La Fuentona tiene los misterios del Guadiana y del mar; las virtudes de las mejores, más frescas y cristalinas aguas; el encanto de su desconocido origen y el halo de una leyenda de anjanas, de aquellos mitos que Manuel Llano llevaba a las páginas de sus obras escritas en Cabuérniga.

Es el río que nace allí en una oquedad de la roca y se escapa a borbotones por mil agujeros más, como fugitivo que la mole de roca persiguiera; su manantial es grande, por eso se llama La Fuentona. Y en tan sólo dos kilómetros de recorrido antes de entregarse al Saja, del que es tributario, ha tenido tiempo para hacer cavilar a las gentes sencillas del pueblo y traer en jaque a los geólogos y espeleólogos.

La fuente que para el habitante de Ruente es su mismo símbolo, mantiene un fluir constante, pero con una diferencia de algunos centímetros de nivel cada seis horas, como si de una marea se tratase.

La Fuentona sigue manando con misterio, dando agua al pueblo y a otros desde allí, a través de captaciones. La Fuentona es un mito y un símbolo, la vida misma de un pueblo cántabro.

20 DE ENERO DE 1970

Ruente estaba el martes de fiesta. Una fiesta motivada por el agua.

En Ruente hay un gran manantial que sale de debajo de una peña. No es un manantial cualquiera, puesto que es el mayor afluente del Saja. Esta fuente, que puede que tenga un aforo en época de verano, de más de mil litros por segundo, tiene sus caprichos. Y uno de esos caprichos es… darse en huelga.

Este río, en contraposición de otros que son un simple regatucio y lleva el nombre de río; éste, repetimos, se conforma que le llamen fuente. Una fuente de mil litros por segundo en época de estiaje, ya es fuente de veras. Y este día había, sí , bastante más del doble.

El caso es que de repente dejó de salir agua. Ello ha ocurrido alguna que otra vez, pero dura unos minutos; ayer duró cinco horas y media. Lo cual dio motivo para que toda la gente se echara a la calle a contemplar el cauce seco, donde se debatían en tremenda agonía miles de truchas y anguilas.

Era un espectáculo ciertamente, pero no exento de temor, porque de no volver el agua se creaba un problema tremendo al pueblo. Desde las ocho y media de la mañana hasta la una y media.

¿A qué misteriosa causa obedece este fenómeno? ¿Qué detiene el agua y dónde? Porque no es una fuente cualquiera, pues el volumen de agua, detenida durante cinco horas, tiene que ocupar una superficie tremenda. Además, el fenómeno alcanzó a todas las pequeñas fuentes del pueblo, que sufrieron los mismos efectos, lo que hace suponer que todo ello es la misma corriente subterránea.

A las tres horas de paralizarse la corriente, tres hombres se adentraron cueva adelante por donde suele salir el agua, pero ante el riesgo de que pudiera volver de repente optaron por salir; la exploración sólo duró unos seis u ocho metros, pues la linterna que llevaban era pequeña.

Lo curioso del caso es que una vez vuelta el agua, ésta no arrastraba ni barro ni canto alguno, como era natural que hiciera tras una detención de esta cuantía. Sí salía un poco turbia, muy poco, y a los diez minutos estaba completamente clara.

29 DE ABRIL DE 1971

Falta el agua por lo menos de 2 de la madrugada hasta las 4,15 sin saber si antes de las 2 no manaba.

19 DE ENERO DE 1984

Sólo manaba el ojo grande del nacimiento y se secaron los demás manantiales.

20 DE SEPTIEMBRE D E1991

El flujo de agua de la Fuentona de Ruente quedó bruscamente interrumpido en la tarde de ayer por espacio de dos horas, tras la cual se reanudó normalmente. Este hecho geológico, que pudiera deberse a la existencia de un sistema sifónico en la cueva donde nace el manantial, no se registraba desde enero de 1970. De haberse prolongado más de cinco horas este extraño fenómeno, por el que queda seco el cauce de la Fuentona, los municipios de Cabezón de la Sal y Reocín hubieran quedado sin suministro de agua potable, dado que sus redes de captación están conectadas a este manantial.

A las 15,30 horas, los vecinos de Ruente pudieron comprobar una imagen de la Fuentona que no se producía desde hace 21 años. El repentino corte del flujo del agua, levantó una inusitada expectación entre los habitantes de esta localidad. Hasta que a las 17,30 horas no volvió a salir el agua de la cueva de la Fuentona, aparecieron en el cauce completamente seco del manantial, unas 30 truchas muertas por asfixia.

Algunos vecinos penetraron en la cavidad de la Fuentona para intentar averiguar las causas de esta repentina sequedad. Minutos antes de brotar de nuevo el flujo de agua, una de las personas que se adentraron en la cueva dijo a los vecinos: «Suena como si quisiera volver a salir otra vez».

Catalogada como punto de interés geológico en el Instituto Nacional del IGME, la Fuentona de Ruente es una surgencia natural por la que desagua un karst subterráneo desarrollado en rocas carbonatadas de la edad jurásica.

17 DE MARZO DE 1996

La famosa Fuentona de Ruente se secó durante media hora, entre las cinco y media y las seis de la tarde. Fue todo un espectáculo, presenciado por numerosos vecinos que dejaron casas y bares para asistir al acontecimiento y recoger los peces que se quedaron sobre las piedras.

El fenómeno duró media hora. A las seis La Fuentona volvió a ser la de siempre. El agua brotó de nuevo y siguió cauce abajo.

LAS ANJANAS DE RUENTE

Manuel Llano escribió una leyenda titulada «Capas de terciopelo», referente a las anjanas de Ruente. La transcribimos aquí: «En Ruente había unas anjanas que eran muy chicas y dormían las noches de primavera y verano debajo de los helechos. Por el invierno se guarecían en los árboles que estaban huecos, aunque dicen que tenían palacios debajo de los montes pero no querían vivir en ellos por hacer penitencia».

«Las anjanas eran muy viejas y se casaban de mozas con los anjanos, que eran muy buenos, muy gordos y muy bajos, que tenían tres ojos, dos en la cara, que eran negros y el otro un poco más arriba de la nuca, que era colorao. Las anjanas y los anjanos tenían unas hijas muy guapas y unos hijos muy nobles que cuando empezaban a ser viejos eran anjanos. Las anjanas tenían tesoros escondidos para dárselos a las familias buenas que tuvieran reveses y desgracias. Se vestían con una capa negra de terciopelo y gastaban una sandalias que les hacían los anjanos de piel de las comadrejas que aquí las llamaban bonucas. Los anjanos usaban unos vestidos de piel de oso y andaban descalzos. Dicen que robaban el dinero a los ricos egoístas que no daban limosna y a los que tenían mucha avaricia. Lo que robaban se lo metían en las alforjas a los pobres de los caminos mientras que dormían la siesta en las cunetas, debajo de los árboles».

«Las hijas eran anjanas después de casarse, y de mozas se aparecían a las muchachas enamoradas que las despreciaba el novio y las consolaban. Los hijos de las anjanas se casaban con los hijos de otra anjana, y cuando eran mozos se aparecían a los muchachos enamorados que no les quería la moza y también los consolaban. Las hijas se podían convertir en tórtolas, en palomas y en golondrinas y también en rosales, y los hijos en jilgueros, en conejos, en liebres y en laureles. Sus padres se podían convertir en todos los animales nada más mirando al cielo y diciendo una palabra que nada más que la sabían ellos».

«Cuando se casaba una anjana bajaba a los palacios de los sus padres y se quedaba en ellos el matrimonio hasta que pasaba el verano. Los casamientos se hacían al empezar las primavera. Había otras anjanas que no se casaban nunca y vivían en unos palacios debajo de los remansos de los ríos… y aunque entraban en los ríos no se mojaban nunca».

 

Trabajo original