.
Que toda voz se apague y consuma,
nos dicen que nos callemos, nuestra libertad se esfuma.”

En verdad he de deciros que llegó un momento en el que Lykos y su mensaje fueron escuchados. Este empezó a “predicar” de una manera extraña y extraordinaria, no quería ser nadie especial, solo una guía, una señal del sendero… La gente no le podía creer, sus palabras tenían razón, pero la comodidad venció a la verdad en cierta parte. Hubo unos pocos que le escucharon y de su discurso unos apuntes tomaron:

“(…) ¡Ustedes son unas ovejas! Están todo el día siguiendo al pastor. ¿Y no os dais cuenta? ¡No os lleva a prados verdes y bonitos… ¡Os lleva al precipicio! (…)”

Tras terminar su discurso, decidió sacar una de sus rimas que escribía por la noche:

“Con tal de obtener unos papeles pintados,
juegan con vuestras vidas a los dados.
Si tan valientes son, que peleen ellos mismos,
en ese momento se acabarán sus oportunismos.”

Una vez pronunció estas palabras, a uno del público se le ocurrió la brillante idea de gritar: “¡Tú también harías lo mismo, mentiroso!” y este le ignoró, pues su respuesta ya estaba escrita:

“El dinero no me mueve, ni la avaricia, ni la codicia,
mi causa es más grande que su maldita injusticia.
Lucho por la verdad, por el conocimiento,
lucho por la libertad, por todo lo que siento.”

Al parecer, la gente despertó y gente de pueblos cercanos comenzó a acudir a sus discursos, pero estos llegaban y no se encontraban a lo que esperaban. Estaban ante un hombre, más bien un hombrecito, como pensaban algunos. Lykos no era especialmente alto, no tenía una voz muy grave. Algunos valientes decidieron decirle: ¿Qué has hecho para decir eso que dices? ¿Qué defiendes? ¿Por qué luchas? Este solo respondía: “Lucho por la libertad.” Al ver que la gente se quedaba indiferente, decidió comenzar a recitar su historia:

“Hace ya buen tiempo que escapé,
estoy ya listo para todo contraataque

Hace tiempo que soy una “fiera”,
hace tiempo que tengo mis propias guerras.

Lucho contra todo, contra mi alma, contra mí,
contra el sufrimiento que no quiere sucumbir.
Hace buen tiempo que dejó de ser batalla,
ahora es un asedio o una hazaña.

El que más me traicionó, sin duda, fui yo,
en mi mente poco sentido halló.
¿Y quién fue el ganador?
No hubo ningún vencedor.

¡Despertad! Pueblo dormido, alzad vuestra mano,
en contra de cada tirano soberano,
en contra de los que dictaminan vuestra vida,
que sepan que el pueblo perdona, pues no olvida.”

Poco a poco, el mensaje de Lykos fue llegando al pueblo. Comenzaron a entenderlo y defenderlo. El pueblo, por fin despierto, comprendió que su sumisión había sido alimentada por el miedo, y al perder ese miedo, recuperaron algo más grande: su dignidad y libertad. Lykos no era un salvador, ni quería serlo. Solo fue la chispa que encendió la hoguera. Lo que ardía ahora era la voluntad de un pueblo que, por primera vez, caminaba por sí mismo, no por el sendero trazado por otros, sino por el que habían elegido juntos.

Y en cierta parte os digo que la pena que siento por Lykos es porque le entiendo. Él no es el líder, sino el mensajero. Entiendo al pequeño lobo, y espero que ustedes también. Pues en estos días, nos hace falta algún Lykos más. Poder decidir, ahora mismo nos encontramos en una situación deplorable, y aquí seguimos. Día 28/04/2025. La luz se cortó, el caos invadió cada casa. Si no queréis que eso sea nuestro día a día, por favor, salid de vuestra zona de confort y pelead por el mensaje, por la libertad y que finalice toda opresión. Pero hacedlo rápido, pues estamos cerca de volver a los palos y a las piedras.