Un año después de la Marcha Mundial contra la Explotación Laboral Infantil, este estudiante nos recuerda que los métodos esclavistas contra los más débiles continúan ahí. Los culpables: las grandes multinacionales occidentales, que se asientan en países del tercer mundo para aprovecharse de la miseria de la población y explotar sin ningún tipo de escrúpulo a la infancia.

Miles de personas se están manifestando contra la explotación infantil, se quejan y nos conciencian de que hay 250.000.000 niños en todo el mundo trabajando en condiciones infrahumanas, trabajan en África (32%), América Latina (7%) y Asia principalmente (61%), pero los que les hacen trabajar son las grandes multinacionales occidentales, que les pagan una miseria y después cobran una burrada por el mismo producto.

Los «compradores de niños» conocen perfectamente a sus víctimas y saben sus problemas económicos, así que un día van y les lanzan su propuesta que, en la mayoría de los casos es mandar a su hijo a una fábrica para ayudarles a sobrevivir.

Estos padres no tienen prácticamente otra oportunidad y dejan marchar a sus hijos, pero al cabo de un tiempo se dan cuenta de que ese dinero no aparece por ningún lado y se sienten estafados, intentan todo por salvarles, pero las empresas les responden que su hijo todavía no ha trabajado lo suficiente como para poder ahorrar algo de dinero, sino que tiene deudas con la fábrica en concepto de alimentación, y de alojamiento (suele ser la misma fábrica).

Condiciones infrahumanas

Pero de vez en cuando, consiguen liberarle y se encuentran con una persona completamente distinta, ya que en la fábrica no le alimentaban bien, y su sitio para dormir, era el mismo suelo, por lo que contraía enfermedades que nadie se preocupaba por erradicar.

En resumidas cuentas, no les dan las condiciones mínimas para no ya vivir, sino para sobrevivir.

Pero, felizmente, las grandes multinacionales, como Nike, Reebok y Levis Strauss han sido presionadas por las O.N.G., y están creando nuevas leyes para impedir que en sus fábricas no ocurran este tipo de contrataciones.

Pero el problema no es tan sencillo como parece, ya que en la última Cumbre Internacional sobre Formas Intolerables de Trabajo Infantil, celebrada en Ámsterdam el año pasado, muchos adolescentes aceptaban su esclavitud, porque si no, no podrían sobrevivir ni ellos ni su familia; pero, eso sí, decían que querían trabajar en condiciones dignas y con un salario normal.

Los países donde más trabajo infantil hay, son principalmente los asiáticos, como la India, Pakistán, donde, en sus fabricas de alfombras, más de la mitad de sus trabajadores son niños.

Pero, en otros países, no les hacen trabajar en una fabrica, sino que les hacen prostituirse, lo cual debería ser erradicado rápidamente.

En conclusión, creo que no sólo se debería erradicar la esclavitud y la explotación totalmente, sino que también se deberían mejorar las condiciones laborales no solo de los niños que trabajan, sino también del resto de «mano de obra barata» que las multinacionales emplean en la mayoría de los países sudamericanos, asiáticos y africanos.

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