Estudiantes de 1º de Bachillerato del IES Valle de Camargo han trabajado en el aula el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, abordando desde distintos prismas la violencia que se ejerce sobre las mujeres. Así, recogen datos de víctimas y denuncias por malos tratos en Cantabria y España, analizan la violencia vicaria o investigan sobre cómo reaccionan los agresores con sentimiento de culpa.
LA VIOLENCIA DE GÉNERO EXISTE
Por Darío Gómez, Hugo Herrero e Izan Salcines.
La violencia de género es un problema muy presente en la sociedad española, que afecta a miles de mujeres cada año como vemos en las estadísticas del Gobierno de España. A pesar de las diferentes leyes que defienden a las mujeres frente a esta forma de violencia, generalmente desarrollada por algún individuo del ámbito familiar o pareja, y la concienciación que se está desarrollando durante los últimos años, la realidad es que muchas mujeres siguen siendo víctimas de abusos y agresiones, tanto físicas como psicológicas.
Es fundamental reconocer que la violencia de género no es solo un problema individual, sino un fenómeno social. La persistencia de estereotipos de género, la normalización de la violencia en algunas relaciones y la falta de recursos para las víctimas son solo algunas de las barreras que existen actualmente contra la violencia de género, aunque cada vez se intentan implementar nuevos métodos de contacto y ayuda para las víctimas.
Desde el 2009, en España, existen más de dos millones de denuncias registradas por violencia de género, siendo el 2023 el año con más denuncias, casi doscientas mil. Esta cifra asusta a la población porque en los últimos diez años, 515 mujeres han sido asesinadas, una media de 52 mujeres por año, es decir, una mujer muerta por semana.
Todos estos datos que están ahí, que existen, son mayormente ignorados y la gente niega su existencia. Después de tantos años, la gente sigue pensando que la violencia machista no existe, cosa que es un gran peligro para la sociedad, una sociedad en la que lo habitual es ser machista y en la que se niega la existencia de este tipo de violencia.
Desde 2013, más de mil mujeres han perdido la vida debido a la violencia de género, algo que es muy triste y preocupante. Esta violencia, que muchas veces empieza de forma sutil, ocurre porque todavía existen ideas que sostienen que las mujeres deben ser tratadas de manera desigual. Aunque se han hecho esfuerzos para mejorar la situación, como leyes y campañas, todavía falta mucho para acabar con este problema.
Este es un problema que aquí en España es muy grave, sin embargo, hay países en las que las muertes anuales por violencia de género superan con creces las 100, que no dan tanta importancia a este tipo de violencia. Aunque, si tenemos en cuenta que en este país donde vemos cada día las muertes, conocemos los datos, se han puesto medidas y, pese a todo, hay miles de denuncias y evidencias, se sigue negando, simplemente se puede imaginar lo que sucede en el resto del mundo.
LA VIOLENCIA DE GÉNERO EN CANTABRIA: DENUNCIAS
Por Alejandro Jurado y Leo Mirón.
En lo que va de año no son pocas las víctimas por violencia de género en nuestro país, muchas de ellas ni siquiera habían denunciado y, otras tantas, no habían notificado indicios previos de violencia. Esto debe hacernos reflexionar sobre el mundo en el que vivimos. Un mundo en el cual una persona, sin motivo racional y en muchas ocasiones sin antecedentes violentos, decide matar a su mujer o pareja por el simple hecho de serlo. ¿Qué puede llevar a una persona a cometer semejante barbarie? En realidad, se trata de una escalada de comportamientos y acciones conocido como ‘Termómetro de la violencia’, algunos comienzan siendo insignificantes para la mayoría de las personas, como comentarios o malas miradas por cosas simples que pueden confundirse con los celos. Poco a poco esas acciones van aumentando de temperatura en el termómetro citado, el cual tiene como máxima el asesinato.
En lo que va de año se han recogido en Cantabria un total de 1.173 denuncias por violencia de género. Respecto al año 2023 estas denuncias se han visto reducidas considerablemente, pero eso no quiere decir que sean pocas ni que sea un dato que marca una tendencia clara. Donde más denuncias se han presentado es en Santander (municipio con un mayor número de habitantes), seguido de Torrelavega. En lo que va de año se han registrado en la capital cántabra en torno a 550 demandas del tipo viogén, es decir, por violencia de género. En oposición, el municipio que menos ha recogido en lo que va de año es Reinosa, con 23 notificaciones.
En los últimos años, desde 2021, no ha habido mujeres víctimas mortales de violencia de género en nuestra región, como tampoco ha habido menores víctimas de esa misma violencia denominada en este caso concreto violencia vicaria. Lo que no significa (a tenor de las denuncias) que no exista todavía un clima de violencia contra la mujer en nuestra comunidad autónoma. Estas cifras nos deben hacer reflexionar, procurar poner rostro a estas más de mil mujeres que se han visto obligadas a denunciar a sus parejas por miedo a perder su integridad física y emocional.
Fuente: Ministerio de Igualdad – Estadísticas
INOCENTES: VIOLENCIA VICARIA
Por Paula Agüeros y Jimena Aja.
El primer paso es asumir el problema, denunciar el desgarrador trauma que vivimos como sociedad. Día tras días los medios de comunicación nos bombardean con noticias sobre nuevas agresiones, abusos y asesinatos perpetuados por un hombre hacia su pareja o expareja sentimental. Pero estos asesinos no solo quedan satisfechos arrebatándoles la vida a aquellas que supuestamente eran la definición de amor dentro de sus vidas, sino que también se ensañan y hurgan en la herida abierta a través del fruto de su amor: los hijos.
Bebés, niños y adolescentes. No importa la edad o el género, lo único importante es el vínculo que les une con quien les dio la vida. No hay amor más puro que el de una madre hacia su hijo, al igual que no hay dolor más desgarrador que la muerte de un hijo. El asesino lo sabe, es consciente de ello, y es por eso por lo que actúa así.
Es deleznable cómo algunos sectores politizan estos crímenes y tratan de encasillar estos asesinatos en unos estrechos y poco inocentes conceptos (violencia doméstica o intrafamiliar, por ejemplo) que lo único que consiguen es cubrir con falacias la realidad. Las mujeres están siendo asesinadas día tras día por su pareja o expareja, incluyendo también una desgarradora lista de menores que también son víctimas si sobreviven a la madre. ¿En serio es ético y humano tirar balones fuera en esto? ¿Deben de seguir saliendo víctimas menores fruto del machismo de los adultos? Aquí la única respuesta correcta es un rotundo NO.
En 2024 han sido nueve los menores asesinados. Una cifra de las más altas de la serie junto con la de 2015 que también llegó a ese mismo número. Y 47 mujeres, en muchos casos, madres que dejan huérfanos. Historias rotas, infancias arrebatadas. Véanse los datos objetivos provenientes del Ministerio de Igualdad.
Se observa también dónde se ha perpetuado dicho crimen y si el asesino ha intentado acabar con su vida tras ello. Cabe destacar que, en 2024, han sido cuatro los asesinos que han recurrido al suicido como vía final. Su solución fácil.
Da igual los datos objetivos arrojados, las vidas de menores arrebatadas, los testimonios de los supervivientes o las consecuencias legales del crimen. El problema reside en la sociedad, en su ignorancia y el negacionismo.
La vergüenza (ya es hora) tiene que cambiar de lado, recaer en el asesino y en todo aquel que niega lo evidente. El asesinato de un menor es el mayor acto de cobardía posible realizado por un hombre. Urge la reflexión social, todos debemos de cambiar esto, ¿no creéis?
EL SENTIMIENTO DE CULPA DE LOS AGRESORES
Por Sara Acosta, Sergio Castañera y Sara Rivas.
Continuamente vemos casos de violencia machista y doméstica en los medios de comunicación mostrando, únicamente, la parte más visible de estos. Pero ¿alguna vez nos hemos planteado qué sucede dentro de la mente del agresor una vez cometido el crimen? En muchas ocasiones, el sentimiento de culpa se apodera de estas personas, llegando incluso a pretender acabar con su vida.
Según datos del Ministerio de Igualdad del Gobierno de España, desde 2003, que tenemos estadísticas, 1292 mujeres han resultado víctimas mortales a causa de casos de violencia machista. Solo este último año han sido 47. Si se estudian los datos se puede observar una clara relación entre el número de agresores que intentan quitarse la vida tras cometer el crimen, con el número de agresores que convivían con sus víctimas. El número de estos agresores que se intenta suicidar, aunque no logren su objetivo, ya sea porque son frenados por los cuerpos policiales o porque, al final, no tienen la fuerza de voluntad para llevarlo a cabo, representa el 35% de los casos en los que su víctima fatal es la mujer. Sin embargo, la cifra se incrementa hasta el 68% si el agresor convive con su víctima.
Por otro lado, los intentos de suicidio de los agresores que han acabado con la vida de menores son mucho más comunes en comparación con el caso anterior, llegando a alcanzar hasta el 66% de agresores que, llevados por la culpa, tratan de acabar con sus días. La convivencia, en este caso, no es tan determinante en la decisión del agresor. Frente al 68% mencionado anteriormente de personas que conviven con las mujeres asesinadas, solamente el 56% de los niños asesinados compartía techo con su homicida, que, aunque representa más de la mitad de los casos de víctimas mortales de menores, es bastante menor que la semejante en los casos en los que la víctima mortal es una mujer.
Estos datos se pueden ver reflejados en casos reales como el ocurrido en Cataluña en el mes de agosto. Un policía jubilado asesina a su actual pareja y también a su exmujer. Después de cometer el asesinato, el hombre se suicidó con su misma pistola.
Por lo tanto, se puede afirmar que existe una estrecha relación entre los intentos de suicidio del agresor y su convivencia con las víctimas. También se puede comprobar que el sentimiento de culpa o arrepentimiento es mayor cuando el asesinado es un menor que cuando es una mujer, ya que estos agresores consideran a la mujer de su propiedad y disponen de ella como placen.
Estos comportamientos se observan desde siglos atrás como bien se plasma en la literatura universal (desde episodios puntuales hasta relatos enteros de carácter misógino) desde los orígenes de la civilización.
Urge detener de una vez por todas el avance de estas actitudes misóginas que sólo generan dolor y sufrimiento principalmente a las mujeres, pero también, aunque una medida mucho menor, a los hombres que aún a día de hoy siguen siendo víctimas de una mentalidad arcaica propia del viejo patriarcado. Es necesario, para ello, afrontar el problema de raíz siendo la educación en valores desde edades tempranas la manera más eficaz para evitarlo y, por ende, acabar erradicándolo.
Fuente: Portal estadístico Ministerio de Igualdad Gobierno de España
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