El tema que tratamos en este artículo es el de la clonación ¡Oh, qué bella es la ciencia! Tan exacta, tan científica… ¡Qué salvaje! ¿cómo es posible que vayan haciendo fotocopias de seres vivos? Este tema levanta polémica y discrepancia. Unos opinan: ¡fantástico, maravilloso, copias de nosotros mismos! Y otros dicen: ¡Qué bárbaro. Hacer copias de nosotros mismos!

Se darán cuenta, por el encabezamiento de que no estoy de acuerdo. Me parece inhumano. Imaginemos hipotéticamente el mundo lleno de clones. Vas por la calle y ves un espejo andante, pero es un ser igualito a ti. Y te preguntas: ¿Quién es él? ¿Quién soy yo? ¿Yo soy él? ¿Quién es el verdadero?

Imaginaos el desajuste y el shock mental que estas fotocopias podrían causar.

El que no esté de acuerdo es sencillamente porque es salvaje crear un ser sin vida propia prácticamente por jugar a ser Dios quitándonos el privilegio de ser únicos.

¡Nadie era igual hasta la llegada del Dr. Jekyll y Mr. Hyde! Y nos hicieron una copia. Ahora dos personas, hombre o mujer, americanos, por supuesto, a hacer copias miniaturizadas del niño. ¡Nosotros en versión de Micro Machine! Pero qué creen, ¿que el juguete somos nosotros? Lo que yo creo es que nos pasará lo mismo que al Dr. Frankenstein, nuestra creación acabará en nosotros.

Sin duda alguna, esta locura, acabará con nosotros. Ya tenemos una Dolly, y después ¿qué vendrán, fotocopias?, ¿una Moly?, ¿una Poly?, ¿Loly tal vez? Pero hombre, a este paso, cuando contemos las ovejas para dormir, en vez de hacerlas saltar una valla, las veremos saliendo de una máquina que las hace iguales.

«Un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la humanidad» ¡Anda ya! pero ahora ¿qué? ¿Vamos a pedir por reyes que nos traigan una Claudia Schiffer de encargo?

Imagínese, ya por enésima vez, el funeral del mayor criminal del mundo. Buscado en doce estados, 73 asesinatos, 14 secuestros, robos a mano armada… ¿Quién nos asegura que ha muerto? ¿Quién nos dice que no se ha hecho un clon? Puede ser un gran avance, pero también puede crearnos graves problemas.

Quizá lo mejor habría sido dejar a Dolly en la imaginación, dejarla en la fantasía, en un lugar de la mente donde su descubrimiento no hiciera daño a nada ni a nadie.

Sin dudarlo, y como he dicho, nuestra creación podría destruirnos, o como poco suplantarnos, creándonos problemas en nuestras actividades y relaciones diarias. Mi último veredicto para Dr. Jekyll y Mr. Hyde es: «PROHIBIDO COPIAR».

 

Trabajo original