Cuarta y última entrega de los trabajos presentados al II Concurso InterAulas por estudiantes del colegio San José de Santander. En ella, escolares de 1º a 4º de la ESO crean relatos o buscan información sobre la llegada del coronavirus a nuestra vida y expresan a través de textos o pódcast el impacto del Covid en el medioambiente. 

 

LA EXPERIENCIA DEL COVID
Por Laro Rodríguez Cobo. 3º ESO

La experiencia que yo tuve con el covid tampoco fue un gran cambio en mi vida. La única diferencia notable fue el no ir a clase y hacerlas online, pero realmente no cambió mucho mi día a día. Tampoco pude salir para ver a mis abuelos, aunque eso era lo peor para mí. 

Estar todo el día en casa me pareció perfecto, porque realmente no soy una persona a la que le guste salir. Lo que sí está fastidiando al medioambiente ahora que podemos salir son todas las personas que tiran las mascarillas al suelo y pueden acabar en el mar. 

Durante el confinamiento los animales bajaron a las ciudades y también hicieron un destrozo, pero creo que también se pudo sacar beneficio del confinamiento, dado que al no haber ningún vehículo pudo haber menos contaminación y también creo que se pudo reducir la tala de árboles. No entiendo por qué hemos tenido que esperar a una pandemia para ello. 

Es una pena que el avance en cuanto al medioambiente que nos hizo hacer el confinamiento lo estamos fastidiando ahora por las distintas basuras que estamos tirando. Los animales se pueden ahogar por las cuerdas de las mascarillas o si tiramos los botes de gel y queda algo se podrían morir por tomarlo. 

Además, la gente que no quiere vacunarse parece que no se da cuenta de que pone en peligro al resto de personas y si no saben ni cuidar a los de su alrededor ¿cómo podrán hacer algo por el medioambiente? Lo único que hacen es empeorar las cosas. Les puede dar más o menos miedo, pero si por ello fastidian al resto yo les pondría algún castigo más que una multa. Lo mismo con la gente que tirase algo al suelo. 

En general no hubo mucho cambio en mi día a día, la verdad, y aunque durante el confinamiento pudo haber menos contaminación, al terminar todo volvió. Encima incluso peor. Además, los animales la liaron por las ciudades y los humanos ahora por las mascarillas.

 

VERDE
Nuria Gonçalves Dos Santos. 2º ESO

En una tarde tan tranquila en horario de colegio, una alarma sonó por todo el colegio, el altavoz sonó y un hombre extraño dijo que todos deberíamos ir a nuestras casas porque un virus mortal llegaba a nuestra ciudad.

Los profesores, alterados, nos dieron indicaciones para salir del colegio curso por curso y yo me pregunté:

— ¿Esto es real? ¿Hay zombies? ¿Qué es ese virus tan mortal?

Me quedé paralizada observando todo lo que ocurría como en cámara lenta. Una profesora me cogió y me llevó fuera y me repitió.

— ¡VETE A CASA, VETE A CASA! —y así cinco veces. 

Me fui corriendo a casa y cuando llegué mi madre estaba mojando la casa entera de lejía como una loca y mi padre,  con mascarilla y guantes. Me acerqué a mi padre y le pregunté:

— ¿Y la abuela? ¿Dónde está?

—Está en la UCI, hijo, por ese virus tan mortal. Reza por tu abuela, no sabemos si sobrevivirá.

Me quedé tan sorprendida que empecé a creérmelo un poco.

*horas después suena el teléfono*

— ¡¡¡Papá!!!!! está sonando el teléfono de casa ¿lo contesto?

—No, seguramente sea del hospital. Dame.

Mamá viene corriendo a ver qué sucede y qué cuentan sobre la abuela.

El doctor dijo:

—No es una buena noticia. Lo sentimos, Dña. Magdalena ha fallecido.

Aceptamos lo sucedido y lloramos.

— ¿Podemos ir a verla? —dijo mamá mientras lloraba a más no poder.

—Lo siento, no será posible debido a este virus tan mortal. Nadie podrá visitar a los familiares enfermos o muertos. Será enterrada sin ninguna visita, por seguridad y para que nadie se contagie. 

Después de un tiempo de llorar y llorar, el televisor se enciende sin nadie haberlo encendido. Mi madre y yo nos sorprendemos y vemos a un hombre hablando,  diciendo que después de quince días todo volverá a la normalidad, cada uno a su colegio, su trabajo y, después de hablar de ese tema, dice que dentro de poco no quedará comida.

— ¡Coged toda la comida que podáis! —dijo el hombre de la televisión.

También dijo que iba a haber dificultades económicas. El tema económico iba a ser muy difícil, ya que no había trabajo y, además de eso, que la Seguridad Social no iba a ayudar en nada.

— ¡Que nadie salga de casa si no es para sacar a animales, comprar en supermercados… cosas importantes y todo justificado! —dijo el hombre de la televisión.

*Un par de días después*

Me asomé por la ventana porque vi una especie de pájaro volando súper rápido y sin rumbo. Se chocó en mi ventana y la dejó entera verde, una especie de moco. Parecía estar muerta. Yo me asusté e iba a ir a decírselo a mi madre para que la quitara de la ventana, no iba a quitarla yo ¡qué asco! De repente veo que se vuelve a levantar y me acerco rápidamente a ver lo que hace. Se pone a volar como poseída al centro del patio de todas las ventanas de mi casa y cada vez se hacía más y más grande, me acerco más y veo que no era un tamaño normal.

Estalla. Chillo.

— ¡Dios mío! ¡Qué acaba de pasar! ¡MAMÁ VEN, CORRE!

—Dime hija ¿Qué ha pasado?

— ¡¿No ves que el patio está verde, el cielo verde?! Un pájaro ha estallado y ha puesto todo verde ¡eso un pájaro normal no lo hace!

Mi madre coge tablas y mantas y empieza a sellar todo como loca.

—Hija, anda, ponte a jugar al ordenador o lee algo, lo que quieras, pero no abras la ventana, seguro que es ese virus. Y no pienses en eso.

Tiempo después mi tutora llamó a mi madre para decir que las clases iban avanzar, pero por videollamadas grupales y con deberes por las tardes con la aplicación Classroom.

Todos los días a las 9 am me tenía que conectar a Zoom. Ahí es donde hacemos las videollamadas todos los alumnos de mi clase.

Después de quince días todo iba a peor y pasaron a decir por la televisión que si una semana más y cada vez que se acababa la semana decían que otra más, así hasta mitad de verano.

Durante estas semanas de cuarentena me he dedicado a hacer videollamadas, deberes, jugar a juegos en mi ordenador, videollamadas con mis amigos, etc.

 Al mes de estar en casa me sale una especie rara en el dedo de los pies que se inflaba cada vez más, que estaba morado y supuraba. Fui al médico con mi madre y me dijeron que eso lo tenían los niños, es decir, que  a los niños cuando tienen Covid  les sale eso. No era la única en ese hospital, también había adolescentes, niños pequeños y alguna que otra persona de mi edad. Me hicieron unas cuantas pruebas de orina, de Covid y me sacaron doce tubos de sangre. En la prueba de Covid di negativo, en la de orina resulta que tenía infección urinaria y en cuanto a lo de los tubos de sangre no me dijeron nada. Me recetaron una crema para el dedo del pie y me dijeron que tenía que ir dentro de una semana para ver si tenía el dedo mejor o simplemente llamar al hospital.

Yendo a casa mi madre estaba angustiada por si era Covid o no.

Al llegar a casa fuimos al salón a ver las noticias y el hombre de siempre dijo que lo bueno de quedarse en casa es que por tema de no usar coches el clima estaba mejorando y la vida submarina estaba menos contaminada, ya que no había gente que pudiera tirar basura a los mares. Luego comentó algo muy divertido pero a la vez angustiante. Dijo que los animales terrestres (jabalíes, cabras, ciervos…) estaban saliendo de hábitats naturales y bajando a las ciudades, a las casas de la gente…, Y eso es algo muy relevante. Los animales estaban descontrolados y eso no ha ocurrido jamás, que yo sepa. Una de las razones seguramente sea ya que no había gente rondando por las calles. 

Mi padre bajó al perro con dos mascarillas, dos pares de guantes y un desinfectante. A mí me parece exagerado, pero supongo que sea por el bien común. Cuando mi padre llegó a casa de sacar al perro nos dijo que el ambiente era muy extraño, que el suelo estaba demasiado seco y que no había casi pájaros, palomas, etc.  y que parecía que durante todo este tiempo no había llovido. Algo súper extraño ¿cómo no iba va a llover? Luego también nos dijo que pasó por una bahía y que los peces del mar no paraban de saltar y algo que nunca suele pasar es que el mar estaba súper limpio. Ya sabemos que lo dijo el hombre de la televisión, pero es algo extraño ver el medio ambiente mucho mejor. No entiendo cómo la sociedad no nos podemos mantener así estando en la calle. Supongo que no es tan difícil.

A los días de no haber visto la luz desde la ventana de mi cuarto, ya que estaba sellada por el incidente tan extraño de la paloma, me puse más al tema de las redes sociales y a hacer trends o challenges sobre el Covid con hashtags para saber si la gente lo haría para no aburrirse. Me puse a investigar a ver qué pasaba con la gente en Tiktok, Instagram, Twitter, Facebook… que solo hablaban sobre ese virus. Mucha gente decía que venía de China porque se comieron un murciélago, ¡Vaya chorradas! jajaja. Otros decían que si lo creó un científico de China y después lo asesinaron y dicen que se expandió el virus; otros dicen que le van a llamar Covid-19 al virus, otros que si nunca nos quitarán las mascarillas… Y así un montón de hipótesis.

Me dije a mi misma: Estoy harta de esta cuarentena, pandemia, ¡me da igual cómo lo llamen! ¡Pero no aguanto más en casa!

Mi madre se dio cuenta de lo frustrada que estaba y me dio la idea de hacer mi bizcocho favorito. Yo, obviamente, no me iba a negar. Después de unos 50 minutos ya estaba todo terminado y yo me babeaba por ese bizcocho. Le pusimos sirope de naranja por encima y ufff que pintaza tenía.

Meses y meses después seguimos igual, pero ya nos dejaban salir a la calle. Se acercaba el día de mi cumpleaños.

El hombre de la televisión dijo que para los ancianos su toque de queda eran las 22:00h de la noche y para los jóvenes y niños…  las 20:00h de la tarde. Estaba triste porque en mi cumpleaños no iba a poder salir normal con mis amigos o que vinieran familiares al menos (por el toque de queda).

Minutos después de oír hablar al  hombre de la televisión dijo que se acercaban inundaciones y probablemente las casas bajas iban a sufrir de aquello. Dijo que eras a causa del cambio climático tan repentino. También dijo que había pájaros infectados de Covid, aunque solo el 2% de los pájaros que hay se pueden infectar. Yo en ese momento me acordé de lo que pasó en la ventana de mi cuarto. También dijo que se pondría el cielo verde si explotaba  y que también soltaría una especie de moco a los alrededores. Que si veíamos algo así lo mejor era sellar todo y no tocar nada. Que  todavía estaban investigando. 

*Dos años después: 2022*

“Todo volvió a la normalidad”, ya hay vacuna Covid-19 (resultó que al final se llamó así). Todavía hay mascarillas, pero la gente casi no las lleva, y ya la gente trabajaba y va a los colegios e institutos.

Un día normal de clase, unos chicos entrevistados vinieron a mi aula y me dieron que saliera. Al salir me dijeron que si no me importaba tener una pequeña entrevista con ellos, solo tenía que decir lo que pasé en la cuarentena (si sufrí algún muerto familiar por el Covid-19).

Yo dije que no, que era un tema personal y no quería contar cómo fue mi cuarentena. 

Horas después, una amiga mía dijo que se empezó a sentir mal a primera hora de la clase y que no dijo nada. También dijo que tenía muchos mocos y eran extraños, que eran verdes. Yo en ese momento me asusté y le dije si estaba vacunada del Covid, me dijo que no.

Después del recreo la noté pálida, con cara de como si fuera a vomitar. Se lo dije a la profesora porque me preocupaba. Y en ese momento…

 

COVID Y MEDIOAMBIENTE
Álvaro José Pellón Santamaría.  2º ESO

Jueves 14 de marzo de 2020 he llegado del instituto a casa porque nos han confinado debido al rápido ascenso de los casos por el Covid. Dicen que en 15 días nos levantarán el confinamiento. 

Ya había pasado un mes desde que nos confinaron, y toda la naturaleza estaba volviendo a su cauce, por así decirlo, debido a que la contaminación se había reducido bastante. Esta reducción de la contaminación fue ocasionada porque durante el tiempo que no pudimos salir por el confinamiento, las fábricas pararon su producción y apenas había tráfico en las ciudades ni en las carreteras. Gracias a esto, el agujero en la capa de ozono había disminuido su tamaño, los ríos estaban más limpios y había menos polución en las grandes ciudades. Y una de las curiosidades que ocurrieron fue que los animales, al encontrar las ciudades y pueblos prácticamente desiertos, se acercaban en busca de alimento sin temor alguno hacia la población.

20 de junio de 2020. Casi verano. Un día precioso y caluroso, hacía ya como un mes desde que nos quitaron la cuarentena y todavía no sabíamos qué era el nuevo virus, el COVID-19, que se había expandido tan rápido alrededor de todo el mundo. Era un virus muy fuerte, porque dejaba unos 5.000 muertos cada semana sin importar la edad de los afectados ni la condición.

Debido a la rápida expansión del virus, y a lo contagioso que era, nos aconsejaron el uso de la mascarilla. Las primeras semanas se agotaron de casi todos los establecimientos donde vendían, la gente las tiraba casi por cualquier sitio, te encontrabas siempre alguna en la calle cada vez que salías. Un mes después del comienzo de la pandemia seguían agravándose los casos. ¡La gente no aprendía! Después de todo lo que habíamos pasado (un confinamiento de casi tres meses, el cierre de los bares y tiendas debido a la limitación del aforo en sitios cerrados, etc.). Pero la gente seguía sin aprender y a los dos meses impusieron el uso obligatorio de las mascarillas debido al incremento de casos por Covid.

Una vez finalizado el confinamiento y con la vuelta a la actividad normal de la sociedad hemos vuelto a provocar la misma contaminación que había al principio de la pandemia, con el añadido de las mascarillas y guantes que utilizaba la gente y que muchas personas tiran en cualquier sitio sin importar a dónde vaya luego, llegando a mares, ríos y océanos.

Pero ahora el problema es que se van acumulando las mascarillas y guantes que la gente utiliza. Lo malo es que las mascarillas no se pueden reutilizar, por lo tanto se acumulan toneladas y toneladas sin poder hacer prácticamente nada. Al tardar tanto en degradarse (unos 300 o 400 años para degradarse por completo), no se podían tirar en cualquier lado debido al largo tiempo que tardaban en degradarse por completo. 

 

MI EXPERIENCIA
Por Nicolás Rada Alonso. 2º ESO

Al principio todos pensábamos que lo del Covid era temporal y nos lo tomamos a risa. Subieron los casos y nos dieron una semana de vacaciones. Luego lo alargaron a tres semanas y, lamentablemente, tuvieron que confinarnos a todo el mundo sin salir de casa tres meses. 

Cuando empezó la cuarentena del Covid-19 fue muy extraño, porque nunca me había quedado tanto tiempo sin salir de casa y respirar aire fresco. A la vez tenía miedo de coger el Covid porque las noticias eran aterradoras, moría muchísima gente todos los días. Las clases online eran muy divertidas y más si te ponen un 10 en Matemáticas sin hacer ningún examen. En ese entonces estaba en sexto de Primaria. Todavía me acuerdo que me salté la última clase de despedida porque me quedé dormido. 

Lamentablemente, después de 3 meses de cuarentena, cuando quitaron el confinamiento,  mi abuelo se contagió de  Covid en Navidad. No pudimos pasar las navidades juntos como todos los años. Mi abuelo lo pasó y estuvo bien. Pasamos un verano muy divertido y ¡empezamos primero de la ESO.! Fue un cambio demasiado grande, pero todos nos acostumbramos rápido. El verano volvió y pasamos otro verano con el Covid en todos lados, pero por suerte no nos tocó. Acabó el verano y volvimos al colegio, ¡segundo de la ESO! Empezamos el curso bien y llegamos a Navidad. La peor Navidad de mi vida, ¡toda mi familia tenía Covid! No pudimos pasar las navidades juntos, por desgracia. Yo por suerte no tenía el Covid. Hasta el día antes de volver al colegio. Me hice la prueba de antígenos y estuve confinado con mi hermana y con mi padre. Mi madre nunca dio positivo. Pasó una semana y di negativo. Aproveché mucho para jugar a la Play en esa semana y pasar mucho tiempo con mi hermana y con mi padre. 

Volví al colegio y había una nueva profesora de tecnología y tres exámenes esta semana. Me estaba volviendo loco porque no sabía qué hacer, todo fue culpa del Covid. Por suerte aprobé todos los exámenes y llegó el fin de semana. Llegaron dos compañeras nuevas, después otro compañero y después otro compañero. Todo estaba yendo normal hasta que llegó la tercera guerra mundial de Rusia contra Ucrania. Ahora solo toca esperar al verano y que no me toque el Covid ni a mí ni a nadie de mi familia y que no haya más problemas mundiales y poder pasar Navidad del 2022 con mi familia. 

Actualmente quitaron las mascarillas en exteriores y con lo de la guerra de Rusia y Ucrania se está olvidando un poco el Covid y están subiendo muchos los casos. Si seguimos con la guerra y olvidando el Covid puede que vuelvan a poner la mascarilla en exteriores o nos vuelvan a confinar. 

 

EL ORIGEN DE MI AGENCIA
Por Diego García García. 2º ESO

Cuando me adentré de lleno en el océano para explorar la fosa de las marianas tenía previsto que habría especies desconocidas. 

Al bajar 5000 metros me detuve a descansar en una cueva y, al entrar, todo era precioso: las paredes eran de cristal que reflejaba la luz que emitían los peces. ¿Qué especie serán? Pero como no todo es precioso miré al techo y lo que vi me dejó paralizado. Estaba cubierto por una capa de 2.4 metros de plásticos y habían un montón de peces encima de ellos. Tendría que haber unos 403 peces. Traté de ascender a la superficie, pero una gran lona de color negro me lo impedía.

Afortunadamente, con ayuda de mi cuchillo, conseguí romper la lona y salir a la superficie en busca de mis compañeros. Al encontrarles, les conté lo que había visto y les pedí ayuda para quitar los plásticos. 

Aunque, desafortunadamente, no logramos sacar a todos los peces, pero sí a la gran mayoría y, además, con el plástico extraído lo reciclé y vendí. Con ese dinero creé una agencia encargada de extraer plásticos del océano y lo convertimos en otras cosas como cepillos de dientes, envoltorios, bolsas o partes de coches, entre otras cosas. Y después de tan solo tres años desde que creé la agencia, la basura del océano ha disminuido un 79% y, con el éxito de las ventas de plástico reciclado, conseguí el dinero para investigar cómo hacer un plástico biodegradable.

Estoy escribiendo esta carta desde mi humilde casa al lado del mar de Cantabria. Sé que no me queda mucho tiempo, pero me siento bien conmigo mismo por haber dedicado toda mi vida a ayudar a la gente, al planeta y a algo que realmente me apasionaba y me hacía feliz..

 

ENVIDIA
Por Ángela Allan Villares. 4ºESO

Marcos era un chico de 24 años que vivía con su hermano Rubén y sus padres en una de las casas más caras del país, ya que tenía una estabilidad económica bastante alta. Marcos era un joven tranquilo, alumno ejemplar y amante de la naturaleza. Su pasión era analizar y estudiar cada detalle o cambio de la vegetación que le rodeaba, toda la información que aprendía la plasmaba en un cuaderno oculto que él mantenía fuera del alcance de cualquier persona. Su sueño era trabajar de jardinero, aunque eso no estuviera bien visto a ojos de sus progenitores. Se llenaban de orgullo comentando que su hijo mayor sería un gran triunfo a cargo de lo que ellos llevaban construyendo durante tantos años. Esto a Marcos no le agradaba en absoluto, dado que él no tenía pensado seguir ese camino, pero en el fondo sabía que su hermano menor no se podría ocupar del más mínimo problema que hubiera en la empresa.

Ahora hablaremos de Rubén, un ser consentido, caprichoso y mano derecha de Marcos. Marcos le consideraba aparte de su hermano su mejor amigo, le mostraba cualquier proyecto para ayudarle que emprendería para su ayuda, o alguna idea que le surgiera para que Rubén diera su opinión acerca de esta. No obstante, Rubén encubría un secreto que sentía a diario…

Una tarde de primavera Marcos se encontraba en su jardín ubicado a hora y media de su vivienda, plantando y creando esculturas, cortando los arbustos, cuando un señor de unos 53 años aproximadamente, y de estatura alta, quedó fascinado observando el gran trabajo que estaba realizando Marcos. Dy decidió acercarse a regalarle un folleto en el que ponía:

El día 28 de abril se organizará un concurso al edén mejor cuidado de los alrededores, su recompensa será la entrada a la empresa de jardinería más reconocida del país como gerente. Mucha suerte.

Marcos, al leerlo, quedó emocionado con la noticia y agradeció al señor haberle proporcionado esa información tan valiosa para su futuro. No dudó ni un segundo en ir a contárselo a Rubén, este sonrió por obligación y le felicitó.

Una semana después del anuncio, Marcos se puso manos a la obra a mejorar más su pequeño refugio con la ayuda de Rubén. Cada día que iban a trabajar al jardín el señor que informó a Marcos del concurso merodeaba por ahí y se quedaba mirando plácidamente durante minutos… así a lo largo de una semana y media. A Marcos no le parecía incómodo que alguien más apreciara su obra de arte, mientras que Rubén trataba de alejarle.

Unos días antes del concurso, Héctor Rodríguez, el nombre del cuyo hombre que había entregado el anuncio a Marcos, decidió ir a relajarse mirando el jardín de Marcos en plena noche mientras cenaba. Dos horas después de haber llegado, a lo lejos vio cómo alguien entraba sigilosamente al jardín con la cara tapada por un pasamontañas y herramientas destrozando todo lo que se le ponía por delante, sin ningún remordimiento. Pero hubo algo que le llamó la atención a Héctor, así que opto por sacar su teléfono del bolsillo y comenzar a grabar. Él pensó que era un ladrón intentando robar cualquier planta de jardín por lo que gritó y preguntó en voz alta: 

—¿Quién se encuentra ahí?

Al no encontrar respuesta se acercó lo más rápido que pudo, pero este salió corriendo así por lo que Héctor no supo quién era pero de algo se acordaba, y no quiso comunicarle nada a Marcos por un motivo que sabremos más adelante.

A dos días del concurso, se difundió una noticia internacional sobre una enfermedad perjudicial para los seres humanos llamada Covid-19. Los síntomas eran fiebre, tos, cansancio y pérdida del gusto u olfato. La gente quedó impactada y Marcos y Rubén todavía más. Marcos, antes de que confinaran a todo el mundo en su casa, fue lo más rápido posible a mirar su jardín, y lo que se encontró le dejó desconcertado. No tocó nada más y regresó a su casa con un ataque de nervios por lo que sus ojos habían visto: el jardín que él tanto había cuidado y amado estaba destrozado por completo. Rubén se sorprendió y consoló a su hermano, mientras que Marcos, como última opción, abrió su ordenador y revisó si en la página web del concurso habían publicado alguna noticia. Lo que se encontró fue esto: 

“El concurso se realizará enviando fotos de vuestras creaciones ya que por esta pandemia que nos acecha no habrá oportunidad de hacerlo presencial”.

Marcos entró en un ataque de desesperación puesto que no guardaba ninguna fotografía ni video que demostrara lo muy cuidado que tenía su pensil, entonces mandó un correo con la tristeza que abundaba su alma diciendo que no se podía presentar al concurso por motivos personales, pero no obtuvo respuesta.

Una semana después de este suceso, le llegó a su casa una carta en la que decía: 

“Enhorabuena, has sido el ganador de esta concurrencia, cuando desees puedes pasarte por nuestra empresa a ocupar tu nuevo puesto de trabajo”.

Marcos confundido con la carta en la mano, no pudo contener su emoción, aunque no se explicaba cómo pudo llegar ese gran mensaje a su domicilio porque él no había presentado nada. No tardó ni 10 minutos al lugar en el que le habían citado y al llegar, sus ojos vieron algo que lo dejó completamente helado… vio al hombre que siempre lo observaba cuando Marcos acudía a su jardín. Marcos no entendía nada de lo que estaba sucediendo, siendo así que el hombre se puso de pie y dijo: 

—Buenas tardes, mi nombre es Héctor Rodríguez y soy el dueño de esta empresa y organizador del concurso en el que no pudiste llegar a presentarte por una terrible consecuencia, pero no te preocupes que en estos momentos te explicaré todo con detalles. Esa noche en la que ocurrió todo yo me encontraba cenando mientras observaba tu preciosa creación cuando, al cabo de dos horas, entró una persona con unas herramientas y comenzó a destruir lo que se le ponía por delante. Yo presenciaba con nerviosismo esa escena y la única idea que se me pasó por la cabeza fue extraer mi teléfono móvil del bolsillo y grabar esa escena tan atroz. Cuando veas lo que te tengo que mostrar te vas a quedar sin palabras (procede a enseñar el video). Por este motivo te declaro ganador de este show, ya que yo con mis pupilas aprecié tu amor hacia la naturaleza, aunque por obra de un malandro no se pudo conservar, sé que vas a ser una gran ayuda para nuestra empresa. Otra vez, muchas felicidades.

Marcos no tenía vocabulario para poder explicar la rabia y la decepción tan grande que sentía. Vio cómo su propio hermano deshacía el gran esfuerzo que Marcos había realizado. Marcos no tuvo más remedio que ir a confrontarlo y pedirle explicaciones. Llegó a su hogar y para su suerte al único que vio en esos momentos fue a Rubén. Lleno de ira le comenzó a gritar, mientras que Marcos lloraba y gritaba la única contestación que sacó de Rubén fue una risa malévola, y acto seguido procedió a decir: 

—No me arrepiento de nada hermano, fui yo quien lo destruyó para que no consiguieras lo que tanto anhelabas y lo único que alcanzaras fuera fracaso.

Marcos atónito soltó estas palabras:

—Qué pena me da que seas una persona así, que me hayas traicionado de esa manera, que haya confiado en ti y te haya narrado mi sueño. Pero menos mal que las cosas no salieron como tú esperabas y salí victorioso en esta situación. Ahora que ya cumplí lo que tanto quería me dedicaré a mi pasión con delicadeza y cuidado y me marcharé a vivir a otro lugar lejos de ti y de esta enfermedad que nos rodea. Solamente mis plantas y yo, cuídate, espero que algún día cambies. Adiós, Rubén.

Pocos meses después de esa etapa a Rubén le sucedió algo inesperado…

 

 

LOS EFECTOS DEL COVID EN EL MEDIO AMBIENTE
Por María Milagros Albornoz Lobo, Rodrigo Campuzano Toca, Nayely Cano Yupanqui, Mateo Cubillas Bolado, Manuel Gómara Rivas, Aitor Henríquez Panduro, Sara Lamo Ricondo, Ainara Minteguiaga Aurora, Ramón Muñoz Salmón, Miriam Somaza Talamillo y Sarahi Valencia Muñoz. 1º ESO 

Vamos a hablar de los efectos medioambientales que ha producido esta pandemia; de los beneficios e inconvenientes. Redactar este artículo nos ha hecho entender y ver que hay muchas cosas que hemos pasado por alto, como, por ejemplo, que la contaminación en los últimos años ha sido y está siendo muy perjudicial para los seres vivos y el planeta en su conjunto. También que la pandemia ha ayudado a darnos cuenta del daño que estamos haciendo a la Tierra y que, si no frenamos estas acciones, acabaremos destruyendo por completo nuestro hogar.

Ilustración realizada por una alumna.

 

El confinamiento, a nivel global, como consecuencia de la terrible crisis del coronavirus, ha tenido un impacto tanto positivo como negativo en el medioambiente. Entre los factores positivos medioambientales encontramos a empresas que deciden tener un impacto ambiental positivo con una actuación sostenible hacia el medio ambiente o que, además, mitigan el impacto negativo de otros. En cambio, el impacto negativo es aquel que daña el medioambiente, como la contaminación que lleva a la pérdida de biodiversidad o a otros daños en nuestro entorno.

A continuación vamos a mencionar algunos datos relacionados con el impacto del COVID-19 en el medio ambiente. Estos datos son el resultado de la investigación que hemos realizado para documentarnos mejor sobre el tema de nuestro artículo. Las fuentes consultadas han sido un artículo de Iberdrola y otro de Funseam.

Al comienzo del confinamiento, primavera de 2020, debido a las restricciones en la actividad mundial -uso de transporte tanto público como privado, limitación de nuestros movimientos en el exterior …- el impacto de la pandemia en el medio ambiente fue realmente positivo, ya que redujo las emisiones diarias de CO2 – un 17 % a nivel mundial y un 31,9% en España.

MENOS CONTAMINACIÓN, AGUAS MÁS LIMPIAS Y CIELOS MÁS CLAROS

Un estudio global investigó y llego a la conclusión de que esta cuarentena benefició internacionalmente y provocó un “efecto extremo” en las emisiones de CO2. Este estudio, revisado por expertos, resalta a la vista que se han reducido 17 millones de toneladas de CO2 diarias en el mundo, poniéndonos a niveles de 2006. El documento confirma así el impacto positivo del confinamiento a nivel mundial, dejando claro que en el año 2020 las emisiones anuales absolutas fueron las más bajas desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Esto se debió, por ejemplo, al cierre de fábricas y comercios. Además, el parón del transporte por el confinamiento ha provocado un gran descenso en las emisiones de gases de efecto invernadero, debido a la reducción del número de vuelos entre distintos países de todo el mundo, la suspensión de eventos deportivos, sociales y culturales, y la falta de desplazamiento de particulares como, por ejemplo, para ir a trabajar. Otro aspecto positivo para comentar es el informe realizado por los geofísicos, que han observado la disminución del ruido sísmico, es decir, el ruido que provocan las vibraciones en la corteza del planeta. También se ha reducido la contaminación acústica en los últimos meses, alcanzando el nivel de decibelios recomendado por la OMS en los centros de las ciudades. Otra consecuencia positiva ha sido que se ha prohibido temporalmente el comercio de algunas especies de animales, lo que ha hecho que se mejore el número de individuos de esa especie. También a esto ha ayudado la falta de contaminación. En conclusión, todo esto ha provocado una mejora en la calidad del aire y del agua.

Sin embargo, no todo lo que nos ha traído la pandemia provocada por el COVID- 19 ha mejorado nuestro entorno. También ha habido efectos negativos para el medioambiente, estas son algunos:

Las mascarillas y guantes que utilizamos día a día y que no son desechadas correctamente afectan a nuestro entorno. Lo podemos observar en nuestras calles, parques o en los estacionamientos de los supermercados. En estos últimos, los guantes de plástico quedan esparcidos por todo el estacionamiento o dentro de los carros y cestas de la compra, desperdigándose por otras zonas de la ciudad en el momento que aparece el viento. No todas las personas son responsables, a algunas personas no les preocupa el medioambiente y tiran toda esta basura por las calles, parques y hasta en los mares y playas.

Fotografías tomadas por una alumna.

También el uso, en algunos casos abuso, de desinfectantes tuvo consecuencias negativas para el medio ambiente. Según Climate Wise “este uso extensivo de desinfectantes puede ser mortal”.

El COVID-19 EN LOS ECOSISTEMAS

En cuanto al COVID-19 en el medio terrestre, un estudio realizado por la revista científica Nature a nivel mundial sobre 7.000 comunidades animales revela que la destrucción de los ecosistemas por parte de los humanos incrementa el número de ratas, murciélagos y otras especies portadoras de enfermedades que pueden provocar pandemias. Y el coronavirus es el último ejemplo de la acción del hombre sobre el medio natural.

La investigación publicada en Nature se ha llevado a cabo analizando lugares de los seis continentes (incluida la Antártida) y señala que la conversión de lugares salvajes en tierras de cultivo o asentamientos humanos provoca, en muchos casos, la extinción de especies más grandes. Eso beneficia a animales más pequeños y adaptables, pero que son, en muchas ocasiones, portadores de patógenos que pueden pasar a los humanos.

El COVID-19 también ha afectado a la contaminación de los ecosistemas submarinos. Principalmente al principio de la pandemia, los efectos sobre mares y océanos fueron en gran parte positivos, como consecuencia de la reducción de las actividades que provocan disminución de las especies marinas, contaminación de las aguas y daños en los hábitats marinos.

Un importante porcentaje de la pesca diaria va destinado a las cocinas de los restaurantes de todo el mundo. Según un estudio realizado por Naciones Unidas y publicado el 8 de junio de 2020 en el artículo ‘El océano y la COVID-19’, dos tercios de la pesca en Estados Unidos va destinado a los restaurantes. El hecho de que esos restaurantes tuviesen que cerrar durante el primer año de la pandemia redujo en gran parte la demanda de pescado. En Ecuador, la disminución de la demanda fue debida principalmente al colapso total del turismo. Esa bajada en la demanda trajo también como consecuencia una bajada en el precio del producto y, por ello, la pesca de determinadas especies marinas no resultaba rentable a los pescadores.

En una reciente encuesta informal se clasificaron los siguientes sectores oceánicos como los más afectados por el COVID-19: turismo, pesca, petróleo y gas en alta mar, transporte marítimo, energías renovables en alta mar y acuicultura. El parón en el sector turístico junto con la disminución del tráfico marítimo en general redujo considerablemente las emisiones de gases de efecto invernadero. Según el estudio de Naciones Unidas “el transporte marítimo internacional representa alrededor del 2,5% de las emisiones de ese tipo de gases”.

Todo ello tuvo un efecto positivo en los ecosistemas marinos que empezaron a mejorar recuperando algunas de las poblaciones agotadas y disminuyendo el ritmo de la acidificación, el calentamiento y la desoxigenación de los mares y océanos. Pero no debemos tampoco engañarnos con esos primeros resultados positivos, ya que, si no tomamos medidas urgentes para que esos beneficios producidos por el parón durante el confinamiento se mantengan, volveremos a la casilla de salida. Se necesitan hasta diez o quince años de reducción de la actividad para la recuperación por todos los daños causados durante años de negligencia.

Fuentes consultadas: Iberdrola, Funseam, Climate Wise, Revista Nature, P.N.U.D. y El Confidencial.

 

EL COVID Y EL MEDIOAMBIENTE. LA DOBLE CARA DEL MUNDO
Por Denisa Bairam, Elisa Dueñas Domínguez, Carlos Jiménez Pons, Stephano Paz Chacón,
Aisha Salazar Ganzo, Iker Susan Sánchez y Aitor Tello Reynel. 2º ESO A.

En estos últimos años, en el mundo se ha producido un cambio en el medio  ambiente. Tras los primeros meses de la pandemia, como consecuencia del  confinamiento y cese de muchas actividades sociales e industriales, nuestro  planeta parecía empezar a curar muchas de las heridas producidas por los humanos. Según un estudio global revisado por expertos y publicado por la revista Nature Climate Change, las emisiones diarias de CO2 se redujeron un  17 % a nivel mundial.  

Efectos ambientales producidos a partir del confinamiento por el brote  COVID-19: 

  • Impacto positivo: 

-Reducción de emisiones de GHG 2 (protocolo de gases de efecto invernadero).  El objetivo del GHG 2 es ayudar a las empresas a medir su exposición a los  riesgos climáticos y mejorar su eficiencia en la cadena de suministro. 

-Mejora de la calidad del agua. 

-Reducción de la contaminación acústica y mejora de la calidad del aire. -Fauna restaurada. 

  • Impacto negativo: 

-Aumento de desechos médicos. 

-Eliminación de EPP3. Los EPP3 son equipos especiales que se usan para crear  una barrera entre la persona y los microbios. De esta manera, se disminuye la  posibilidad de exponerse y propagar los microbios. 

-Residuos municipales intensificados. 

-Reducción de las actividades de reciclaje.  

En los primeros meses de la pandemia, la contaminación disminuyó por el parón  de las actividades económicas y el transporte. Sin embargo, la crisis sanitaria  también ha causado estragos en el medio ambiente y ahora comenzamos a  percibirlos. 

Antes de la llegada del COVID-19 a nuestras vidas, el ser humano tenía un gran reto por delante: hacer frente a la emergencia climática. Una crisis provocada por nuestra propia especie que tiene devastadoras consecuencias en el  bienestar de la fauna y flora del planeta, al igual que en la salud de las personas.  El cambio climático y la –cada vez mayor– invasión humana de la naturaleza es lo que los expertos señalan como el principal motivo por el cual entramos en  contacto con un virus animal. Por otra parte, combatir la enfermedad también deja una huella climática sobre la que numerosos expertos llevan meses alertando. 

Lo que sí es cierto es que, durante los meses de confinamiento más duro, las emisiones de gases de tipo invernadero se redujeron considerablemente. Con la vida en casa, los coches aparcados y las fábricas cerradas, se llegó al registro  más bajo desde 2006 de emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera en abril de 2020, según un informe de la Organización Meteorológica Mundial.  

¿Cómo afectó el confinamiento al ecosistema marino? 

Hubo unos cambios positivos: se oxígeno más el agua, no hubo tanta pesca marítima y los peces tuvieron más tiempo para reproducirse y así mitigar el agotamiento de algunas especies.  

¿Cómo disminuyó el tráfico ilegal de animales?  

Al prohibirse los viajes y desplazamientos, el tráfico de animales quedó paralizado. Ayudando así a que tanto las especies protegidas como especies autóctonas que se ven afectadas por la invasión de sus hábitats por parte de  especies extranjeras transportadas ilegalmente por el hombre se beneficiarán.  Se podría decir que la pandemia del COVID-19 les dio una tregua.

Todos estos datos que hemos ido obteniendo a lo largo de la investigación  realizada para hacer nuestro artículo nos han llevado a la reflexión de que no queda mucho tiempo para reparar los muchos daños que hemos ido causando  a nuestro mundo. Unos pocos meses no son suficientes para resolver el problema que tenemos delante de nuestras narices. Por distintos intereses no  llegamos a tomar las medidas necesarias. Hoy es el COVID-19, pero si no  cuidamos lo que tenemos ahora, mañana tendremos que hacer frente a otros enemigos. Y quién sabe si serán más fuertes.

 

OBJETIVO 15 Y BIODIVERSIDAD
Por Rodrigo Campuzano Toca, Nayely Mileydy Cano Yupanqui, Mateo Cubillas Bolado,
Sofía Fuentes Sierra y Sarahy Yaretzy Valencia Muñoz. 1º ESO