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Nº 131
ENTREVISTAS / CUESTIONARIO 10
Entrevistas con personajes históricos: Juana I de Castilla

Por Cristina Sobrino, estudiante de 3º de ESO del IES Las Llamas de Santander.

El objetivo de este trabajo fue desde el principio acercar la historia a los alumnos a través del conocimiento de sus principales personajes. De esta forma, el alumnado puede comprender mejor las decisiones que se acordaron en asuntos de diversa índole en este período histórico. Para ello han realizado entrevistas a personajes históricos, en este caso a Juana I de Castilla.

Juana I de Castilla.

 

BIOGRAFÍA

Nació el 6 de noviembre de 1479 en Toledo y murió el 12 de abril de 1555 en Tordesillas. Fue reina de Castilla desde 1504 hasta 1555 y de Aragón y Navarra desde 1516 hasta 1555, pero desde 1506, no ejerció ningún poder efectivo y a partir de 1509 vivió encerrada en Tordesillas, primero por orden de su padre, Fernando el Católico, y después por orden de su hijo el rey Carlos I.

En 1496 contrajo matrimonio con Felipe el Hermoso, archiduque de Austria, duque de Borgoña y conde de Flandes. Tuvieron seis hijos. Por muerte de sus hermanos Juan e Isabel y de su sobrino Miguel de la Paz, se convirtió en heredera de las coronas de Castilla y Aragón. A la muerte de su madre, Isabel la Católica, en 1504 fue proclamada reina de Castilla junto a su esposo, y tras morir su padre, Fernando el Católico, en 1516, pasó a ser nominalmente reina de las coronas que conformaron la actual España. El levantamiento comunero de 1520 la sacó de la cárcel y le pidió encabezar la revuelta, pero esta se negó y su hijo volvió a meterla en la cárcel.

Fue apodada "La Loca" por una supuesta enfermedad mental alegada por su padre y su hijo para apartarla del trono y mantenerla encerrada de por vida.

 

CONTEXTO HISTÓRICO

Juana gobernó durante una de las épocas más esplendorosas de España, que estaba dividida en reinos y su única religión era el catolicismo. España acababa de pasar por el primer reinado de una mujer y las Cortes no podían permitir que volviera a pasar.

ENTREVISTA

Pregunta.- Buenos días doña Juana. Es un honor que me recibáis en su palacio. Me gustaría haceros unas preguntas.
Respuesta.- Gracias a vos por alegrarme el día con su visita, adelante.

P.- ¿Qué sucede tras la muerte de vuestra madre?
R.- Tras su muerte yo, como primera heredera viva, heredé el Reino de Castilla, mas mi madre, influenciada por mi padre y su deseo de gobernar el más amplio y poderoso de los reinos del momento, consiguió convencerla para que en su testamento dejase escrito que en el caso de que yo no estuviese capacitada para gobernar lo haría mi padre. A pesar de que en las Cortes nadie me invalidó, no pude gobernar porque hace 46 años me encerraron en esta torre de la que todavía soy presa.

P.- ¿Cómo han sido estos años de cautiverio encerrada en Tordesillas?
R.- Duros y difíciles. En muchas ocasiones utilizaron la fuerza para obligarme a comer o ir a misa. Me ocultaron mucha información políticamente sensible e incluso durante cuatro años me ocultaron la muerte de mi padre. Solo tenía el consuelo de mis dos últimos hijos, Catalina y Fernando, hasta que hace unos años me los quitaron; a Fernando para educarlo en Flandes y un poco después a Catalina, para casarla con el rey de Portugal.

P.- ¿Por qué os negasteis a encabezar el levantamiento comunero?
R.- ¿Cómo iba a desconfiar de mi propio hijo? No hice otra cosa sino confiar en su gobierno, aunque haciéndolo tuviese que estar encerrada para siempre en este palacio, pues después de haberle dejado de lado, criándose sin su madre, no pude negarle el derecho que él, como primogénito, tenía para continuar gobernando el Reino de Castilla.

P.- ¿Os arrepentís de algo en vuestra vida?
R.- Solo de uno de mis pecados: yo no puedo llamarme madre después de haber dado a luz seis veces, porque tan profundo era el amor que sentía por Felipe, que no fui capaz de amar a nadie más en este mundo, mas sé que Dios en su infinita misericordia sabrá perdonarme y me acogerá en su gloria.

P.- ¿Cómo es posible que un padre encierre a su hija?
R.- No fue otra cosa sino la codicia y las ansias de poder lo que le cegó y no le permitió ver que yo ni quería ni podía gobernar sola, pues como hija suya que soy confiaba plenamente en él para que me ayudase a gobernar. Lo mismo le pasó a mi hijo Carlos que, influenciado por las Cortes que habían servido a mi padre, permitió que me quedase encerrada.

P.- ¿Qué influencia tuvo la religión en vuestra vida?
R.- Pues la verdad es que poca, lo que me provocó problemas, ya que Carlos mandó a los marqueses de Denia, mis carcelarios, que me obligasen a ir a misa y a confesarme; mas ¿qué pecados puedo haber cometido? ¡Si llevo media vida aquí metida!

P.- ¿Os veíais capacitadas para gobernar Castilla, Navarra y Aragón vos sola?
R.- No, por eso yo quise gobernar con mi padre, Fernando el católico, como consejero; el que junto con mi madre había llevado a España a ser uno de los imperios más grandes y poderosos. Pero él prefirió quedarse con el trono.

P.- ¿Fue Felipe el Hermoso el culpable de vuestro, a veces, comportamiento imprevisible?
R.- Sí, porque él pronto dejó de quererme, y cada noche que pasaba sin él sabía que él no estaba solo, que a su lado tenía a otra mujer, una que no era yo, lo que me llevó a vigilarle cada vez más, llegando incluso a ir a una fiesta estando embarazada de mi segundo hijo, Carlos, que le tuve que parir en las letrinas de los baños del palacio de la fiesta. Llegué incluso a agredir con unas tijeras a una de sus amantes. Me llaman loca por luchar por lo que quiero, pero yo he vivido de la única forma que sé hacerlo.

P.- ¿Cómo fue vuestra vida en las Cortes de Flandes?
R.- Aunque Felipe me era infiel, yo allí era feliz, podía verlo y abrazarlo cada día de mi vida, sabiendo que a él le gustaba estar en Flandes, lo que me hacía disfrutar más aquel lugar.

P.- Habéis tenido una vida dura, ¿cuál ha sido el acontecimiento más doloroso que habéis vivido?
R.- Mi vida entera ha sido un conjunto de malos infortunios, pero sin duda el peor golpe que Dios ha querido que me dé ha sido la muerte de mi esposo Felipe. Aunque él ya no me quería yo le amaba profundamente y los ocho meses que estuve caminando junto a su féretro fueron los más duros de mi vida, pues el que fue el amor de mi vida, mi único y verdadero amor, había muerto.

 

CONCLUSIÓN

Juana pagó las ganas de poder que tenían su padre Fernando el Católico, su marido Felipe I 'El Hermoso' y su hijo Carlos I. Pero a pesar de todo lo que le hicieron, ella nunca dejó de quererlos, ni de confiar en ellos.

No cabe duda de que Juana fue una mujer situada fuera de su tiempo, porque a pesar de que sabía que tenía que estar callada, ella no pudo soportar la humillación que eso supone y decidió emprender la lucha por su cuenta contra las infidelidades de Felipe, lo que consiguió que la tomasen por loca, solo por defender lo que quería; aunque también es cierto que en muchas ocasiones actuó de manera desequilibrada y sin pensar, como cuando agredió a una empleada del hogar con unas tijeras, que no deja de ser un acto de amor.

Por estos aspectos, nos olvidamos de una de las características más importantes de Juana, que era una mujer muy lista que desde muy pequeña aprendió latín y mostró sus dotes para artes como la danza o la música. Yo creo que se debería conocer a Juana por la inteligencia y no por las crisis nerviosas que sufría por su amado. En cualquier caso, su vida nos deja una pregunta: si Juana hubiese sido un varón con pequeños brotes de locura, al igual que Juana, ¿su padre le hubiese encerrado o hubiese permitido que reinase? Nunca sabremos la respuesta, pero yo creo que le hubiese dejado gobernar, porque la España del siglo XV-XVI era demasiado machista como para permitir que dos mujeres seguidas gobernaran un reino tan sumamente importante en todo el mundo.

 


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